domingo, 20 de febrero de 2011

El Atemi Aikido

EL ATEMI EN AIKIDO

Autor: Sensei Nobuyoshi Tamura, Traducción: Ricardo García



Para la mayoría de la gente, actualmente, la palabra atemi designa al golpe de puño de karate, porque en karate el objeto del entrenamiento es destruir al adversario con un golpe de puño o de pie.

Escribo este capítulo porque algunos creen que no hay atemis dentro del estudio del Aikido. Cierto que, en la práctica del Aikido se ha suprimido el atemi para eliminar el riesgo de lesionar al principiante e igualmente para evitar que el practicante dé prioridad al estudio del atemi en detrimento de la técnica, así como para impedir que los estudiantes con un espíritu incorrecto puedan hacer un mal uso hasta que hayan progresado dentro de la técnica.

Luego, aquellos que declaran que no existe atemi en Aikido, lo conocen aún menos que nada. O Sensei definiendo técnicas de aikido dijo: "el aikido es irimi y atemi". Todas las técnicas de aikido incluyen atemi.

Etimológicamente, ateru expresa la idea de estimar y evaluar con precisión la superficie y precio de un campo. Por extensión tenemos: situar exactamente, caer justo en el sitio querido, en el centro de un blanco, por ejemplo, a la idea de estimar, evaluar se le une, por tanto, la noción de éxito.

MI: el cuerpo. En el antiguo Budo, atemi consistía en golpear los puntos vitales del adversario para provocar una pérdida del conocimiento o la muerte. Herir en superficie o, incluso, romper un hueso, no era atemi.

En Aikido, el atemi se utiliza también para dominar la voluntad de ataque, provocar dolor en los puntos vitales, perturbar la concentración del adversario, parar su intención de actuar.

De estos atemis ligeros se pasa a los que provocan el desvanecimiento o la muerte. Es bueno estudiarlos pensando en el uso de un cuchillo. Evidentemente este trabajo debe incluir el estudio de los puntos de reanimación. Si estudiáis los puntos de acupuntura, tal como se está desarrollando recientemente, espero que comprendáis cómo los puntos que llevan a la curación pueden también dar la muerte. Este es un buen ejemplo que muestra que en todo hay ura y omote.

Cuando hayáis alcanzado el nivel de estudios elevado será bueno que vayáis descubriendo, en el curso de un ejercicio, la posibilidad de colocar, aquí o allá, un atemi.

KOKYU RYOKU

Podéis practicar el Aikido si podéis levantar tres onzas de salvado. Esto viene a decir que el aikido no es un arte de combate cuerpo a cuerpo basado en el uso de la fuerza física y muscular.

El trabajo de la técnica en aikido se hace usando plenamente la energía mental y, de forma racional, la fuerza física. De aquí la expresión anterior. Si se utiliza este método es posible desarrollar una fuerza superior a aquella que creía poseer. Por eso cuando decimos que las personas ancianas, las mujeres y los niños pueden practicar, no significa solamente que pueden entrenar, sino que pueden aplicar esta vía al combate, después de haberla comprendido bien.

He tocado ya la cuestión de kokyu, pasemos ahora al estudio de la respiración fisiológica para absorber en nosotros mismos la energía del Universo, vayamos más lejos todavía, y formemos un sólo cuerpo con el Universo. La fuerza que de allí emana es nuestra sin serlo, porque, en realidad, es la energía del Universo que surge de nuestro cuerpo. Esta fuerza acumulada en el seika tanden para llenar todas las partes del cuerpo, se parece al agua que brota con ímpetu y que nunca se detiene, esta fuerza que emana de un cuerpo y de un espíritu simple en calma, sereno, tranquilo para responder a la necesidad en cualquier momento y en la dirección requerida, esta fuerza se llama kokyu ryoku.

O Sensei repetía a menudo que "el Aikido es una purificación del cuerpo y del alma, es limpiar cuerpo y alma". Es bien evidente que el alma será radiante, que la circulación sanguínea mejorará, lo mismo que lo mental y lo físico, si se produce a una limpieza interior y exterior.

Kokyu ryoku debe dar vida entre los practicantes de Aikido, a un gesto tan simple como levantar un brazo o avanzar un pie. Una técnica en Aikido ejecutada sin el empleo de kokyu ryoku, no es una técnica de Aikido, es como un champagne sin burbujas o una cerveza alterada.

Kokyu ryoku comprendido intelectualmente es inutilizable. Se necesita que el cuerpo lo aprenda con el ejercicio diario, no se asimila sino por un trabajo acumulativo. O Sensei dijo al respecto: "un trabajo de tres días no es más que un trabajo de tres días, un trabajo de un año no es más que un trabajo de un año, un trabajo diez años compenetra la fuerza de diez años".

