miércoles, 21 de agosto de 2013

El Dokkōdō (独行道) «El camino de la marcha solitaria»


El Dokkōdō (独行道) «El camino de la marcha solitaria».

http://librosjapon.blogspot.com/2008/08/dokkd-el-camino-de-la-marcha-solitaria.html

 Shodō. Samurai
 
Dokkōdō, El camino de la marcha solitaria, fue escrito por el gran samurai Miyamoto Musashi siete días antes de fallecer. Este libro constituye la guía del samurai para mantenerse firme y no desviarse del camino de la guerra. Es un texto indispensable para comprender la filosofía que Musashi profesaba sobre la vida y su peculiar forma de Budo.

 Actualmente el manuscrito original del Dokkōdō se encuentra depositado en el Museo Artístico de la Prefectura de Kumamoto, al que fue donado tras haber pasado por diferentes manos y tras cumplirse la última voluntad de su ulterior propietario: Takeshi Suzuki. Dicho original formó parte del patrimonio de la familia Toyota desde los tiempos en que Toyota Masatake y sus futuros descendientes ostentaron el título de «Consejeros de Guerra» del castillo de Yatsushiro.

Tanto los veintiún preceptos que constituyen el Dokkōdō como el Gorin no sho están fechados siete días antes del fallecimiento de Musashi, y ambos están dirigidos a un mismo destinatario, su discípulo Terao Magonojō.

Los estudiosos han comparado la escritura del Dokkōdō con la de las cartas existentes de Musashi, de cuya autoría no se tiene duda alguna: la primera, la que se conserva en el Museo conmemorativo Eiji Yoshikawa; y la segunda, la depositada en el Museo Municipal de Yatsushiro. El resultado es que los trazos, la presión del pincel, la inclinación de los caracteres y, en definitiva, el tipo de escritura corresponden a la misma persona. Por consiguiente, no cabe duda alguna de que el Dokkōdō que se conserva en Kumamoto fue escrito de puño y letra por el gran guerrero Miyamoto Musashi.

«El camino que se debe seguir solo» ‘Dokko-Do’ (“la Vía que ha de seguirse solo” o “la Vía de la Autodisciplina” o “la marcha solitaria”). Es una obra breve consistente en diecinueve a veintiún preceptos (los preceptos 4 y 20 se omiten de la versión original).

En dicho documento se expresa una forma de vida estricta, honesta y asceta. A continuación y separados por puntos, se ponen las distintas maneras en las que se puede interpretar:

Acepta todo exactamente de la manera que es. Jamás actúes contrariamente a la moral tradicional. No contravenir la Vía inmutable a través de los tiempos.

No busques el placer por tu propio bien. Evita buscar los placeres del cuerpo. Nunca intentes aprovechar ningún momento de facilidad.

Bajo ninguna circunstancia, dependas de un sentimiento parcial. No tengas parcialidad por nadie ni nada. Ser imparcial en todo. No te dejes arrastrar por la avidez en toda la vida.

Piensa ligeramente en ti y profundamente en el mundo. Piensa poco en ti mismo, pero mucho en la colectividad. No te preocupes por asuntos egoístas.

Mantente separado del deseo a lo largo de toda tu vida. Estés libre de codicia a través de la vida. No estés celoso jamás de los demás, ni en bien ni en mal.

No te arrepientas de lo que has hecho. Nunca lamentes lo que has hecho. No tengas rencor o animosidad hacia ti o hacia los demás.

Nunca seas celoso. De ningún modo envidies a otros por su buena suerte, o te quejes de la tuya si es mala.

Nunca te entristezcas por una separación. Nunca te aflijas por la separación de alguien o de algo, en ningún momento. No estés triste por ningún tipo de separaciones.

El resentimiento y las quejas no son adecuadas ni hacia ti mismo ni hacia otros. Nunca te reproches nada o a otros, nunca te quejes sobre ti o sobre los demás.

Nunca permitas que te guíe la lujuria o el amor. Nunca sueñes en sucumbir bajo el enamoramiento (o apasionamiento) por una mujer. No ser jamás cobarde por culpa del cuerpo.

