lunes, 29 de abril de 2019

Aikido, conciencia de tu fuerza y liderazgo


Aikido, conciencia de tu fuerza y liderazgo

Tomado de; http://neuromanagement6.com/aikido-conciencia-de-tu-fuerza-y-liderazgo/

 


Cada vez que nos hacemos más conscientes en el camino de liderar, guiar, aportar luz, inspirar y servir a los demás estamos dando un paso en nuestro propio camino de desarrollo y transformación.

En este post quiero profundizar en las conexiones y aprendizajes que se pueden hacer poniendo en práctica las enseñanzas del AIKIDO con el desarrollo del liderazgo y, compartir específicamente, mis aprendizajes aplicables en el campo del auto-liderazgo.

Llevo 20 años en el mundo del desarrollo de personas y organizaciones, unos 5 años cuando fui consciente de lo que significa el mundo VUCA  y 1 año en la práctica del AIKIDO y, me he dado cuenta de las grandes posibilidades que ofrece su filosofía y la forma de interactuar con lo que nos rodea. Un aprendizaje fundamental que quiero compartir está relacionado con la conciencia de tu fuerza. [VUCA. Las siglas responden al acrónimo de volatilidad (volatility), incertidumbre (uncertainty), complejidad (complexity) y ambigüedad (ambiguity)].

En nuestro contexto vital actual acentuado por el mundo VUCA, vivimos marcados por las prisas, la inmediatez, el “no llego a nada o no llego a todo…” y una continua exposición a las interrupciones por el exceso de información en todo tipo de formatos. Toda esta manera de vivir cortoplacista y en el “ASAP” forma el caldo de cultivo perfecto para estar cada día más alejados de tener el espacio y el tiempo para desarrollar un cerebro balanceado que nos permita conectarnos más con nosotros mismos para seguir desarrollando nuestra conciencia.

El primer aprendizaje de mi auto-liderazgo relacionado con mi práctica del AIKIDO es tener un punto de referencia real sobre cuál es la “conciencia de mi fuerza”. Cuando estoy realizando algunas de las técnicas básicas, a veces mi Sensei (Maestro) me dice: “cuidado Javier, sin romperle la mano…” y de verdad, siempre pienso: “claro, claro, por supuesto, ya lo sé…” y luego me digo: “si estoy relajado…”. Uno mismo puede creer o pensar que está haciendo bien o muy bien una técnica pero no te ves a ti mismo por lo que hay un área de información ciega para mí y visible para el resto (mi compañero directo, los demás y el Sensei) que me estaría perdiendo sino la tengo en consideración.

Si bien es muy cierto que lo importante de conocer esta información es para incorporar nuevos aprendizajes que me permitan mejorar mi técnica en el AIKIDO; para mí lo más importante de este tipo de comentarios o feedback que me hacen es que son una ventana de información para saber “cómo estoy yo por dentro” y el “tipo de impacto” no consciente que estoy transmitiendo; porque podemos estar generando una situación con consecuencias no deseadas tanto para uno mismo como para la otra parte. Insisto que creo necesario hacernos conscientes del impacto no solo de nuestra acción (comportamiento específico) y además de nuestra intención (sobre todo si es inconsciente).

Mi “impacto” hacia los demás es que “les puedo hacer daño debido a la intensidad física” con la que hago las técnicas aunque yo crea que estoy “calmado y presente” haciéndolas y que mi intención es honesta. Esto me permite una mayor capacidad de autorregulación y constatar otro aprendizaje muy importante en el desarrollo del liderazgo personal o auto-liderazgo y que desde mi punto de vista podemos llamarlo MAESTRÏA y, por ello, para crecer en la misma se necesitan muchas horas de entrenamiento y perfeccionamiento para realmente incorporar, alinear e integrar plenamente cabeza, corazón y cuerpo.

