martes, 1 de junio de 2021

SEIZA, GUNZA, TAIZA, KIZA, HANZA

SEIZA, GUNZA, TAIZA, KIZA, HANZA 

Tomado de: http://samuraibushi.simplesite.com/418905423. 
*Ajustes del Editor. 









 “Aunque sean muchas las reglas de etiqueta, con una práctica regular llegan a asimilarse de forma natural. No se sientan perturbados si se les corrige acerca de algún detalle, pues cada uno de ellos es importante para la seguridad de todos y tiene un objetivo preciso en el aprendizaje”. 
Mitsugi SAOTOME, “Aikido: O la armonía de la naturaleza”, Prólogos de Carmelo Ríos y David Jones, Ed. Kairós, Barcelona (España), 1993, pág. 281. 


Inclinaciones, reverencias o genuflexiones (Del lat. tardío genuflexĭo, -ōnis; Acción y efecto de doblar la rodilla, bajándola hacia el suelo, ordinariamente en señal de reverencia) son conductas regulares y reiteradas en un dojo, ya sea al entrar a él, cuando lo abandonamos, al kamiza, al sensei, a los sempai, a los demás compañeros antes, durante y después del entrenamiento. 

EL SALUDO EN JAPÓN 

La etiqueta y el ceremonial japoneses contienen una gran cantidad de simbolismos que inicialmente se nos escapan, pues provienen de una visión y una forma de vida diferentes, de una cultura más simbólica y con matices sutiles como relevantes en el lenguaje corporal y hasta en el lenguaje hablado. 

El saludo para los japoneses. El saludo consiste básicamente en una inclinación de la cabeza, para simbolizar humildad y respeto hacia la otra persona, así como amistad y admiración. En general, el contacto físico es una muestra de descortesía y lo consideran antihigiénico. Por eso no es tradicional que los japoneses se estrechen las manos al modo occidental sino que solo suelen hacerlo cuando hay extranjeros de por medio y están familiarizados con esta costumbre. 

Y es que el saludo no es solo un acto de cortesía sino algo más profundo. El inclinar la cabeza al saludar ante de una persona significa literalmente “entregar la cabeza” (頭を差し出す – atama wo sashidasu), pero no humillación ni sumisión. Es decir, el ofrecer la parte más débil del cuerpo humano (la cabeza) implica confianza y respeto hacia el receptor del saludo. Este gesto típico japonés de inclinarse se denomina Ojigi(/お辞儀). 

La reverencia se utiliza para dar la bienvenida, para las despedidas… y también para dar las gracias. 

El saludo, como vemos, es muy importante en Japón, tanto es así que las empresas suelen proporcionar formación a sus empleados en la forma de ejecutar correctamente los saludos. 

No obstante, los saludos son solo una de las múltiples opciones para mostrar respeto y humildad hacia otra persona. Dependiendo de a quién saludemos, emplearemos más o menos tiempo, y haremos una inclinación más o menos pronunciada. También es posible saludar por otros motivos: ante la presentación de un desconocido, por agradecimiento, para pedir disculpas, para felicitar a alguien, etc.

Los saludos se pueden dividir en función de la formalidad de los mismos, esto es, de informal a muy formal, con grados intermedios. Veamos una clasificación de algunos tipos de saludos:

• Saludo Superficial, 5 grados. Es una ligera inclinación de cabeza. La cabeza se echa hacia delante (no hacia atrás levantando el mentón como en occidente). Está indicado para amigos íntimos y es el más informal de todos (porque es el más corto y relajado). También puede ser usado por personas de mayor rango (en la sociedad o el trabajo) que el interpelado, cuya condición les permite no tener que mostrar tanta humildad. No obstante, el gesto de inclinarse, aunque sea ligeramente, muestra un reconocimiento hacia la otra persona.

• Saludo Informal, Eshaku (会釈), 15 grados. Se emplea con personas conocidas, sin una relación de intimidad, y consideradas de igual status, como un compañero de trabajo. 

Saludo de Respeto, Keirei (敬礼), 30 grados. Este saludo implica un mayor respeto y está reservado para los jefes o personas de rango superior, pudiéndose sobrepasar los 30º si se desea. No se debería usar con buenos amigos o familiares (salvo en contadas ocasiones). 

