jueves, 27 de enero de 2011

Entrevista a Yamada Shihan

ENTREVISTA A YAMADA SHIHAN

Esta entrevista fue realizada por Michelle Feilen y Francisco Manchón (instructores-jefe de la Asociación Cultural Feilen Aikido) para la revista "Cinturón Negro - Budo Internacional". 2000.

 "Cortesía Howard Yanes, Zenshindojo, Caracas, VZLA"

A.C.F.A.-  ¿Qué fue lo que le condujo a la práctica de Aikido?
Y.Y.S.- Mi tío, Tadashi Abe Sensei, era Ushideshi (estudiante interno) de O’Sensei con lo cual, ya desde mi niñez, tenía conocimiento del Aikido. Y siempre esperaba poder empezar a practicarlo. Cuando llegó el momento, empecé y eso es todo. Debido a los lazos familiares de mi tío con la familia de O’Sensei fui aceptado como Ushideshi. Mi situación fue distinta a lo habitual, mi primer día de Aikido fue también mi primer día de Ushideshi.

A.C.F.A.- ¿Recuerda la primera vez que vio a O Sensei? ¿Puede comentar ese momento?
Y.Y.S.- Ocurrió en una demostración, no pública, efectuada para un círculo familiar muy íntimo, en su casa. Yo fui invitado gracias al vínculo que tenía mi tío con la familia de O Sensei y como cualquier persona, me sentía tan emocionado que no me acuerdo prácticamente de nada más.

A.C.F.A.-  Cuál es la enseñanza más importante que aprendió de O Sensei?
Y.Y.S.- Obviamente a parte del aspecto técnico, aprendí a ser una buena persona, generosa y gentil con los estudiantes.

A.C.F.A.- ¿Cree que el Aikido actual difiere mucho del que ustedes practicaban junto a O Sensei?
Y.Y.S.- Definitivamente sí. Si O Sensei viera la práctica actual se sorprendería mucho. Existen dentro del Aikido, muchas variaciones de carácter individual, muchos estilos. Esto es inevitable dada su naturaleza muy creativa. Lo importante es definirse por un estilo; todo el mundo es libre de seguir lo que le gusta, lo que es bueno para uno mismo. Hay muchas formas de seguir el Aikido. Nadie puede decir cual es la correcta y cual es la incorrecta. Es como la traducción de una gran obra. Siempre se pueden expresar distintos matices, distintas interpretaciones. Hay muchos traductores de O sensei y evidentemente la única manera de conocer a O Sensei y a su obra es a través de sus traductores.

A.C.F.A.- ¿Qué personalidades del Aikido han influido más en su desarrollo personal, tanto a nivel técnico como espiritual?
Y.Y.S.- Bien, personalmente considero que no copio a nadie. He intentado coger cosas de todo el mundo que son buenas para mí e integrarlas en mi persona, digerirlas al igual que una buena comida. Mucha gente opina que mi estilo es muy ortodoxo, de movimientos circulares y dinámicos siguiendo la línea de Kishomaru Ueshiba. Es lo que opina la gente.

A.C.F.A.- ¿Cómo definiría su técnica?
Y.Y.S.- Dinámica y elegante, bueno, por lo menos espero que sea así.

A.C.F.A.- ¿Qué representa Aikikai Hombu Dojo en nuestros días?
Y.Y.S.- Básicamente, Aikikai Hombu Dojo debería ser para nosotros un símbolo espiritual. Me apena que no exista esta relación entre Aikikai Hombu Dojo y los practicantes. Actualmente es más una relación de negocios (grados, certificados, etc.). Siento que el nexo espiritual se pierde. Aún así, todavía existe gente que siente esta relación pero también hay mucha a quien no le interesa. Esto podría representar un problema en el futuro, sobre todo cuando faltemos los nexos de unión: los traductores de O Sensei.

A.C.F.A.- ¿Qué opina sobre la proliferación de Federaciones y Asociaciones en todo el mundo siguiendo el estudio de diversos Shihans? ¿Cómo puede repercutir esto en la unidad del Aikido y su desarrollo en el futuro?
Y.Y.S.- Lo ideal sería una Federación que unificase todo, pero esto es absolutamente imposible. Es como lo de los estilos de Aikido. Ahora nos damos cuenta claramente de que es imposible y es ahora cuando tenemos que pensar cómo afrontar esta situación. Todos sabemos que no podemos unificar y sin embargo algunas entidades lo siguen intentando, como por ejemplo la International Aikido Federation (IAF). Todo el mundo tendría que tener derecho a ser miembro de la IAF.

