jueves, 27 de noviembre de 2014

[Heavy Hand, Light Heart]: Morihiko Murashige Sensei, 7th Dan, Shihan

[Heavy Hand, Light Heart]: Morihiko Murashige Sensei, 7th Dan, Shihan, Feb 26, 1945 –  octubre 11, 2013  
Jueves 26 de Diciembre de 2013
Por: Benjamin Pincus**
Traducción: Uriel Hernández



Algunas personas afirman haber sido tocadas por las alas de los ángeles; yo creo poder afirmar que fui lanzado, inmovilizado y asfixiado por un juguetón y entusiasmado diablito. Vi a Murashige Sensei por primera vez cuando visité el San Diego Aikikai, varios años antes de unirme al programa kenshusei de Chiba Sensei.
Tal vez debería empezar con la leyenda porque las historias que construimos determinan mucho de cómo comprendemos la identidad y el alma de una persona. El padre de Murashige Sensei, Aritoshi Murashige, fue alumno directo de Jigoro Kano, fundador del Judo. Eventualmente dejó el Judo para estudiar Aikido con O' Sensei. Famoso por su habilidad y su intensidad como artista marcial, inspiraba miedo; describiendo su visita a Hombu Dojo afirmó Chiba Sensei, "me daba mucho miedo"; no era poca cosa, viniendo de alguien que también llegó a inspirar algo de incomodidad. El padre de Murashige Sensei tenía una tremenda presencia; según las historias, incluso los bebés consentidos dejaban de llorar cuando él entraba a la habitación, como si instintivamente detectaran al depredador.
Muchas historias son bastante oscuras también. Aritoshi Murashige fue ejecutor del ejército japonés durante la guerra, en China. Como podrán imaginarse, sus hijos estuvieron sujetos a intensos métodos de instrucción marcial. Murashige Sensei, decía poco sobre su padre, pero cuando le preguntaban sobre cómo aprendió Aikido, decía con su típico modo chusco: "Iba a la escuela y siempre me pegaban. Voy con mi papá, aprendo más Aikido y regreso a la escuela y me pegan otra vez. Entonces aprendo más Aikido y ya nadie quiere pelearse conmigo."
También he escuchado muchas historias sobre Murashige Sensei. Cuando llegó a Estados Unidos apostaba en los bares, retaba a la gente a pelear. Inevitablemente apostaban a favor del musculoso parroquiano del bar en vez del pequeño y callado japonés. O también está la historia de su asalto en Central Park, cuando Manhattan era una zona de conflicto y los turistas japoneses eran blancos fáciles dada su tendencia a llevar consigo grandes cantidades de efectivo. Sensei apenas sabía inglés, pero levantó su reloj y dijo "you want this?" ["¿quieres esto?"]. Cuando el ladrón voltea a ver el reloj, Murashige Sensei usa uraken uchi, la misma mano del reloj, para golpearlo en la cara y se marcha despreocupado.

Menciono estas historias porque Murashige Sensei aparentaba la ferocidad de su padre y su pasado marcial, junto con su espíritu juguetón e idiosincrático. El lector se lo imaginará con un carácter difícil, pero Sensei era divertido, juguetón y travieso. En un dojo famoso por su marcial intensidad, su práctica seria y rigurosa, Sensei era el bufón del grupo. Corríamos como pollos descabezados mientras Sensei hablaba como un niño en vacaciones. Lo recuerdo poniéndole una gota de crema al whisky de Chiba Sensei cuándo él había abandonado brevemente su lugar en la mesa un viernes durante la cena. Luego, como un niño pequeño, soltaba risitas con una sonrisa maravillosa de complicidad en la cara.
Murashige Sensei describía ser proyectado por O' Sensei como algo mágico y místico: "Un momento estaba de pie y al siguiente en el suelo". Decía no tener absolutamente una idea de qué había pasado y de cómo el mundo se había movido. De manera similar, el ki de Murashige Sensei era inexplicable; un pequeño y delgado hombre, parecía que su poder no venía de ningún lado. Si capturabas su técnica en la quietud de una fotografía, podía parecer desbalanceado y sin gracia. Pero su apariencia despreocupada y su constitución pequeña escondían tremenda fuerza interior, sincronización y sutileza. Sus hombros estaban relajados y libres de tensión y sus manos suaves y extendidas como si fuera a cargar a un bebé. O a golpearte el abdomen. También lanzaba con increíble poder y calma: Su iriminage había estudiado la soltura y virtuosismo del bateo beisbolístico del gran Sadaharu Oh* contra una bola fácil (Sensei me hacía tomar ukemi en iriminage bloqueando su proyección con el brazo para reducir la posibilidad de lesión). Poder suave, lo llamaba. Nunca antes sentí algo así.