• Saludo de Mayor Respeto, Saikeirei (最敬礼), 45 grados. Se emplea cuando se ha de pedir disculpas por una falta grave. Este saludo muestra un alto grado de respeto o arrepentimiento y, por tanto, no se usa muy a menudo. 

Saludo de Rodillas, Dogeza (土下座), con la frente en el suelo. Es un saludo muy excepcional, habitual en películas de samuráis (cuando un guerrero o sirviente está en presencia del Daimyo o señor feudal). En la actualidad, podría emplearse cuando se ha cometido una falta terrible, tanto que no existe otra manera de expresar una disculpa adecuada, o durante la práctica de algún arte marcial. 

 Puede suceder que cuando al saludar a alguien, la persona mantenga el saludo más tiempo del esperado (2 ó 3 segundos), en cuyo caso se debe de volver a saludar, pudiendo provocar un nuevo saludo de la otra persona y entrar en un bucle de saludos, pero cada vez con menos inclinación. 

Para comenzar a explicar el Reishiki primero debemos saber que la influencia de las religiones de Lao Tse (taoísmo), Confucio (Confucianismo) y Bodhidharma (Budismo Zen) transformaron las artes marciales con sus aportes filosóficos y doctrinales, dándole forma a muchos de los conceptos del Budo actual. Por supuesto el Reishiki no quedó exento de la influencia de estas corrientes religiosas y filosóficas. 

KANJI REI (SALUDO). 

Existen muchas palabras usadas en el dojo que incluyen el término REI, como son Reiho, Reigi, Reigisaho, Reisansoke o Reishiki

Veamos los caracteres chinos empleados en la escritura japonesa por separado: 

• 礼 (Rei). 

Traducido comúnmente como “saludo”, posee además las siguientes connotaciones: costumbres sociales, modales, rito, comportamiento social adecuado (en el confucianismo), propiedad, cortesía. 

El mismo kanji es usado en el código del Bushido para Respeto (una de las siete virtudes). Indica que los samuráis no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no seríamos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros. El respeto con todos es un gran ejemplo de humildad y requiere más fuerza y contención que la agresión o el dominio (comportamientos nacidos de la inseguridad). 

Este carácter ya lo empleaban los chinos para Li (礼, decoro o etiqueta). Es una de las cinco constantes para la promoción de las virtudes en el confucionismo. Se refiere a cualquiera de las funciones sociales seculares de la vida cotidiana. Li se codificó y se trató como un sistema integral de normas para orientar la conveniencia o cortesía en la vida cotidiana. Confucio trató de revivir la etiqueta de dinastías anteriores.

Es importante tener en cuenta que, aunque a veces Li se traduce como "ritual" o "ritos", tiene un significado especial en el confucianismo, diferente al religioso, pues los actos de la vida cotidiana se consideran rituales. Los rituales son prácticas reglamentadas que la gente suele realizar, a sabiendas o no, en el curso normal de sus vidas. Trata de dar forma a estos rituales para que posean un contenido y conduzcan a una sociedad e individuo saludables. 

• 法 (ho): método, ley, regla, principio, sistema, estatuto, arte, modo. 
• 式 (shiki): tipo, estilo, formula, ceremonia, ritual, función. 
• 儀 (gi): ceremonia, regla. 
• 作 (sa): uso, empleo. 
• 三 (san): tres. 
• 息 (soke): respiración. 

Por tanto, podríamos definir los siguientes términos: 

Reishiki: Formas ceremoniales, etiqueta. 

Reiho: Reglas de cortesía. 

Reigi: Arte de la etiqueta, modales. 

Reigisaho: Mantenimiento de las formas. 

Reisansoke: Método de las tres respiraciones. 

En Japón el Reishiki fue desarrollado en gran medida durante el período Tokugawa (1603-1868). El gran movimiento neo-confucianista de la época fue el gran impulsor, infundiendo a la ceremonia del saludo el sentido jerárquico que lleva hoy en día. La idea de que toda autoridad proviene de un lugar superior y que todo el mundo tiene su lugar en el orden de las cosas se vio reforzada por el grado de inclinación al saludarse. 


