Entrevista
a Sensei Tomita ( por Revista Cinturón Negro )
Tomado de la revista Cinturón Negro, 2010
Inexorablemente, nuevas voces pueblan el panorama
del Aikido a nivel mundial. El recambio generacional es un hecho; pese a las
buenas palabras de unos y otros, diferentes corrientes surcan las aguas
revueltas del intempestivo estuario del arte de Ueshiba en los albores del
siglo XXI. En esta labor de traeros a los más destacados personajes del Aikido
internacional hoy os presentamos al Maestro Tomita Seiji.
Tomita tiene no sólo un gran interés como maestro,
sino también como persona; pude percibir en él una gran sensibilidad hacia lo
abstracto, un sexto sentido enfocado siempre en lo intangible, un espacio
interior vivo en el que la descripción de sus percepciones personales del mundo
se superpone continuamente a la comprensión de la realidad. Indudablemente está
interesado en las formas pero para él, éstas únicamente tienen valor en función
de una experiencia y de unos contenidos que sólo responden a sus propias pautas
en la manera de afrontar el hecho de la vida y la evolución propias.
Espero que esta presentación no resulte demasiado
abstracta pero, creedme! Tomita me contagia con su forma de ser. Es difícil
describir a una persona que vive enfocada en lo intangible. Al tratar de
visualizarla te encuentras ante esa bruma en la que habita. De Morihei Ueshiba
se decía lo mismo. El mismo Tomita nos habla de ello, si bien él lo achaca al
cambio generacional y educativo.
Tomita es un guerrero, en el sentido de aquel que
busca batirse consigo mismo. Viene a Europa para instalarse en Bruselas y crea
la sede europea del Aikikai de Osaka, organización de la que formó parte en
Japón. Y lo hace para ponerse en situación de encontrarse a sí mismo.
Aparentemente contradictorio y evasivo en persona, se abre sorprendentemente
claro y sincero al responder a nuestras preguntas.
Gran interés especialmente para aquellos
interesados en el Aikido como una vía de auto encuentro y desarrollo personal.
Es sin duda un hombre peculiar, de esos que no se prodigan en los medios, pero
también es ese tipo de individuos que ha vivido mucho y con mucha intensidad.
¡Estos!, ¡estos son los hombres de los que se puede aprender a aprender! Por
eso hoy os lo traemos a éstas que son vuestras páginas.
Tomita Seiji Shihan, nació cerca de Kyoto en 1938.
A la edad de 6 años comenzó a practicar Sumo, Kendo, Judo, Karate y, más tarde,
se inició en el laido y en el Aikido. Su profesor fue el maestro Tanaka Bansen.
O Sensei Morihei Ueshiba, originario de la zona, visitaba frecuentemente su
Dojo en Osaka para impartir sus enseñanzas. Tomita Shihan recibió el grado de
Shodan en 1957, y continuó la práctica intensiva con el maestro Tanaka Bansen.
En 1969 crea la Fundación del Aikikai de Osaka y
más tarde el Aikikai de Taiwán. En 1988 se instala en Bélgica y abre en
Bruselas la BAN SEN JUKU, la escuela de las corrientes infinitas, como sede
central en Europa del Aikikai de Osaka. Está sumamente interesado en el
principio único fundamental, común a todas las Artes Marciales. Cuando enseña
Aikido, Tomita Shihan hace un amplio uso de armas y también combina la práctica
diaria del Aikido con el Iai (el arte de desenvainarla espada).
Cinturón Negro: ¿Por qué practica diferentes Artes Marciales como
el IAIDO?
Tomita Seiji
Shihan: Para mí es completamente imposible explicar
Aikido sin el sable real. Todos los movimientos del Aikido surgieron
básicamente bajo el sable. El lai es, por consiguiente, la entrada. Sin el
sable como arma fundamental, las Artes Marciales tradicionales japonesas no
existen. El lai es representativo, es el Arte Marcial tradicional básico. No me
refiero al laido moderno, principalmente con formas superfluas y moviéndose a
lo largo de líneas rectas, en el que la idea tradicional del Taisabaki está
casi perdida y olvidada. Algunos dicen que no es más que una actuación con
sable.