¿Creo en la magia? Si definimos la magia como una sensación de asombro ante lo inexplicable, entonces creo que Murashige Sensei tenía magia (si aún estuviera con nosotros, me corregiría; lo llamaría "el Poder", en su lugar y luego me lanzaría varias veces bastante lejos. Una vez me dijo, "mi padre también tenía "el Poder"). Su capacidad técnica y su habilidad para relajarse, le permitían acceder a cantidades de poder sorprendentes, sobre todo considerando su constitución delgada. Muy pocos senpai, incluso alumnos del Fundador, parecían tener acceso a ese tipo de poder misterioso. Supongo que él siempre llevó una vida con encanto en otros sentidos también.
Sensei tenía una afección cardiaca causada por contraer la enfermedad de Kawasaki cuando niño. Esta enfermedad, sin tratamiento, suele ser mortal para sus víctimas jóvenes. Aparentemente él vivió más tiempo que ningún otro en EEUU con esa enfermedad. Frecuentemente me pregunto si su perenne buen humor tenía algo que ver con la conciencia de su propia mortalidad. ¿Por qué enfocarse en lo conocido cuando puedes practicar Aikido, reír, amar a tu familia, beber cerveza, comer sushi y preparar buena comida? ¿Qué más hay en la vida?
Lamento el fallecimiento de un gran maestro. Tengo tantos recuerdos. Sensei, cerveza en mano, demostrando un "no inch punch" [golpe sin distancia], con Matt Desmond en la fiesta del dojo. Matt es un hombre grande, actualmente en las Fuerzas Especiales. Él estaba de pie, manteniendo una estable postura de hanmi y Sensei estaba en su silla; empujó a Matt a varios pies de distancia sin derramar su trago.
En uno de sus momentos de mayor seriedad, Sensei me explicó su secreto: "Mano pesada. Por fin descubrí el Poder", como si fuera algo obvio y simple (una vez dio la explicación esotérica de que, "el poder de Chiba Sensei viene de aquí" -señalando su pulgar- y "mi poder, viene de acá" -meneando su dedo meñique. Incluso una vez Chiba Sensei, alumno directo del Fundador, nos dijo una vez, "aprendan de él, él hace cosas que yo no puedo hacer".
Lo recuerdo amigable y divertido, también me acuerdo, ¡claro!, su mortífero y relajado iriminage, con tan poco esfuerzo muscular y tanta energía. Recuerdo sus rápidos atemi (golpes) y sus clases de sutemi waza: hacía locas técnicas de sacrificio de la nada y luego una sonrisa traviesa cuando volvía a levantarme. Era difícil no sonreír a pesar de la intensidad. Mano pesada, corazón ligero y mucho ki. Buena suerte en su viaje final, Sensei. Muchas gracias por su enseñanza y su maravilloso espíritu.

Breve biografía:
Nacido en Yamaguchi-ken en 1945, Murashige comenzó a estudiar Aikido cuando era adolescente con su padre, Aritoshi Murashige. Se mudó a Tokyo para entrenar en Hombu Dojo con Morihei Ueshiba, entre otros, con Seigo Yamaguchi, Yoshimitsu Yamada, Kazuo Chiba, Mitsunari Kanai y Terry Dobson. Citaba a Yamaguchi como su mayor fuente de inspiración. Dio clases en New York Aikikai, con Yamada Sesnei durante tres años empezando en 1965, antes de regresar a Japón. Volvió a San Diego, donde trabajó como chef de sushi. En 1981 también enseñó en San Diego Aikikai, con Chiba Sensei, alumno directo del Fundador, se fue de este dojo para enseñar en Jiai Aikikai de San Diego donde dio clases de Aikido hasta tres días antes de su muerte el 11 de octubre de 2013.
*Sadaharu Oh rompió el record de jonrones: 868 durante su carrera beisbolística en la ligas mayores japonesas. Famoso por su bateo en postura de flamingo, mantenía su pierna derecha encogida arriba justo antes del lanzamiento. Oh practicó Aikido para mejorar sus habilidades de bateo y atribuyó su tremendo éxito a dicha práctica. Esta postura de pata de flamingo era efectiva a causa de que exigía mucha confianza en su equilibrio a pesar de la falta de balance que producía. De modo similar, Murashige Sensei a veces pararentaba desbalance a causa de su extremadamente relajado método interno de Aikido, pero su cuerpo estaba tan integrado que le permitía proyectar a gran distancia con un mínimo de esfuerzo. Yo he sido lanzado frecuentemente por personas con mayor masa corporal que la mía, pero es una experiencia muy diferente cuando me proyecta alguien de una estatura más corta, como Murashige Sensei.
**Benjamin Pincus es el instructor en jefe y director ejecutivo de Aikido of Champlain en Champlain Valley, ubicado en Burlington, Vermont. Aikido of Champlain es una asociación no lucrativa dedicada a crear una comunidad sustentable y un mundo apacible a través del estudio del arte marcial japonés tradicional que es el Aikido.