En la corte imperial siempre destacó el Reishiki, hábito adoptado por los bushi. La corte del shogunato adoptó estas costumbres y los samuráis de todo el país comenzaron a utilizar estos protocolos. 

No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes de que los bushi crearan sus propios protocolos distintivos de etiqueta. En la era Tokugawa la acción de inclinarse fue más allá de un simple reconocimiento de la autoridad llegando a convertirse en la forma de actuar correctamente en todo momento. 

El Reishiki fue lo que permitió a los samuráis de Edo disfrutar de cierta libertad, sin ofender ni ser ofendidos, y también mantener un estado de alerta en todo momento. Era tanto una cuestión de seguridad como una cuestión de corrección y cortesía. Con una atención constante a cada movimiento externo, la mente del guerrero debía de estar despierta en todo momento (zanshin). El no ser descuidados reducía la posibilidad de incidentes. 

Es este aspecto de la etiqueta samurái el que se incorporó a las artes marciales. Los saludos son una forma de practicar con seguridad y vigilia. 

 "Budo comienza y termina con Reishiki". 

Lo cual no quiere decir que movamos la cabeza al inicio y final de una clase, sino que el Budo es Reishiki. La etiqueta no es "añadida” sino parte integrante del arte. 

Podemos decir que las artes marciales japonesas están basadas en el Bushido, donde el Reishiki es tan importante como las técnicas. Los actuales Budos son los descendientes modernos de los antiguos Jutsu, donde la muerte estaba muy presente. En base a esto, es evidente que necesitaban cambiar la actitud mental para la práctica. 

En algunos dojos los estudiantes se inclinan y saludan ante un altar. Esto no representa, en modo alguno, una adoración ni posee un significado religioso profundo. Supone mostrar respeto a los maestros del pasado, que dedicaron sus vidas a la formación y la transmisión de sus conocimientos, los cuales tenemos el privilegio de poder disfrutar hoy en día. 

Dice Saotome sensei

“El Aikido no es una religión sino un método de educación y perfeccionamiento del espíritu. No se espera tu adhesión a una doctrina religiosa sino que mantengas la mente abierta. El saludo no es parte de una ceremonia religiosa sino de una manifestación de respeto por el espíritu de la inteligencia universal que habita en cada uno de nosotros. 

La ceremonia del inicio y el final de la clase consiste en un saludo dirigido al shomen. Después se golpean dos veces las manos y vuelve a saludarse al shomen, el Sensei y los practicantes. Los saludos dirigidos al shomen simbolizan el respeto por el espíritu y los principios del Aikido, un signo de gratitud hacia el Fundador. Las dos palmadas representan la unidad, el musubi. La primera envía la vibración hacia al mundo espiritual. La segunda recibe el eco de dicha vibración y conecta tu espíritu con el del Fundador y la Consciencia universal. Ambas vibraciones son el resultado de tus convicciones y actitud espiritual.” 

Mitsugi SAOTOME, “Aikido: O la armonía de la naturaleza”, Prólogos de Carmelo Ríos y David Jones, Ed. Kairós, Barcelona (España), 1993, págs. 281-282. 

Saludar al sensei y dirigirse a él por el título correcto, es mostrar respeto por su experiencia, su capacidad y su esfuerzo, puesto que sin maestros no habría estudiantes. Implica un compromiso de esfuerzo y constancia en la práctica por parte del estudiante, para intentar ser lo mejor posible, tanto como persona como artista marcial. Antaño, en el templo shaolin y en algunos dojos, antes de aceptar a un nuevo discípulo primero se valoraban sus formas y humildad. Un saludo verdadero, con honor y respeto genuinos, muestra que uno está dispuesto a asumir la disciplina de las artes marciales. 

Es importante mostrar respeto a todos por el duro trabajo realizado, así como por su valía como seres humanos. Esto exige no tener ningún resentimiento hacia el compañero y permanecer siempre concentrado y calmado durante el entrenamiento. 

Saludar a un compañero significa un compromiso para con él: compromiso de respeto, de intentar no herirlo, de hacer todo lo posible para progresar y ayudarle a progresar, de respetar las consignas del profesor. Es una forma de dar la palabra, así pues, es importante saludar bien y respetar este compromiso.