A.C.F.A.- En su organización, todos los grados que usted otorga están certificados por el Aikikai. En Europa existen los grados nacionales otorgados por Federaciones, Asociaciones y los de Aikikai. ¿Cuál es su opinión sobre esta separación de grados?
Y.Y.S.- Entiendo que cada país tenga sus propias administraciones (distintos Ministerios, etc.). Algunos países no tienen otra opción, pero pienso que en la cuestión de los danes, estos deben proceder de la fuente original ya que tienen un significado espiritual. Para que esto sea posible, Aikikai Hombu Dojo debe ser comprensivo con las distintas problemáticas, debe ajustarse y flexibilizarse, ya que cada país vive distintas situaciones administrativas y financieras. Personalmente, siento que si Aikikai Hombu Dojo no hace nada al respecto para resolver este problema, cualquier país o los mismos Shihans otorgarán los certificados. Esto sucederá si Aikikai Hombu Dojo no ofrece alguna solución.

A.C.F.A.- Afortunadamente, sus visitas a Europa y especialmente a España, cada vez son más frecuentes. ¿Cómo ve la evolución del Aikido en Europa y especialmente en nuestro país?
Y.Y.S.- Europa, como continente, tiene una historia del Aikido muy larga pero al mismo tiempo muy confusa. Hay muchos Shihans y profesores. Obviamente existen muchos pensamientos, estilos y filosofías. Hoy en día hay más información, viajar es más fácil y la gente tiene la oportunidad de ver más Shihans, con lo que pueden acceder a distintas líneas de Aikido en todo el mundo. La gente tiene más oportunidades de comprobar lo que está pasando alrededor del Aikido, por ejemplo, en mi país (USA) los estudiantes no sólo me ven a mí y/o a los Shihan que hay en América, también tienen la oportunidad de ver a Tamura Shihan (Europa) o estudiantes que viajan de Europa a América. Reconozco que no estoy muy enterado de la situación en España, pero cada vez que vengo disfruto mucho enseñando. Siento que la gente de aquí tiene muchas ansias por aprender.

A.C.F.A.- Sus cursos se caracterizan, por lo que hemos comprobado a través de todo el mundo, por la asistencia de multitud de estudiantes de otros países. ¿Qué sentimiento despierta en usted el que estudiantes de puntos tan lejanos viajen para practicar bajo sus enseñanzas?
Y.Y.S.- Naturalmente, esto me hace muy feliz. Para mí significa que debo hacer bien mi trabajo. No solamente es bueno para mí, también es bueno para mi Dojo y mis alumnos que gente de todo el mundo venga tanto a mis Seminarios como a mi Dojo. Se crean vínculos de amistad.

A.C.F.A.- ¿Cómo ve la evolución técnica y espiritual de los altos grados a través de sus seminarios en todo el mundo? ¿Desearía darles algún consejo?
Y.Y.S.- Todos van por el buen camino aunque deberían volver de vez en cuando a las fuentes y ser más humildes.

A.C.F.A.- New York Aikikai se ha convertido, con el paso del tiempo (36 años de existencia), en un lugar de peregrinación para innumerables aikidokas de todo el mundo que van a su Dojo para profundizar en la práctica del Aikido. ¿Qué espíritu intenta usted inculcar en todos estos practicantes?
Y.Y.S.- Como he dicho anteriormente, siento un gran placer cuando veo gente de tantos países distintos venir a New York Aikikai. Pienso que no vienen sólo a verme a mí, también vienen para conocer a mis estudiantes, de los cuales estoy muy orgulloso. Mi Dojo tiene una atmósfera especial, no sé cómo describirla y no se cómo la he creado, pero mi lema es hacer que mi Dojo sea un lugar donde se pueda practicar sinceramente y a la vez se disfrute y de esta manera se creen lazos de amistad. Es bueno poder amar a los demás y sentirse a su vez amado. Quizás esa sea la atmósfera de la que hablábamos.

A.C.F.A.- ¿Qué objetivos le quedan por alcanzar en el mundo del Aikido?
Y.Y.S.- ¿Objetivos? Humm... Espero que algún día pueda tirar (proyectar) a la gente sin tocarla. (risas)

A.C.F.A.- Defíname con una sola palabra y en tres segundos las siguientes personalidades del mundo del Aikido:
Y.Y.S.- K. Ueshiba, un caballero,
           K. Tohei Sensei, carismático,
           O. Osawa Sensei, comprensivo,
           N. Tamura Sensei, un gran trabajador,
           M. Kanai Sensei, un samurai,
           K. Chiba Sensei, apasionado,
           Y. Yamada Sensei, flexible.

miércoles, 12 de enero de 2011

Aikido o la actitud del más fuerte

Aikido o la actitud del más fuerte

Tomado de la revista: "El Budoka”
 IIIª Época Nº 252  Pág.8-9


"Cortesía Howard Yanes, Zenshindojo, Caracas, VZLA"

Es habitual al escuchar la conversación entre dos practicantes novatos (y a veces no tanto) que los oídos se nos llenen de palabras y frases como “no-violencia”, “hacerlo sin fuerza”, “sólo necesitas la respiración”, etc. La actitud en sí, aunque correcta; es a veces por desgracia mal entendida.