Volviendo al ejemplo, cuando pienso que tengo dominada una técnica pero mi cuerpo está impactando de otra manera a la esperada en mi compañero ya me está informando de mi “estado interno” y de que hay un desajuste entre mi impacto e intención. Aquí es donde está la oportunidad para dar tiempo al autoconocimiento y al feedback que nos dan desde fuera y aprovechar la oportunidad de aprender, mejorar y cambiar un poquito más. Ese comportamiento habitual que genera un impacto es lo que se conoce por mis hábitos o patrones (tanto de conducta como de pensamiento) y que salen de mí mismo en automático.

La neurociencia nos dice que uno de los patrones básicos de funcionamiento de nuestro cerebro es la supervivencia y, en relación con esto, todo aquello que active una potencial amenaza, seguramente, además me suponga un gasto extra de energía; por ello, mi cerebro de forma inconsciente y en automático lo va a sabotear porque actúa desde esa energía relacionada con lo que quiere evitar. Por ejemplo: en la práctica del AIKIDO y he comentado antes una situación en la cual me están dando un feedback específico sobre mi impacto y si, inconscientemente, “no quiero mostrarme vulnerable por reconocer no saber hacer con la maestría suficiente una determinada técnica que llevo más de un año practicando….”. ¿Os suena que esto ocurre todos los días en el liderazgo de personas? o que “no nos atrevemos a preguntar una duda haciendo que controlo o domino algo por buscar la aprobación externa…”; ¿Cuántas veces en reuniones de trabajo o personales hemos callado debido a este condicionamiento?.

En estos ejemplos estaríamos liderándonos desde un cerebro reactivo, donde la energía que impera es la “urgencia” por actuar y resolver lo que sea de la manera más rápida posible porque estamos dominados por la amígdala (el guardián de nuestro cerebro emocional) y la tensión derivada del miedo o de la amenaza o de ambos que representa esa situación. El grado de tensión interna en el cuerpo y de agitación muscular más un neurotransmisor llamado cortisol, aceleran aún más este estado.

Y al mismo tiempo, si mi cerebro ve la recompensa que supone el auto-conocimiento de trabajarse y ampliar nuestra conciencia sobre nosotros mismos también lo va a permitir y potenciar. En este punto estaríamos liderándonos desde un cerebro creativo, en el que ya estamos incluyendo al reactivo y aunque tengamos el detonante de la reactividad a punto de boicotearnos (ese hábito o patrón habitual antes comentado) nuestro cerebro también activa nuestro circuito de recompensa cuando estamos actuando desde el ser, desde la plena presencia y la conexión apasionada con lo que nos da sentido de vivir. Por contrario, el grado de tensión muscular es diferente y estimulante, derivados de la sensación de bienestar, de cierta euforia y recompensa que producen neurotransmisores como la dopamina o la serotonina y que nos alejan de nuestro juez interno y esto nos permiten estar en un grado de presencia plena realizando las técnicas con maestría.

Esto es lo que trabajaba mucho el fundador del AIKIDO, Morihei Ueshiba, que en japonés se llama el sumi-kiri (la claridad de mente y cuerpo). Por ello, “Morihei nunca atacaba, pues esto significaría haber perdido el control… El estado de la mente del aikidoka debe ser pacífico y en armonía, no violento…

En este sentido quiero compartir una vieja historia de un “aprendiz eficiente” que quería estudiar artes marciales, y es la siguiente:

“Un joven muchacho viajó a través de Japón hacia la Escuela de un famoso artista marcial. Cuando llegó al Dojo le fue dada una audiencia por el Sensei y  le preguntó al maestro: ¿Qué esperas de mí?.

“Espero ser su estudiante y convertirme en el mejor karateca de la isla” y el joven le replicó: ¿Cuánto tiempo debo estudiar?.

“Diez años como mínimo” el maestro contestó.

¡Diez años es mucho tiempo…¡ dijo el muchacho. ¿Qué hay si estudio el doble de duro que el resto de los otros alumnos?

“Veinte años” replicó el maestro.

¡Veinte años! ¿Qué hay si practico día y noche con todo mi esfuerzo?

“Treinta años”, fue la respuesta del maestro.