Pero como concepto básico, el lai todavía nos
transmite la forma de manejar el sable como una técnica tradicional e incluye
todos los elementos del Arte Marcial con sable, como la cortesía e incluso la
fuente de la respiración. Un sable real puede herirnos, es necesario
concentrarse, tener cuidado. Antes de desenvainar, debemos de tener en cuenta
las circunstancias que nos rodean. Hoy, el uso del Ken en Aikido casi ha
llegado a ser egoísta. Para el entrenamiento básico tememos que guardar la
esencia, mantener la línea de corte para poder hacer un marcado Taisabaki hacia
la línea de ataque y, en el mismo sentido, también la idea del Atemi.
C.N.: ¿Cómo aprendió laido?
T.S.S.: Mientras estaba practicando Aikido en Japón, tuve
la suerte de que el Gran Maestro Oomori Masao, de la Muso Jikiden Hasegawa
Eishin Ryu y Hooki Ryu Ogura Sinpu, fundador de la Shin Shin Ryu, KENBU y
SHIGIN (danza con sable y recitación de poesía china) asistiera a nuestras
clases de Aikido. Al acabar, me daba clases particulares.
C.N.: ¿Qué sentido tiene hoy la práctica del Budo?
T.S.S.: Podemos escoger cómo ver la vida, cómo dirigirla,
pero inevitablemente surgirán complicaciones, dentro de nosotros y con los
demás. La vida diaria es como un campo de batalla. Nuestro mayor desafío es
mantener nuestra mente libre y vivir apaciblemente a lo largo de nuestra
existencia.
La valiosa experiencia guerrera del SAMURAI con la
espada, fue reducida a su esencia por el sencillo carácter japonés y así se
creó el espíritu del BUDO, que nos enseña a vivir.
Actualmente, la vida es bastante pacífica, apenas
necesitamos las Artes Marciales para la defensa propia. Pero los logros del
Budo nos ofrecen la oportunidad de entrenar nuestra mente para actuar con
cuidado, para desarrollar la perspicacia, la concentración y salud, y para
mantener nuestra mente en calma mientras estamos ocupados.
El BUDO nos da el valor necesario para enfrentarnos
con dificultades, nos enseña a resolver problemas fríamente y sin miedo.
C.N.: ¿Qué importancia tienen las técnicas?
T.S.S.: Debemos sobrevivir todos y no solamente los
especialistas en Artes Marciales. Cada uno de nosotros es, en esencia, un
artista marcial, tenemos técnicas naturales de supervivencia. Somos guerreros
desde la misma concepción: hay muchos competidores entre los espermatozoides.
Todos debemos ser profesionales de la vida, no aficionados.
Cómo vivir es un sincero problema del BUDO. Vivir y
morir es una sola cosa, una única oportunidad. Queremos asimilar la mayor
cantidad posible de técnicas. Pero cuando tenemos que utilizarlas, sólo
necesitamos una. Debemos, por así decirlo, "cortarnos la cabeza y
simplemente actuar". En este sentido, la técnica se puede fundir con
nuestras acciones. Éste es un aspecto del BUDO, cómo manejar nuestro Kl en sí
mismo, como vida.
C.N.: Entonces ¿debemos olvidarnos de las técnicas?
T.S.S.: Así es. Siguiendo la mentalidad del BUDO, si
empezamos a pensar en qué técnica usar, perdemos la oportunidad. Es necesario
actuar: sólo lo suficiente, inmediatamente, espontáneamente, simultáneamente.
C.N.: ¿Es el principio único común a todas las Artes
Marciales?