Al principio de la práctica, los saludos permiten olvidar las preocupaciones exteriores y prepararse mentalmente para la misma. Al final, es una vuelta a la calma, se respira tranquilamente, se piensa en todo lo aprendido y practicado para memorizarlo mejor. Es indispensable entender el significado de los rituales, puesto que su entendimiento facilita su cumplimiento. 

Un viejo proverbio chino reza: 

Cuando tomas un vaso de agua, siempre hay que pensar en la fuente. La próxima vez que te inclines a saludar, recuerda que ésta es la clave para entender el respeto y la etiqueta de las artes marciales”. 

Suwari Waza (o Gata) es el nombre genérico japonés que reciben las técnicas que se realizan a partir de la posición de sentado, es decir, técnicas que parten de Seiza o Fudoza. 

Suwari (del verbo Suwaru) es “Sentarse”, mientras que Hanza es medio Seiza (han – za, de han – seiza).

Suwari por lo tanto es una acción, mientras que Hanza es una actitud, un kamae. 

La postura a la que nosotros llamamos Suwari no Kamae es Hanza no Kamae (“alerta con una rodilla apoyada en el suelo”), es una variante de Fudoza, que significa algo así como a medio camino de sentarse desde Shizen o a medio camino de levantarse (desde Seiza o Fudoza). 

En el aikido, la postura de saludo tradicionalmente más importante y más usada, es la de seiza. Sin embargo, si el practicante tiene una lesión o cualquier otro malestar físico que de momento le impida hacer seiza, el permiso previo e informado del sensei del dojo le permitirá adoptar la postura formal de saludo –entre las conocidas y aceptadas- que más le acomode a sus circunstancias. 

Claro, existen también otras posturas menos conocidas en su nombre, pero no por ello menos aceptadas dentro de las artes marciales, como son: 

AGURA.- Piernas al frente; rodillas contraídas, tobillos cruzados. 

KIZA.- Arrodillado, con los dedos de los pies apuntando hacia el tatami. 

ANZA.- Sentado; con las piernas cruzadas. 

GUNZA.- Sentado; pierna derecha contraída; pie izquierdo sobre el tobillo derecho. 

KOZA.- Sentado; pierna derecha contraída, poniendo pie derecho pisando el suelo. Pierna izquierda pasa por en medio de pierna derecha. 

TAIZA. Sentado; las dos piernas contraídas contra el cuerpo, abrazándolas con ambos brazos. 

KAHUZA.- Sentado en “flor de loto”, pasando ambos pies por encima de los muslos contrarios.

HANZA.- Rodilla izquierda al piso; pierna derecha doblada, apoyando el pie derecho sobre el piso.

HANKAZA.- Sentado; pierna derecha sobre muslo izquierdo, pierna izquierda por debajo de pierna derecha. 

Sobre suwaru (o “estar sentado”), TADA, Michitaro (1924-2007), filósofo japonés, nacido en Kioto, escribió: 

[...] Se dice que el director de cine Yasujiro Ozu sufría de indigestión porque trabajaba boca abajo durante largos períodos [...], ¿por qué este hombre se recostaba con el peso sobre el estómago por tanto tiempo?, ése era el ángulo de cámara preferido del director y, por lo tanto, el problema estaba relacionado con el concepto estético de Ozu. Todos los equipos de filmación provenían, por supuesto del mundo occidental; los ángulos de cámara normales ofrecían la perspectiva de quien está de pie o sentado en una silla. Sin embargo, estos ángulos no son adecuados si deseamos que las representaciones de las escenas japonesas y del interior de las habitaciones japonesas comuniquen una sensación "estable". 

[...]Todos los espacios interiores y objetos japoneses -como el nicho de imágenes tokonoma, el arreglo floral ikebana, y el conjunto de estantes escalonados del tokonoma- están construidos para ajustarse a la perspectiva de una persona que está sentada en el suelo. La mirada de una persona que está sentada es, por así decirlo, uno de los estándares de la cultura japonesa. 