No tengas preferencias en ninguna cosa. Gustos y aversiones, no tengas ninguno. No buscar jamás el bienestar personal.

Se indiferente respecto a  donde vives. Sea como fuere el lugar donde vives, jamás tendrás ninguna objeción en su contra.

No persigas el probar buena comida. Nunca desees comida refinada para ti. No busques los platos más refinados para contentar el cuerpo.

No te aferres a posesiones que ya no necesites. Nunca tengas objetos antiguos ni curiosos bajo tu posesión. No rodearse de ninguna cosa preciada en toda la vida.

No actúes siguiendo costumbres o creencias. Jamás realices purificaciones o abstinencias supersticiosas para protegerte contra las malas influencias.

No colecciones armas o practiques con ellas más allá de lo útil. No tengas gusto por implementos de ninguna clase, exceptuando espadas y otras armas. No seas tentado por ningún objeto a pesar de las armas.

No temas a la muerte. Jamás te arrepientas de tu vida encausada hacia la rectitud.

Conságrate enteramente a la Vía sin temor, hasta la muerte. Aunque el cuerpo sea viejo, no tengas deseos de la muerte.

No busques poseer bienes o feudos en tu vejez. En absoluto desees tener ninguna posesión que te otorgue comodidad en tu vejez.

Respeta a Buda y a los dioses sin contar con su ayuda. Venera a Dioses y Buddhas, pero nunca pienses depender de ellos.

Puedes abandonar tu cuerpo pero debes perseverar en el honor. Más pronto prefiere dar tu vida que deshonrar tu buen nombre. La espada no se desenvaina a la ligera.

Nunca te apartes del Camino. No abandones nunca la Vía de la táctica. Nunca, ni por un momento, ni en cuerpo ni alma, me apartaré de la Vía del Sable.

Escrito a los 12 días del quinto mes, en el segundo año de Shoho (12 de Mayo de 1645), por "Shimmen Miyamoto Musashi no Kami Fujiwara no Genshin".

jueves, 8 de agosto de 2013

La noble lucha del guerrero


La noble lucha del guerrero


 

Por Taisen Deshimaru

Tomado del Libro: Zen y las artes marciales

 

 
El Budo es la vía del guerrero: reagrupa el conjunto de artes marciales japonesas. El Budo ha profundizado de manera directa las relaciones existentes entre la ética, la religión y la filosofía. Su relación con el deporte es muy reciente. Los textos antiguos que consagrados a el conciernen esencialmente a la cultura mental y a la reflexión sobre la naturaleza del yo: ¿Quién soy yo?.

 
En japonés, Do significa la Vía. ¿Cómo practicar esta Vía? ¿Por qué método se la puede obtener? No se trata solamente del aprendizaje de una técnica, de un wasa, y aun menos de una competición deportiva. El Budo incluye artes como el kendo, el Judo, el Aikido, y el Kyudo (tiro con arco) Ya que en el Budo no se trata solamente de competir, sino de encontrar paz y dominio de sí.
 

Por consiguiente Do es la Vía, el método, la enseñanza para comprender perfectamente la naturaleza del propio espíritu y del propio Yo. Esta es la vía del Buda, la Butsu Do, que permite descubrir realmente la propia naturaleza original, despertarse del sueño del ego adormecido (nuestro yo estrecho), y alcanzar la más alta y la más total de las personalidades. En Asia esta Vía se ha convertido en la moral más elevada y en la esencia de todas las religiones y de todas las filosofías. El Ying y el Yang del Yi-King o “la existencia es nada” de Lao Tse, encuentra aquí sus raíces.

 
¿Qué quiere decir esto? Que se puede olvidar el cuerpo y el espíritu personal alcanzar el espíritu absoluto, el no-ego. Armonizar, fusionar el Cielo y la Tierra: el espíritu interior deja pasar los pensamientos y las emociones. Es libre de su alrededor. El egoísmo es abandonado. Tal es el origen de las filosofías y de las religiones en Asia. El espíritu y el cuerpo, lo exterior y lo interior, la sustancia y los fenómenos: estos pares no son dualistas ni opuestos, sino que forman una unidad sin separación. Un cambio, sea cual sea, influencia siempre todas las acciones, todas las relaciones entre todas las existencias. La satisfacción o la insatisfacción de una persona influencian a todas las demás personas. Nuestras acciones personales y las de los demás están en relación de interdependencia.