T.S.S.: Al final, no hay Arte Marcial. ¿Cómo vivir
mejor? Si se comprende el Aikido no hay necesidad de darle el nombre de
"Aikido". Después de haber pescado el pez hay que olvidarse de la
red, pero hasta ese momento es necesario tejer una red sólida y fuerte. Existen
muchos estilos de Artes Marciales. Pero el principio es uno: MUSHIN, cómo vivir
con todas tus fuerzas, de acuerdo con las condiciones actuales. Sólo la
apariencia es diferente.
C.N.: ¿Cuál es el papel del equilibrio?
T.S.S.: Cuando se llevaban armaduras era muy difícil
hacer un corte o golpear con éxito. Entonces lo más importante era cómo
mantenerse en una situación favorable. Por otro lado, si se controla el
equilibrio del adversario y se lleva a su peor situación, no se necesita
ninguna técnica específica. Es la idea de YAWARA, la suave flexibilidad del
bambú o un muelle. Sea cual sea la técnica, y en cualquier circunstancia, la
práctica debe hacernos aprender la forma de mantener bien el equilibrio en todo
el momento. Para lograrlo, es necesario moverse desde el HARÁ como el centro del
propio equilibrio y desarrollar el verdadero significado de HARÁ: el
sentimiento de no tener brazos, ni piernas, el saber que nunca se pierde el
equilibrio incluso al rodar. No debemos movernos por medio de las manos y de
las piernas, sino por medio del punto de equilibrio, y todo nuestro cuerpo
seguirá las órdenes del comandante. Hay que moverse, pero sin moverse, sin
perder el equilibrio. Entonces podremos absorber el Kl de nuestro adversario
dentro de nuestro equilibrio, dejándolo así impotente. Si logramos hacerlo de
esta forma, podremos actuar todo el tiempo libremente, sólo como nosotros
mismos. Entonces no necesitaremos ninguna otra técnica.
Estar en equilibrio significa cooperar con los
principios del universo, significa estar en equilibrio con la gravedad de la
tierra y a través de ello con el universo entero. En ese sentido, estando en
equilibrio perfecto, somos parte del universo, somos el propio universo, como
dijo el fundador del Aikido.
C.N.: ¿Qué nos puede decir sobre el Ki?
T.S.S.: La forma de hacer surgir y mejorar el poder
natural del Kl es la especialidad del AIKI como BUDO. Debemos confiar en el
poder vital que todos tenemos como energía potencial, Kl o poder de la mente.
Entonces podremos manejarnos totalmente, no sólo con la fuerza muscular.
Todos podemos usarlo, todos tenemos igual Kl,
grandes y pequeños, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. La corriente de Kl,
como un arroyo de agua, es mucho más importante que las formas o técnicas. Es
la señal de estar vivo, es nuestra propia vida. Nuestra vida existe con la
corriente, desde el HARÁ con la respiración abdominal como una corriente de
aire, que estalla por medio de las técnicas como Kl a presión. De esa manera
podemos envolver a nuestro adversario en un torbellino de Kl. Los movimientos
que surgen espontáneamente de ese torrente son las técnicas reales. Entonces
podemos actuar de una manera libre, exactamente como el propio Kl espontáneo.
Ése es el significado de TAKE MUSU AIKI, o el nacimiento fresco de técnicas
según las circunstancias. El propósito principal del AIKIDO es alcanzar este
punto.
C.N.: ¿Cómo conoció a OSensei?
T.S.S.: Gracias a mi maestro Tanaka Bansen, a través de
cursos. Ueshiba visitaba con frecuencia el Dojo de Osaka.
C.N.: ¿Tuvo oportunidad de beneficiarse de las enseñanzas
esotéricas de OSensei?
T.S.S.: La manera que OSensei describía sus técnicas era
casi una explicación sintoísta. Era muy complicado, más allá del entendimiento,
incluso sin la barrera del idioma. Él utilizaba conceptos SHINTO que los
jóvenes no podían comprender.
Después de la guerra, la educación cambió mucho.