[...]El acto de estar sentado, el concepto moral que se asocia a la condición de estar sentado, su estética e incluso a la comodidad física que permite sentir, son todos aspectos incluidos en suatte, (que también significa estar sentado) en la vida cotidiana. Y todos los aspectos, de hecho, señalan estar "equilibrado".

 [...]La postura de postura de sentarse erguido se originó, según Kunio Yanagita, en la cortesía de hacer una reverencia al arrodillarse. Las personas se arrodillaban en presencia de los nobles. Suwaru (sentarse) se desarrolló a partir del gesto de kiza (arrodillarse). Estaba prohibido sentarse, es decir, apoyar la cadera en los pies al arrodillarse. Sin embargo, cuando la gente comenzó a recibir invitados en su propia casa con más frecuencia, el gesto de kiza comenzó a desaparecer y la gente comenzó simplemente a suwuaru. Yanagita dice sobre los cambios en estas posturas: 

"...especialmente cuando una familia recibía invitados en la residencia de Edo (actualmente Tokio), el anfitrión les dedicaba la cortesía de arrodillarse frente a ellos. Ante este gesto el invitado no podía quedarse de pie y sentirse como en su casa. Entonces, ambas partes e arrodillaban, una en honor a la otra. Mientras tanto, las mujeres y los niños adquirieron la costumbre de relajar sus pies cuando se arrodillaban, por lo que llevaban sus rodillas al piso y luego apoyaban la cadera sobre sus talones. Este es el origen del movimiento actual de arrodillarse para terminar sentado. Es decir, suwaru primero significaba sueru (apoyar la cadera). En dialecto también se decía nemaru" (Minji Saji, cuestiones populares y trivialidades). 

Por eso, desde el periodo histórico en que comenzó la residencia urbana del samurái, iru (estar) se transformó en suwaru (estar sentado), y esta postura quedó establecida como una costumbre nacional. 

Esto significa que estar sentado se volvió una postura social de rei (cortesía o "modales"), pero es una postura física más fácil y estable que la de arrodillarse y que sentarse con las piernas cruzadas. Como posición para el cuerpo no es totalmente cómoda ni demasiado rígida. Además, desde que los japoneses eligieron incorporar esta postura intermedia, surgieron muchas normas morales en torno a ella. Notablemente, la postura no surgió de un concepto moral previo. La postura intermedia rápidamente asumió la función de postura formal habitual, y de allí nació el aspecto moral, una consecuencia característica de nuestra forma de ser. 

Cuando nos sentados erguidos, la energía del cuerpo se centra debajo del estómago. Se dice que nuestra posición permite que surja un poder único. ¿Por qué? Con frecuencia la gente expresa la idea de que, al sentarse erguidos, nuestros sentimientos ochitsuku (se estabilizan). Podemos tener paz y tranquilidad. Son embargo, si el objetivo principal es tener paz y tranquilidad, ¿acostarse no sería la postura más estable? No, y que sólo sentirse físicamente estable no es suficiente: lo que necesitamos es una postura que produzca chikara (poder, energía). Aquí entra en juego lo moral. 

[...] Me gustaría señalar que en la residencia samurái lo mejor era que todos los muebles y los utensilios diarios estuvieran guardados, no fueran visibles. En otras palabras, había mu (nada). Este mu es, en realidad, una postura de alerta. Si se produjera cualquier emergencia, los residentes podrían rescatar todo lo que necesitaran del armario o del dintel: es bueno guardar todos los objetos innecesarios y tener la casa limpia, inmaculada, porque se considera adecuado y hermoso que las personas estén alertas al cambio. 

Los pies son necesarios para caminar, pero no para hablar. La postura que nos obliga a katazukete oku (guardar) los pies debajo de la cadera puede estar impregnada con la estética de alerta al cambio, y por lo tanto también con el código moral que confiere valor a esa actitud. De más está decir que sentarse con las piernas cruzadas es una postura más fácil de mantener, pero en esa posición el cuerpo se ve feo y sin gracia, como si se hubieran dejado a la vista cosas innecesarias y desordenadas. 