 
“Vuestra felicidad debe ser mi felicidad, y si lloráis, o lloro con vosotros. Cuando estáis tristes, tengo que entristecerme, y cuando sois felices, debo ser feliz también.” Todo esta ligado, todo se une en el universo. No se puede separar la parte del todo: la interdependencia rige el orden cósmico.
 

En cinco mil años de historia oriental, la mayoría de los sabios y de los filósofos se han concentrado sobre este espíritu, sobre esta Vía, la han transmitido.

 
Él Shin Jin Mei1 , libro muy antiguo de origen chino, dice: “Shi Do Bu Nan...” la vía mas alta no es difícil, pero no hay que elegir. No hay que tener preferencias, ni gusto ni disgusto. El San Do Kai2 dice también: “hay separación como entre una montaña y un río si tenéis ilusiones.”

 
El Zen significa el esfuerzo del hombre practicando la meditación, el zazen. Esfuerzo para alcanzar el dominio de los pensamientos sin discriminación, la conciencia más allá de todas las categorías, englobando todas las expresiones del lenguaje; Esta dimensión se puede alcanzar por la práctica del zazen y del Bushido.

 
Los siete principios

 
La fusión del Budismo y del Shintoismo permitió la creación del Bushido, la Vía del Samurai. Se puede resumir esta Vía en siete puntos esenciales:

 
1.      Gi: la decisión justa en la ecuanimidad, la actitud justa, la verdad. Cuando debemos morir, debemos morir.

2.      Yu: la bravura teñida de heroísmo.

3.      Jin: el amor universal, la benevolencia hacia la humanidad.

4.      Rei: el comportamiento justo, que es un punto fundamental.

5.      Makoto: la sinceridad total.

6.      Melyo: el honor y la gloria.

7.      Chugi: la devoción, la lealtad.

 
Estos son los siete principios del espíritu del Bushido. Bu: artes marciales. Shi: el guerrero. Do: la Vía.

 
La vía del samurai es imperativa y absoluta. La práctica, al venir del cuerpo a través del inconsciente, es fundamental en ella. De aquí la gran importancia dada a la educación del comportamiento justo.

 
Las influencias entre el Bushido y el Budismo han sido recíprocas. Pero el budismo ha marcado al Bushido en cinco aspectos:

 
a)      El apaciguamiento de los sentimientos.

b)      La obediencia tranquila de cara a lo inevitable.

c)      El dominio de sí ante cualquier acontecimiento.

d)     La intimidad más grande con la idea de la muerte que con la de la vida.

e)      La pura pobreza.
 

Antes de la Segunda Guerra Mundial, el Maestro Zen Kodo Sawaki daba conferencias a los más grandes maestros de artes marciales, a las más altas autoridades del Budo. En francés, confundimos artes marciales y artes de la guerra; pero en japonés es: la Vía. En Occidente, estas artes marciales, tan en boga, se han convertido en un deporte, en una técnica sin el espíritu de la Vía.

 
En sus conferencias, Kodo  Sawaki decía que el Zen y las artes marciales tienen el mismo sabor y que están en unidad. En el Zen, como en las artes marciales, el entrenamiento cuenta mucho. ¿Cuánto tiempo hay que entrenarse? Muchas gentes me han preguntado: “¿Durante cuantos años tengo que hacer zazen?”. Yo respondo: “Hasta la muerte.” Entonces mis interlocutores no están ya tan satisfechos. Los Europeos quieren aprender rápidamente, algunos incluso en un solo día. “He venido una vez y he comprendido”, ¡dicen ellos! Pero el doyo es diferente de la Universidad.

 
También en el Budo hay que continuar hasta la muerte.



1 Ver Textes sacres du Zen. Vol.II, ed.Seghers. Paris
2  O “La esencia y los fenómenos se ínterpenetran”, ver La Patrique du Zen por T.Deshimaru,ed.Seghers.

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