Además, era muy desconcertante para nosotros, su movimiento era cada vez
diferente, no mostraba dos veces la misma forma y realmente detestaba sólo
transmitir formas. Con la idea de entender a OSensei, intenté pasar por la
misma experiencia que él tuvo, hice purificación MISOGI y aprendí de tres
diferentes maestros que casi dieron una nueva traducción a sus explicaciones.
Tanaka Bansen estaba muy cerca de sus conceptos religiosos y de su vivido
interés en el Kotodama. Otro gran traductor fue Koichi Tohei (Ki no Kenkyukai),
quién explicaba el Aiki desde un punto de vista del Kl, y también Morihiro
Saito (Iwama), que insistía obstinadamente en la dura práctica básica y armas
en las que OSensei siempre hacía hincapié.
C.N.: ¿Por qué abandonó Japón?
T.S.S.: Yo vine a Occidente para comprender la cultura
oriental desde la distancia, desde el exterior, viviendo en Bruselas, la
capital de la UE. Dicen que hay que irse al extranjero para tener noticias de
casa. Quedándome en Japón, elegiría la comodidad de la evidencia y allí no
pensaría mucho en ello.
C.N.: ¿Qué sentido tiene una escuela en los tiempos de
las grandes organizaciones de Aikido?
T.S.S.: El número de alumnos a los que puede llegar la
enseñanza es limitado. OSensei enseñaba a pequeños grupos en privado, una
tradición del Budo. En un hipermercado se pueden encontrar muchos artículos,
pero si se quieren encontrar realmente productos de calidad hay que ir a una
tienda especializada. Cada uno es libre de elegir. Debes de encontrar un
maestro con el que congenies, si no lamentarás el tiempo que has perdido.
Todavía hay algunos maestros adecuados.
C.N.: ¿Qué diferencia existe entre profesor y alumno?
T.S.S.: La actitud es importante para ambos, como el filo
del sable. Un buen sable necesita una buena piedra de afilar. El maestro debe
tener buenos alumnos y estos un buen maestro. Enseñar es aprender.
C.N.: ¿Cómo ve Vd. la evolución del Aikido en estos
momentos?
T.S.S.: Existen muchos puntos de vista, algunos más
psicológicos y otros solamente físicos. En el peor caso, se llega a convertir
en una danza irreal, solamente idealista. El Aikido se desarrolla por
diferentes caminos. Pero, como en la historia de los ciegos y el elefante, lo
que necesitamos es atrapar la esencia, una visión global, en directa intuición.
La corriente principal del Aikido se basa en el segundo Doshu, KISHOMARU
SENSEI, que lo tradujo para las nuevas generaciones y popularizó el Aikido.
Pero parece que el sabor de la época de OSensei se está perdiendo cada vez más.
¿La política?, el Aikido es más "armonizar", sin embargo otros
piensan en "controlar". Las asociaciones deben favorecer las
condiciones para un buen entrenamiento, no para la política.
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Los seis ciegos y el
elefante ( cuento popular)
Nuestra
verdad es solo la porción de realidad que percibimos.-
En la Antigüedad,
vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para
ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos
quién era el más convincente.
Un día, discutiendo
acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo.
Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente
a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.
Puestos en fila, con
las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha
enfilando la senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta que
estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos
se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se
abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las
prisas hicieron tropezar y caer de bruces contra el costado del animal. “El
elefante –exclamó– es como una pared de
barro secada al sol”.
El segundo avanzó con
más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin
duda la forma de este animal es como la de una lanza!”.
Entonces avanzó el
tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la
trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento.
“Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto
sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del
animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la
resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.
El quinto de los sabios
se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma.
El elefante es más bien como un gran abanico plano”.
El sexto sabio que era
el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose
en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la
barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo
estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que
el tronco de una gran palmera”.
Satisfecha así su
curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les
conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra
retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían
experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los
demás estaban equivocados.