[...] Bajo la abrumadora influencia de la cultura europea y norteamericana, algunas de las costumbres japonesas que surgieron en la antigüedad se dejaron de utilizar o se están abandonando. Una de ellas es sentarse erguido sobre el tatami. Los jóvenes ya no toleran esa postura porque se sienten demasiado tensos y rígidos. Pero aun cuando nos sentamos en una silla, nos resulta difícil encontrar el lugar adecuado para ubicar nuestros pies, es decir, la posición de nuestros pies es inestable. En Europa y América, las personas tienen la ideología del laissez faire que permite expresar una actitud, en este caso, dejando los pies al aire. Sin embargo, queda por resolver si es correcto en lo que respecta a la cultura de las posturas." 

TADA, Michitaro, “La gestualidad japonesa”, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, Argentina, 2007.


En coincidencia, Mitsugi Saotome en “Los principios del Aikido”, Ed. Paidotribo, Barcelona (España), 2001, pág. 62, nos dice: 

“Todas las artes marciales tienen sus especialidades y sus rasgos distintivos. Una de las especialidades del aikido es el suwariwaza, o técnicas efectuadas estando sentado llamadas seiza, en las que nos sentamos con las rodillas dobladas debajo nuestro (…) La presencia de suwariwaza en aikido está enraizada en la tradición y la historia, y es una evidencia más del origen del aikido en las artes marciales de los samuráis. Seiza y shikko eran una parte muy importante del estilo de vida de los samuráis. En los hogares japoneses de clase alta existía la tendencia de cubrir los suelos con esteras tatami y de usar pocos muebles. La gente de la casa se sentaba sobre el suelo en postura seiza o con las piernas cruzadas. A menudo se desplazaban de un lugar a otro usando el shikko, en lugar de ponerse de pie, caminar erguidos y volver a sentarse otra vez. Puesto que una gran parte del tiempo que pasaban en el interior de la casa lo hacían sentados en seiza, los samuráis tuvieron que aprender a defenderse en esa posición. Las técnicas suwariwaza de aikido evolucionaron a partir de las necesidades de los samuráis.” 


Seiza.-  Históricamente esta fue una postura de alerta que utilizaban los guerreros samuráis para no distraer su atención ante un eventual ataque cuando comían o bebían, también se cuenta que ellos llevaban la espada del lado izquierdo, por eso hoy es la primera pierna que se baja al suelo. 

¿Qué es Zarei? Zarei (座礼, literalmente “saludar sentado”) podemos definirlo como el saludo ceremonial sentado, habitualmente en posición de rodillas. 

La posición de rodillas más comúnmente usada para este saludo ceremonial se denomina seiza.

Seiza describe la forma tradicional de sentarse en Japón. Esta postura implica arrodillarse, estirar los empeines, posar las nalgas sobre los talones y mantener la espalda recta. 

Para los artistas marciales es una parte integral y necesaria, común a otras artes japonesas, como la ceremonia del té (Chadō, 茶道), la meditación (Zazen, 坐禅), la caligrafía (Shodō, 書道) o el arreglo floral (Ikebana, 生け花). 

Seiza (正坐) significa literalmente "cómo sentarse correctamente". Proviene de la palabra china Jìng zuò (靜坐; literalmente “sentado en silencio”) y describe la forma tradicional de sentarse de rodillas. Literalmente, 坐significa la acción de sentarse y 座 el lugar de asiento. 

Gaku HOMMA sensei, en su libro “La estructura del aikido”, Ed. Paidotribo, Barcelona (España), pág. 14, nos revela la correcta etiqueta y los por qué de las inclinaciones: 

REIHO seiza rei (reverencia de rodillas) ante el santuario frontal (kamiza). 

Para inclinarse correctamente en seiza, ponga la mano izquierda con la palma hacia abajo por delante de usted sobre la colchoneta. Luego baje la derecha con el dedo índice y el pulgar tocándose ligeramente. Las manos deben formar un espacio triangular entre ellas. Doble la espalda hacia adelante hasta que la nariz ocupe el centro del espacio triangular que han creado las manos. La mirada debe dirigirse hacia la colchoneta. Este tipo de reverencia está reservada para la inclinación ante el santuario frontal, y no debe utilizarla cuando se incline ante un compañero (las cursivas, negritas y el subrayado es de quien esto transcribe). Dado que es ésta una reverencia de profundo respeto, la mirada apunta hacia abajo.” 


