miércoles, 29 de mayo de 2019

El Aiki Jinja: ¿Por qué un templo dedicado al Aiki?. El templo del Aiki, shinto y artes marciales japonesas


El Aiki Jinja: ¿Por qué un templo dedicado al Aiki?. El templo del Aiki, shinto y artes marciales japonesas.

Tomado de: http://aikidoenlinea.com/aikijinja-templo-del-aiki/

 

 

 

El Aiki Jinja, templo dedicado al Aiki y fundado por O Sensei.

 

Iwama es una pequeña localidad japonesa, de la prefectura de Ibaraki, en la cual se encuentra uno de los lugares al que muchos aikidokas peregrinan cuando van a Japón: el Aiki Jinja. Pegado a él, se encuentra el Ibaraki Dojo, el dojo privado de O Sensei, el lugar al que después de la guerra se retiró para seguir trabajando en su vía marcial y espiritual. Este dojo fue dirigido por Morihiro Saito, alumno de O Sensei natural de Iwama, tras su muerte y por expreso deseo de él. Desde 2002, fecha de la muerte de Morihiro Saito Sensei, está dirigido por Isoyama Sensei, otro oriundo de Iwama, bajo el paraguas del Aikikai. Morihiro Saito era también el guardían del Aiki Jinja. Un jinja es un santuario sintoísta, un lugar de culto a los dioses. En este caso, a los dioses, o kami, protectores del Aiki.

Iwama es, y el Aiki Jinja en particular, el lugar donde se realiza el 24 de abril de cada año el Aiki Taisai, o festival Aiki, que reúne a centenares de personas, incluyendo el Doshu y muchos shihan que se desplazan al lugar. Se realizan ceremonias shintoistas, y exhibiciones de Aikido, en un ambiente festivo.

En este lugar O Sensei quiso levantar un santuario dedicado a los espíritus guardianes del Aiki. Algunos de estos kami son también los guardianes personales de O Sensei, con nombres tan exóticos como Saruta Hiko no Ookami, Kunitsu Ryuoh Kuzuryu Daigongen, Tajikarao no mikoto, Amenomurakumo Kukisamuhara Ryuoh, Ketsumi Miko no Ookami, Wakumusubi no Mikoto, Ryuoh, Daigongen, Ootengu, o Daibosatsu. Esta mitología viene claramente del Shintō, práctica religiosa que O Sensei profesaba a través del Oomoto Kyô, una secta neoshintoísta que tuvo mucha fama a principios del siglo XX. Ueshiba estuvo durante muchos años muy cerca de Onisaburo Deguchi, el líder de esta secta.

Desde este punto de vista, el Aiki Jinja cumple con varios de los requisitos que se esperan de un templo japonés shintoísta, en dónde se realiza el culto público a los kami, o espíritus que habitan todo lo vivo. Este espacio es además el lugar dónde estos se pueden manifestar. En cierta manera es un lugar que conecta lo mundano y lo sagrado. Varios son sus elementos:

  • El Torii o puerta de los kami, realizado con dos columnas y dos arquitrabes, que ejemplifica la separación entre espacios sagrados y profanos. Cada uno tiene su estilo dependiendo del santuario y los dioses a los que se rinde culto en él. { Un torii es un arco tradicional japonés que suele encontrarse a la entrada de los santuarios sintoístas (Jinja), marcando la frontera entre el espacio profano y el sagrado}.
  • Se suele emplazar en un lugar en la Naturaleza, e incluso algunos santuarios son también lugares naturales especiales, o mori. Aunque este no parecer ser el caso de Iwama.
  • Suele haber profusión de barreras entre el espacio sagrado y el profano, y rodeando las principales edificaciones.
  • Los santuarios tienen además varios edificios, empezando por el honden, el edificio principal en donde están alojados los dioses en el go shintai, una especie de altar. El de Iwama fue finalizado en el otoño de 1943. Suele ser un lugar restringido, que raramente se abre al público. Esto es también cierto en Iwama, salvo en el Aiki Taisai.
  • Otro edificio es el haiden, o espacio público de culto. El de Iwama fue finalizado en 1964, y se sitúa enfrente del honden, como es habitual en los santuarios sintoístas. En algunos santuarios entre este espacio y el principal puede haber una galería ceremonial para realizar ofrendas, o heiden.