La marcha del Aikido es paralela a nuestra vida. De esta forma desde el mismo momento en que nacemos nuestro cuerpo y espíritu sufren cambios que se reflejan en nuestros actos. Por tanto es lógico pensar que el Aikido que practiquemos tiene que estar en consonancia con nuestro momento. Aunque estéticamente distinto, la esencia del Aikido de un anciano o de un joven de 30 años debería ser la misma. Pero esta misma esencia surge de nuestro estado actual de la relación entre cuerpo y espíritu que, aunque en equilibrio tiene que ser necesariamente distinta. Así deberíamos percibir en los movimientos del joven el vigor que proporciona la edad, y en los del anciano la serenidad que da la experiencia.

Una de las definiciones de Aikido es 'la vía de la unificación de cuerpo y mente...,'. Pero para lograr este objetivo tenemos que trabajar las dos partes por igual y siempre de acuerdo con nuestro momento. Si nos decantamos más por una o por otra, el Aikido se desvirtúa. Los monjes Zen  llegan a su ‘satori' a través del cuerpo, sometiéndolo a un trabajo extremo a un ayuno feroz o por cualquier otro camino que les permita ‘romper' el cuerpo. Los aikidokas hemos de seguir el mismo camino: conseguimos nuestro ‘satori' rompiendo las barreras del cuerpo y eso sólo es posible con un entrenamiento duro y tenaz. De la misma forma que sólo unas tuberías fuertes y en buen estado conseguirán canalizar el agua, sólo un cuerpo fuerte conseguirá canalizar el ki con eficacia.

El espectro de edades que comprende la práctica es amplísimo desde la niñez hasta la tercera edad pero cada uno tiene que practicar con individualidad, llegando al límite en cada clase. Una persona de 60 años no puede forzar excesivamente sus articulaciones, y un joven de 20 años debe ser capaz de llegar al límite de sus fuerzas, avergonzándose ambos si no terminan la clase cansados. El mismo O Sensei Morihei Ueshiba endureció su cuerpo ante la perspectiva de dedicarse al Budo.

No pretendo discutir en el presente artículo de las diferentes corrientes de Aikido que han ido apareciendo a lo largo de los años, pero si quisiera hacer unos breves comentarios personales sobre ellas. El Aikido es una unidad estructural, formada por un conjunto de técnicas, una importante carga espiritual, el cultivo de la personalidad, etc. En la práctica normal, estas parcelas deben ejercitarse por igual y al máximo, y siempre de acuerdo con las posibilidades de cada uno. Si por el contrario, se cae en el error de potenciar unas en detrimento de otras, se pierde la unidad. Si nos limitamos a trabajar únicamente la parte espiritual del Arte, el Aikido se conviene en un camino excesivamente filosófico, apartándonos de la realidad. De la misma manera, si nos dedicamos a coleccionar técnicas de combate, perdemos un aspecto fundamental del Aikido, su aplicación en la vida diaria será incompleta y por tanto equivocada. No quiero con estos comentarios marcar las directrices de la práctica, todo lo contrario: cada uno debe saber por qué practica, y a dónde le lleva su práctica. De esta manera las clases pueden ser extremadamente duras en lo que a la parte física se refiere, pero siempre viendo más allá de la técnica de combate.

La gente, ante todo, tiende a coger prestado únicamente lo que le interesa, dejando de lado lo demás. Esto es lo que ocurre en algunos Dojos. Toman como modelo la práctica de O Sensei Ueshiba, pero de forma equivocada: se fijan únicamente en momentos puntuales de su vida, olvidando su trabajo anterior e incluso los orígenes del Aikido, obligando a personas potencialmente vigorosas a practicar como lo haría alguien 40 años mayor. De la misma manera. Si nos dejamos llevar al otro extremo nos olvidamos del trabajo de O Sensei en la vertiente espiritual y nuestro Aikido será también incompleto.

Cuando practicamos Aikido se debe focalizar. No se puede trabajar simultáneamente la técnica y la suavidad necesaria para que fluya el ki. Es por eso que hay momentos en que es necesario practicar con mayor suavidad, enfatizando aspectos importantes que sólo la práctica continuada permite captar, pero sin olvidar en ningún momento otros aspectos como los comentados en estas líneas.

La experiencia personal me enseña a valorar en su justa medida las diferentes formas en las que se manifestar el arte. La elaboración aplicada a los movimientos practicada por un gran maestro puede servir, una vez iniciado en el Aikido, para despertar nuevos retos en nuestro camino. Pero digo forma y no fondo, porque si las formas son distintas, el fondo es el mismo. Pequeñas variaciones pueden surgir fruto de la política particular del maestro en cuanto a la práctica (una mayor sensibilidad a las lesiones por ejemplo), pero son particularidades que no son importantes si se ve más allá.

Trabajemos por tanto de una forma completa sin dejarnos llevar por una violencia excesiva o por misticismos que no nos conducen a nada, Y sobre todo hagámoslo con un gran espíritu de superación, el único camino para avanzar.


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