“SEIZA rei (reverencia de rodillas) con un compañero. 

“Inclinarse ante un compañero en seiza es igual que hacerlo ante el santuario frontal, con algunas excepciones (…) Cuando se incline ante su compañero, el ángulo de la reverencia no es tan cerrado como ante el santuario frontal (las cursivas, negritas y el subrayado es de quien esto transcribe), siendo de aproximadamente unos cuarenta y cinco grados de ángulo. Mientras agache la cabeza levemente hacia adelante, mantenga la mirada al frente, prestando atención a los movimientos de su compañero (las cursivas, negritas y el subrayado es de quien esto transcribe).” 

Lo mismo pasa si hacemos un ritsu rei (reverencia erguida) con un compañero, dirigiendo la mirada a la altura de las rodillas del compañero, prestando atención a los movimientos de él o ella. 

Es importante lo anterior porque se entiende que -excepción hecha a la reverencia que se hace al kamiza-, aquella inclinación que en el dojo se realice a un compañero, sensei o sempai sea del grado que sea, de tal forma que la cabeza llegue a tocar o rozar el suelo, no puede considerarse ni digna, ni honorable ni mucho menos correcta en términos de reishiki, toda vez que tal tipo de saludo estaría representando sumisión degradante, humillación, vergüenza extrema y/o servilismo (palabra que viene de servil; ciega y baja adhesión a la autoridad de alguien). Todas éstas últimas, conductas ajenas al decoro, al honor, al respeto y a la igualdad de los practicantes de cualquier arte marcial, máxime cuando se trata del aikido, al que también se le aplica la antigua máxima latina de: “primus inter pares” o “primero entre los iguales”, donde pese la dignidad del cargo que se ostente o la elevación del grado que se tenga, el respeto es exactamente el mismo que para el resto de los practicantes. 

De ahí que el Bushido, identificaba el respeto (cortesía) 礼 Rei, de la siguiente manera: 

Los samurái no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.”

 A lo largo de la historia de Japón, las formas para sentarse consideradas adecuadas han ido cambiando en función de las circunstancias sociales, las modas y los ámbitos. 

Durante el período Muromachi, la innovación arquitectónica de cubrir los suelos con tatami, unida a las estrictas formas de las clases guerreras, convirtió a seiza en la forma protocolaria de sentarse. Sin embargo, hasta inicios del siglo XVIII no se adoptó para la vida cotidiana. Seiza está estrechamente relacionada con los suelos de tatami. Dependiendo de la formalidad de la ocasión, el entorno y la situación familiar, a veces es posible realizarla sobre un zabuton (座布団) o un zafu (座蒲). 

Como alternativa a seiza tenemos Agura (胡座, literalmente “sentarse como un extranjero”, con las piernas cruzadas), que es considerada informal y adoptada frecuentemente por los no japoneses. No obstante, es siempre inadecuada para las mujeres, quienes en situaciones informales se sientan en Yoko-zuwari (横座り, con ambas piernas a un lado) o en Wariza (割座) u Obachan-suwari (お ばあちゃん 座り, literalmente “sentarse como una abuelita”, de rodillas con las nalgas en el suelo y una pierna doblada hacia cada lado). También tenemos Tai-iku-suwari (体育座り, literalmente “sentarse para educación física”, con las nalgas en el suelo y las rodillas por delante) usada por los niños, ya que es más cómoda que otras y más respetuosa que Agura cuando se está con un profesor. 

Otra alternativa es Tate Hiza (立て膝, sentado sobre una rodilla), válida en situaciones imprevistas, pero no recomendada para actos formales. 

Fuza (趺座, con las piernas cruzadas) y Kiza (跪坐, sentarse con las rodillas dobladas). Podemos calificar seiza como una variación de Kiza

En el diccionario Kojien se define Seiza como “sentarse correctamente” sin una descripción de la posición correcta. Por tanto, es el sentido común el que determina la “corrección” de la postura. 

En Japón, a partir de la Restauración Meiji, el uso de sillas ha ido aumentando hasta integrarse completamente en la sociedad, siendo seiza (al igual que otras) una posición mucho menos usada que antes. 