¿Cómo es que cada vez que digo que trabajaré más duro, Usted me dice que me llevará más tiempo?” el joven preguntó.

“La respuesta es clara. Cuando un ojo apunta a un objetivo, solo queda un ojo libre con el cual hallar el camino.”

 

Cuando conocí esta historia me preguntaba: ¿cuántas veces habré corrido más de lo necesario para lograr antes mis objetivos? En mi experiencia personal, esa “forma de correr” estaba muy ligada a principios, valores y directrices que me han enseñado (imposición continua, ritmo acelerado, echar horas hasta las tantas, muy poca tolerancia al error propio y ajeno, contundencia y poca compasión, hacer antes que ser, tarea antes que personas, normas antes que cercanía…) y que he visto reflejados tanto en el mundo de la empresa como en casa, en el colegio, la universidad o en el deporte y que casi siempre impactaba en otros de una forma no deseada… y, además, uno cree que lo está haciendo bien, de la manera correcta y que se espera porque es la cultura que hemos vivido.

Por todo ello, desde mi punto de vista, todos tenemos experiencias para poder auto-observarnos y empezar a destilar esos hábitos para adquirir nuevos aprendizajes; y tenemos al menos dos maneras de aplicar esta filosofía: trabajar continuamente la capacidad de auto observación desapegada de evaluaciones y juicios previos y estar abierto de forma permanente a los feedback de los demás de forma curiosa, humilde y auténtica apreciando la sutil evolución de tu maestría cada día.

 

viernes, 12 de abril de 2019

Estudia Aikido para convertirte en un mejor líder de negocios


Estudia Aikido para convertirte en un mejor líder de negocios

Tomado de https://www.forbes.com/sites/drewhansen/2012/12/17/study-aikido-to-become-a-better-business-leader/?fbclid=IwAR285xU8Z0sCSOdH5WbtxCCfO5VqJTJRaI31RutmI5fF-sUZi_33WU_OJsY#5e381d4d357d

Por: Drew Hansen

 

 

 El arte marcial japonés, Aikido, sigue apareciendo en mi vida. Primero leí que Paulo Coelho, autor de  El Alquimista (The Alchemist), estudia aikido. Luego hablé con la directora del programa de Liderazgo Auténtico de Naropa, y ella habló de lo que un maestro de aikido presenta a sus estudiantes. Más recientemente, supe que Michael Gelb, el escritor y entrenador de desarrollo personal, es un cinturón negro.

¿Cómo se aplica al liderazgo?

En “Aikido, Harmony y The Business of Living”, Richard Moon expone los principios que forman la base de su práctica de coaching ejecutivo. En términos generales, el aikido enfatiza la combinación, con la energía de un atacante (o situación), en lugar de la resistencia. Paradójicamente, estoy aprendiendo a tener éxito al rendirme.

El primer principio del aikido es estar completamente presente. "Cuando tu atención se conecta con tu experiencia, estás presente en tu vida". Demasiadas personas, incluidos los líderes empresariales, están desconectadas de su experiencia de vida, ya sea pensando en el pasado o preocupándose por el futuro.

El segundo principio es la adaptabilidad. Alinearse con la vida a medida que se desarrolla. La conciencia hace posible desarrollar una relación armoniosa con lo que está sucediendo. Acepta la situación; no te resistas.

El tercer principio es hacer una contribución. "El aikido no es pasivo y la armonía no implica renunciar". Desde una posición de conciencia y aceptación, un líder puede influir conscientemente en una situación, en lugar de reaccionar sin pensar en ella. Creo que esta es la esencia de la responsabilidad personal.

Las artes marciales son una metáfora útil para pensar sobre el desarrollo del liderazgo. Imagine una nueva generación de líderes organizacionales que, a diferencia de los programas de MBA a tiempo completo, aprenden unos de otros y de su sensei mientras practican en el campo. Se podría modelar después del entrenamiento de atletas de élite en CrossFit y MMA. Más que un programa de Executive MBA, es un proceso continuo basado en la teoría del desarrollo humano.

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