viernes, 14 de noviembre de 2014

¿Qué significa estar sentado?


Tomado de http://kihon-dojo.blogspot.com/
La gestualidad japonesa. Tada, Michitaro.
Editorial Adriana Hidalgo. Bs. As. Argentina, 2007.




¿En qué postura estás leyendo esto?, ¿cómo está tu espalda, recta?, ¿cómo es tu respiración?.

Normalmente para nosotros los occidentales, nuestra postura es algo a lo que no ponemos mucha atención y curiosamente asociamos ciertas posturas a mayor o menor pasividad: con frecuencia decimos "tendrás que esperar sentado", cuando queremos decir que algo demorará demasiado. Estar sentado usualmente significa eso: estar, indica un estado y no una acción.

En algunas disciplinas tradicionales japonesas (marciales o no), sentarse representa una acción en sí misma; sin embargo, en Aikido estar sentado (seiza) no es tan central como lo es (el sazen) en el budismo, lo cual me ha hecho preguntarme muchas veces qué quiere decir estar sentado en general, más aún en el tatami, espacio en cual se realiza meditación en movimiento.

Una feliz casualidad me llevó a encontrarme un libro llamado La gestualidad japonesa, escrito por un antropólogo japonés, en el que hay reflexiones sobre las más variopintas formas de gestualidad, entre ellas, el estar sentado.  Es un estudio interesante porque ofrece una explicación contemporánea de cómo puede explicarse una costumbre relativamente anticuada para los propios japoneses.

Les comparto fragmentos del capítulo en cuestión, cuyas páginas me causaron tanta sorpresa como al bibliotecario de la Facultad de Filosofía y Letras encontrar a un lector sentado en seiza a medio pasillo, orillado a leer sobre el suelo a falta de asientos en la sala de lectura.

Uriel


"Suwaru II
Estar sentado II

[...]

Se dice que el director de cine Yasujiro Ozu sufría de indigestión porque trabajaba boca abajo durante largos períodos [...], ¿por qué este hombre se recostaba con el peso sobre el estómago por tanto tiempo?, ése era el ángulo de cámara preferido del director y, por lo tanto, el problema estaba relacionado con el concepto estético de Ozu. Todos los equipos de filmación provenían, por supuesto del mundo occidental; los ángulos de cámara normales ofrecían la perspectiva de quien está de pie o sentado en una silla. Sin embargo, estos ángulos no son adecuados si deseamos que las representaciones de las escenas japonesas y del interior de las habitaciones japonesas comuniquen una sensación "estable".


[...]Todos los espacios interiores y objetos japoneses -como el nicho de imágenes tokonoma, el arreglo floral ikebana, y el conjunto de estantes escalonados del tokonoma- están construidos para ajustarse a la perspectiva de una persona que está sentada en el suelo. La mirada de una persona que está sentada es, por así decirlo, uno de los estándares de la cultura japonesa.

[...]El acto de estar sentado, el concepto moral que se asocia a la condición de estar sentado, su estética e incluso a la comodidad física que permite sentir, son todos aspectos incluidos en suatte, (que también significa estar sentado) en la vida cotidiana. Y todos los aspectos, de hecho, señalan estar "equilibrado".