A través de algunos documentos antiguos (pergaminos, escritos, cuadros, etc.) podemos observar que el estilo de vida entre el Período Heian y el Kamakura no incluía unas costumbres formales para sentarse. En esta época las casas no disponían de un suelo que los aislase del terreno, por lo que para sentarse los samuráis usaban la posición Agura directamente sobre el terreno, y, si éste estaba muy embarrado debido a las lluvias usaban la posición de cuclillas. En cambio Seiza se adoptaba para la oración y, posteriormente, para actos ceremoniales, de modo que los asistentes mostraban así su respeto. 

Originalmente los tatamis eran un artículo de lujo de las clases altas. Este estilo arquitectónico se inició durante el Período Heian, en las residencias aristocráticas, usándose tan sólo como asiento para los más altos aristócratas. En el Período Kamakura se extendió a las residencias de los samuráis y sacerdotes, pero fue en el Período Muromachi cuando alcanzó su máxima expansión. 

En el Período Kamakura, la escuela Rinzai Zen, introducida por el monje Eisai, fue rápidamente adoptada por las clases altas y tuvo un profundo impacto en la cultura japonesa. Fue en el siglo XIII cuando los samurái comenzaron a preparar y beber matcha y se erigieron los pilares de la ceremonia del té.

La posición Seiza fue adoptada durante el Período Muromachi y se desarrolló como una forma de sentarse en una superficie semiblanda de tatamis en lugar de sobre la madera. 

En la segunda mitad del siglo XV se promovió la cultura Higashiyama, en la que el budismo Zen y la estética wabi-sabi influyeron en la armonización cultural entre la Corte Imperial y la clase samurái, y el florecimiento de expresiones artísticas como la cha-no-yu o el ikebana

El desarrollo de la ceremonia del té le dio un fuerte impulso al uso de Seiza, puesto que tras el perfeccionamiento de la ceremonia por Sen Rikyu pasó a ser un requisito con el fin de incluir la doctrina Zen en la misma. Gracias a Sen Rikyu en el siglo XVI la costumbre de beber té se había extendido a todos los niveles de la sociedad japonesa. 

En el Período Edo, el budismo, mezclado con el neo-confucianismo, definió los estándares de comportamiento social y fue promovido y practicado por las clases superiores. Seiza pasó a ser considerada una posición protocolaria importante en la vida social de las ciudades. 

En la primera mitad de la Era Meiji la posición de seiza ya era muy popular a pesar de no tener asignado el nombre de seiza como tal. Era usada como posición para ceremonias, oraciones y muestras de respeto, pero no para la meditación. 

Fue durante esta Era Meiji cuando seiza se estableció como la postura sentada representativa de Japón. En ello influyó sobremanera la Escuela de Etiqueta de Ogasawara. Con esto, el gobierno Meiji consiguió una imagen uniforme de Japón en actos formales. 

En definitiva, las formas del saludo y la etiqueta correspondiente en el Japón, son parte de la cultura y de las antiguas costumbres de ese pueblo, así como la adopción del seiza y las demás formas del suwaru, que, en tratándose de la forma de vida de los antiguos samuráis se aplicaba tanto a fórmulas y rituales costumbristas (el origen del suwaru viene de la forma en que se estaba en el hogar), de mostrar cortesía y respeto (digamos que en el mundo exterior o hacia el exterior), pero también de estar alertas y dispuestos para lo imprevisto y el acaso. 

Porque precisamente el acto de mostrar respeto (rei), es considerar recíprocamente al otro como alguien también valioso, digno, honorable, reconociendo sus intereses y sus pensamientos. El saludo de respeto, tácitamente, reconoce también la dignidad individual tanto de quien lo inicia, como de quien lo replica, puesto que emergen dos personas de idéntica estatura (dignidad), sin importar los ropajes, el status social o político de cada quien. Por eso, el origen de la palabra samurái cobra sentido aquí: “el que sirve a su señor”, “servidor”, un guerrero con dignidad, el bushi humilde. Reza un dicho: “Ser humilde no es ser menos que los demás, sino saber que a pesar de las diferencias, todos somos iguales”.




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