Esta fuerza, regalo del Cielo, nos podrá ser expresada si vuestra nuca, vuestros hombros o vuestros brazos están inútilmente contraídos, o si os imagináis ser fuertes, o al contrario, incapaces, o si no creéis que esta fuerza pueda existir. Todas estas pérdidas, todas estas impurezas son barreras al paso del ki. Es un poco como un tubo castigado, aplastado por un pie o taponado por la tierra, por tanto el agua no puede salir, aún cuando abierto el grifo os dispongáis a regar un jardín.

Sin kokyu ryoku la forma de la técnica puede existir, pero no es entonces más que una forma vacía.

Sin pasar por las técnicas es imposible impregnarse de kokyu ryoku. Además los resultados serán diferentes según creáis ello o no.

LA ENSEÑANZA

Se pueden imaginar varios métodos para organizar la enseñanza de la técnica. Cuando yo comencé el estudio del Aikido, O Sensei que enseñaba todavía, tenía la costumbre de decir: "en aikido hay tres mil modos de acción a los cuales se les unen ura waza y henka waza, lo que da diez mil modos". Esto es verdad.

En efecto, en Aikido hay tachi waza, suwari waza, hammi handichi waza, mae waza, ushiro waza, están las técnicas de respuesta a un ataque lateral, está el trabajo de manos desnudas contra manos desnudas, a manos desnudas contra un arma, arma contra arma, uno contra uno, uno contra varios. Para responder a todos estos ataques han sido creadas las técnicas correpondientes, además, justamente con estas técnicas están ura waza, omote waza, henka waza, oyogi. Brevemente las técnicas de aikido son, en número, indefinidas.

sábado, 12 de febrero de 2011

Iaido

Iaido

A petición del autor no publicaremos su nombre.
El presente escrito fue elaborado especialmente para nuestro blog
por un practicante consumado de Iaido y Aikido,
a quien expresamos nuestro más profundo agradecimiento, 2010



Iaido: El arte de desenvainar cortando. La definición sola ya hace que parezca algo imposible. En mi experiencia personal, y siempre pensando en la unión de cuerpo, mente y espíritu, hace que se convierte en una práctica sin fin. Unir cuerpo y mente parece algo relativamente sencillo. Lo hacemos todo el tiempo en cualquier actividad en que intervenga “el cuerpo”. Porque suponemos que sin mente no hay cuerpo que obedezca. Pero en Iaido,  poder determinar qué interviene en dónde, es casi imposible.


¿La voluntad de asistir a las prácticas es mente o espíritu? ¿Es ambas? Resisitir la práctica, ¿es cuerpo, mente y espírirtu?

Creo que una de las maravillas de esa definición, es que en realidad las tres confluyen. Siendo principiante es casi sólo cuerpo y la mente interviene en tratar de que coordinemos y resistamos, en cuanto al espíritu, si no estuviera presente, nunca volveríamos a una práctica.

El Iaido busca la perfección de los movimientos.  Cada ángulo que le damos a nuestro sable, tiene un propósito y una explicación. Si el ángulo no es correcto, perfectamente correcto, el resultado con nuestro oponente imaginario, sería que él habría podido entrar.

Debe haber siempre zanshin y semé. Ambos difíciles de lograr.

Desde afuera, sentados en las gradas mirando una clase, la visión es de una armonía de movimientos perfecta. ¡Tan fáciles de lograr! Así es como muchos, encandilados con tanta belleza, nos entusiasmamos y vamos corriendo a inscribirnos en ese dojo.

Ahora nos encontramos del otro lado, de adentro.  Cada uno de esos movimientos que nos deslumbraron, requieren de un esfuerzo físico sorprendentemente grande. Superar la barrera del esfuerzo físico tan grande, es la primera que hay que atravesar. Luego ya nos encontraremos  con todas las demás… mente… espíritu. Pero sin duda es inevitable que cuerpo, mente y espíritu sean uno. La participación de cada una de esas partes va a ser distinta. Será en la búsqueda de la armonía y de la perfección lo que hará que se vayan equilibrando. Búsqueda sin fin, desafío sin fin.

En mi caso, creo que lo único que hace que me levante por la mañana para ir a esas prácticas son la mente y el espríritu. ¡El cuerpo nunca quiere!.

Imaginar a nuestro oponente, un desafío. Cada  movimiento que hacemos está relacionado con el movimiento de nuestro oponente, si el nuestro no es el correcto no se habrá logrado una buena interpretación del kata que estamos practicando.

Iaido, un camino que podemos aplicar en la vida diaria. Un camino que debemos aplicar en nuestra vida diaria.

El Iaido nos brinda un equilibrio que trasciende la práctica en el dojo.



A petición del autor no publicaremos su nombre.
El presente escrito fue elaborado especialmente para nuestro blog
por un practicante consumado de Iaido y Aikido,
a quien expresamos nuestro más profundo agradecimiento, 2010


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