[...]La postura de sentarse erguido se originó, según Kunio Yanagita, en la cortesía de hacer una reverencia al arrodillarse. Las personas se arrodillaban en presencia de los nobles. Suwarru (sentarse) se desarrolló a partir del gesto de kiza (arrodillarse). Estaba prohibido sentarse, es decir, apoyar la cadera en los pies al arrodillarse. Sin embargo, cuando la gente comenzó a recibir invitados en su propia casa con más frecuencia, el gesto de kiza comenzó a desaparecer y la gente comenzó simplemente a suwuaru. Yanagita dice sobre los cambios en estas posturas:

"...especialmente cuando una familia recibía invitados en la residencia de Edo (actualmente Tokio), el anfitrión les dedicaba la cortesía de arrodillarse frente a ellos. Ante este gesto el invitado no podía quedarse de pie y sentirse como en su casa. Entonces, ambas partes se arrodillaban, una en honor a la otra. Mientras tanto, las mujeres y los niños adquirieron la costumbre de relajar sus pies cuando se arrodillaban, por lo que llevaban sus rodillas al piso y luego apoyaban la cadera sobre sus talones. Este es el origen del movimiento actual de arrodillarse para terminar sentado. Es decir, suwaru primero significaba sueru (apoyar la cadera). En dialecto también se decía nemaru." (Minji saji, Cuestiones populares y trivialidades).

Por eso, desde el periodo histórico en que comenzó la residencia urbana del Samurai, iru (estar) se transformó en suwaru (estar sentado), y esta postura quedó establecida como una costumbre nacional.

Esto significa que estar sentado se volvió una postura social de rei (cortesía o "modales"), pero es una postura física más fácil y estable que la de arrodillarse y que sentarse con las piernas cruzadas. Como posición para el cuerpo no es totalmente cómoda ni demasiado rígida. Además, desde que los japoneses eligieron incorporar esta postura intermedia, surgieron muchas normas morales en torno a ella. Notablemente, la postura no surgió de un concepto moral previo. La postura intermedia rápidamente asumió la función de postura formal habitual, y de allí nació el aspecto moral, una consecuencia característica de nuestra forma de ser.

Cuando nos sentados erguidos, la energía del cuerpo se centra debajo del estómago. Se dice que nuestra posición permite que surja un poder único. ¿Por qué? Con frecuencia la gente expresa la idea de que, al sentarse erguidos, nuestros sentimientos ochitsuku (se estabilizan). Podemos tener paz y tranquilidad. Sin embargo, si el objetivo principal es tener paz y tranquilidad, ¿acostarse no sería la postura más estable? No, y que sólo sentirse físicamente estable no es suficiente: lo que necesitamos es una postura que produzca chikara (poder, energía). Aquí entra en juego lo moral.

[...] Me gustaría señalar que en la residencia samurái lo mejor era que todos los muebles y los utensilios diarios estuvieran guardados, no fueran visibles. En otras palabras, había mu (nada). Este mu es, en realidad, una postura de alerta. Si se produjera cualquier emergencia, los residentes podrían rescatar todo lo que necesitaran del armario o del dintel: es bueno guardar todos los objetos innecesarios y tener la casa limpia, inmaculada, porque se considera adecuado y hermoso que las personas estén alertas al cambio.

Los pies son necesarios para caminar, pero no para hablar. La postura que nos obliga a katazukete oku (guardar) los pies debajo de la cadera puede estar impregnada con la estética de alerta al cambio, y por lo tanto también con el código moral que confiere valor a esa actitud. De más está decir que sentarse con las piernas cruzadas es una postura más fácil de mantener, pero en esa posición el cuerpo se ve feo y sin gracia, como si se hubieran dejado a la vista cosas innecesarias y desordenadas.

[...] Bajo la abrumadora influencia de la cultura europea y norteamericana, algunas de las costumbres japonesas que surgieron en la antigüedad se dejaron de utilizar o se están abandonando. Una de ellas es sentarse erguido sobre el tatami. Los jóvenes ya no toleran esa postura porque se sienten demasiado tensos y rígidos. Pero aun cuando nos sentamos en una silla, nos resulta difícil encontrar el lugar adecuado para ubicar nuestros pies, es decir, la posición de nuestros pies es inestable. En Europa y América, las personas tienen la ideología del laissez faire que permite expresar una actitud, en este caso, dejando los pies al aire. Sin embargo, queda por resolver si es correcto en lo que respecta a la cultura de las posturas."

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