miércoles, 30 de noviembre de 2016

El dojo y el sensei


El dojo y el sensei

http://aikido-villaconstitucion.weebly.com/el-dojo-y-el-sensei.html

 
 

Antiguamente era algo difícil que un Sensei aceptara a un alumno (Deshi ó Montei) por mero hecho de querer aprender el arte de la escuela (ryu), éste antes de entrar tenía que ganarse la aceptación del Sensei poniéndose a prueba, éstas pruebas eran tanto psicológicas físicas (limpieza, favores, trabajos duros...); éstas pruebas eran principalmente realizadas para conocer el carácter del futuro alumno, para forjarlo y ver al igual tanto sus capacidades mentales como físicas, fortaleciendo al mismo tiempo el cuerpo y la moral del alumno para estar preparado para su entrenamiento marcial.

 

Una vez que el Sensei lo aceptara (que no eran todos los casos) como alumno, tomaba el nombre de Nyumon-sha, que significa "aprendiz aceptado", éste tenía que realizar un juramento (algunos ryus lo firman con sangre) antes de entrar en el Dojo, llamado "Keppan", en el juramento se establecía la lealtad y respeto al Sensei, el no divulgar las enseñanzas a los demás (sin el permiso del Sensei), así como utilizar el arte en beneficio de la paz y la justicia.

 

Antiguamente, desde el primer momento en que el alumno pisara el Dojo, éste no debe jamás preguntar nada ni opinar nada, todo lo que diga y explique el Sensei se aplicará y realizará sin ninguna excusa y vacilación. Su comportamiento será el más correcto y su etiqueta deberá ser intachable, siendo la principal virtud que deberá cultivar. El aseo y la puntualidad son dos normas que deberá tener siempre, así como un espíritu de superación y colaboración con los demás, siendo una persona cortes que ayude en lo que pueda a las demás personas, siendo esta una señal de hombre de buen corazón (kokoro).

 

El Sensei es una persona que se merece toda la atención de sus alumnos, al igual, el Sensei mira a sus alumnos como hijos, aunque su comportamiento no fuese a veces el adecuado siempre lo hace con un sentido y motivo. Las enseñanzas a veces suelen ser duras, pues así saca lo mejor de cada alumno, haciendo de ellos hombres digno de valor y respeto.

 

El Sensei es una persona que no siempre actúa igual, a veces parece extraño y otras veces parece familiar, su principal función es la de encaminar a sus alumnos en el camino de la verdad, desvelando ante ellos pequeños secretos que no son en sí grandes misterios, sino que normalmente no los vemos debido a nuestra falta de visión de la vida.

 

Muchas veces, debido a ciertas dificultades, el alumno se ve desanimado , parece que no puede conseguir lo deseado, el Sensei, con una simple frase ó una breve narración, puede hacer levantar el ánimo al alumno, pues su sabiduría hace ver a los alumnos lo que su espíritu no podía ver, y hace despertar nuevas visiones y aspectos de la vida.

 

El Sensei siempre tiene solución a todo, pero él no puede hacer las cosas por los alumnos, él enseña, guía y aconseja, pero es el alumno el que tendrá que afrontar, sentir y afrontar los obstáculos; enseña que nada se consigue sin esfuerzo y que no hay atajos en las Artes Marciales (Buguei Ni Chika Michi Nashi), pues, puede que llegues de primero mediante el camino más corto, pero el que recorre el camino más largo consigue mas experiencias y ve más el mundo, esto dice que lo más importante no es conseguir el objetivo, sino degustar y disfrutar el camino hacia él, pues cuanto más rico sea el camino, más rico espiritualmente seremos, y cuando miremos atrás, nos sentiremos satisfechos de todo lo que hemos logrado con tanto esfuerzo, voluntad y constancia.

 

En conclusión, el Sensei es un guía espiritual y entrenador marcial que nos lleva mediante las artes marciales a una superación tanto moral, física y espiritual; siendo éste sobre todo una persona con grandes virtudes morales y éticas. Y desde luego, el Sensei es nuestra máxima autoridad en el DO, y le debemos respeto en el dojo y en todo lugar…

 

En el Dôjô, el estudiante trata de olvidar todos sus problemas y conflictos cotidianos para centrarse única y exclusivamente en su Arte y su mundo. Durante el tiempo que permanece en el Dôjô, no existe familia, ni trabajo, ni problemas, sólo su Arte Marcial. No es sorprendente que un artista marcial esté más equilibrado como ser humano, pues él sabe que la totalidad de su persona necesita tanto de su cuerpo como de su mente, de forma que lo hace trabajar al unísono. La atmósfera en un Dôjô es de energía. Los estudiantes aprenden a no exteriorizar el dolor cuando son dañados en un combate y a no mostrar debilidad. Ambas disciplinas trabajan juntas para la formación de la salud física y de la fuerza del carácter del practicante.

 

Un alumno sea Kyu o Dan, no debe olvidar nunca esto: “UN ALUMNO PUEDE SER EL ORGULLO O LA VERGÜENZA DE SU SENSEI”.

 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Meditación y movimiento. Aikido y espiritualidad


Meditación y movimiento.  Aikido y espiritualidad


Escrito por Juan Pablo Sentíes Santos

 



Al analizar las técnicas del aikido, apreciaremos mejor las diferencias que existen entre otros budos, como el karate y el judo.

El karate se practica con atemis de puño, barridos y patadas. Sus movimientos generalmente se efectúan en línea recta.

El judo, en general, se practica a partir de agarres y presas de mangas y solapas, donde se busca el momento de proyectar e inmovilizar.

En el aikido se mantiene alejado, observando los movimientos del adversario. En el momento de contactar se reacciona aplicando la técnica más adecuada. Se emplea como en el judo la técnica del tirón y el empuje: es decir, “tira cuando te empujen y empuja cuando te tiren”. Igual que en el karate hay atemis y ataques de pies, pero sus movimientos son curvos o circulares, donde todo ataque lanzado en línea recta se absorbe y canaliza controlándolo con un movimiento circular, con un efecto centrípeto hacia un centro situado aproximadamente en el abdomen del aikidoca.

Las técnicas del aikido han de ejecutarse como se escribe la caligrafía, esto es con un único trazo firme, continuo, sin apenas interrupción y rápidamente. La trayectoria circular de un movimiento no tiene ni principio ni fin, de forma que el flujo de energía que lo anima no se interrumpe en su fluir constante.

Estas técnicas se fundamentan en la esgrima japonesa (kendo y iaido). Es con estos budos el kenjutsu y el jojutsu, con los que más se identifica, dada la influencia del creador, puesto que las practicó y dominó para llagar a conformar el actual aikido.

El aikido debe ser practicado con mucha flexibilidad y dinamismo, con desplazamientos muy cortos y rápidos, aquí es necesario poner atención en el trabajo de las caderas, buscando proyecciones cortas para provocar el desequilibrio sobre el ataque.

La práctica del aikido consiste en series de formas espirituales sin fin. Van muy unidas las técnicas con el concepto filosófico, de tal forma que en su ejecución no pueden separase, en donde se está más allá de la concepción de las formas.

Los practicantes (uke y tori) van tomando contacto y de una forma espontánea surge la técnica Alineación a la izquierdamás apropiada.

El sentido de victoria o derrota es eliminado en este estilo altamente ceremonioso, y las técnicas se asimilan en forma de “katas con compañero”. En cooperación con otro practicante, cada movimiento se repite hasta ser completamente asimilado y llegar a ser una acción condicionada espontáneamente.

Se insiste que el aikido es meditación en movimiento, y que la respiración está relacionada con la técnica, más que con los principios, esto mismo se puede aplicar a la gran mayoría del quehacer humano, donde la acción debe acompañarse de su correspondiente meditación o reflexión para llevar a cabalidad dicha acción. Al practicar aikido, lo más importante es que uno crea en uno mismo y en lo que está haciendo, en lugar de enfocarse en lo que hacen los demás. Hay que olvidarse de la conducta de los otros y ser sincero consigo mismo, esa es la esencia del aikido.

Eventos y Actividades