Todo el conjunto fue reformado en 2001-2002 por Saito Sensei, añadiendo una valla al conjunto, una caligrafía de Seiseki Abe esculpida en una piedra, y una estatua de O Sensei.

Pero, ¿por qué crear un templo dedicado al Aiki? ¿Se debe sólo a la intención religiosa de O Sensei de honrar a los espíritus guardianes del Aiki, o hay algo más?.

Lo cierto es que en Japón hay una larga tradición de santuarios, o Jinja, asociados a escuelas marciales. En estos templos se realizan festividades anuales que reúnen a los practicantes de las escuelas vinculadas a ese templo, y son eventos sociales fundamentales para sus miembros. Es más, normalmente hay historias, más o menos mitológicas, asociadas al desarrollo de cada escuela en ese templo.

Uno muy conocido es el templo asociado a la Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu, una de las escuelas marciales más antiguas de Japón, sino la que más. Ubicado en Katori, en la prefectura de Chiba, es el lugar dónde reside el Kami de la espada y el relámpago, y dónde se originó la escuela, fundada por Iizasa Ienao. En el mismo templo de Katori, la tradición dice que Ienao recibió el pergamino con las técnicas de la escuela, o Mokuroku, de manos de los kami. En ese templo se conservan documentos históricos fundamentales para entender el origen de la escuela.

Otro templo muy vinculado a las artes marciales es del Kashima, situado en la prefectura de Ibaraki (la misma en la que se ubica Iwama). Este lugar es dónde nació la escuela Kashima Shinto Ryu, una derivación de la Katori Shinto Ryu un poco más moderna, fundada por Tsukahara Bokuden en el siglo XV. Esta escuela está especialmente relacionada con el Aikido, ya que fue estudiada por O Sensei, y fue la raíz directa del aikiken. Junto con el templo Katori este es uno de los santuarios más conocidos de Japón, y de hecho en ellos cada 12 años se celebra simultáneamente el festival imperial Ofuna, uno de los más importantes del país, dedicado a las deidades protectoras de las artes marciales que habitan ambos Jinja.

 

Existen varios santuarios más, vinculados a otras escuelas. La Muso Jikiden Eishin Ryu, otra de las koryu más antiguas del Japón, fue fundada por Hayashizaki Jinsuke Minamoto Shigenobu mediante otra inspiración divina en el Hayashizaki jinja en Tateoka Yamagata. Como escuela, está vinculada también al Yamauchi jinja en Kôchi [información amablemente facilitada por Marcos Sala Ivars, representante en España de la escuela].

Teniendo en cuenta esta perspectiva cultural e histórica, se entiende mejor el posible sentido que Ueshiba quiso darle al Aiki Jinja. O Sensei quería crear una escuela marcial que tuviese el «aiki» como elemento definidor, evolución del Daito Ryu y con incorporaciones de otras, como la Kashima Shinto Ryu. Dentro de su concepción profundamente religiosa y «chapada a la antigua», es posible que considerase que esta escuela necesitaba de un santuario donde sus espíritus guardianes pudiesen residir espiritualmente, como el que construyó en Iwama. Un santuario dedicado al Aiki para su arte marcial.

Este hecho también nos da una visión certera de como concebía O Sensei su arte. No era, como el gendai budo de Jigoro Kano, el fundador del Judo, un sistema educativo moderno, que facilitase el crecimiento de los jóvenes. Era un arte marcial enraizado en las tradiciones históricas de Japón, y como tal debía ser considerado. Aunque sea considerado un arte marcial de creación moderna, el Aikido de Ueshiba fue desarrollado directamente desde la tradición marcial japonesa más conservadora. Serán precisamente muchos de estos componentes más tradicionales, los que se perderán a partir de la II Guerra Mundial, momento en el que el Aikido comienza su expansión en Japón y por el mundo.

El Aiki Jinja es, por tanto, un recuerdo de cómo Ueshiba Morihei concebía su arte, y su enraizamiento en la tradición y cultura japonesa. No pretendía renovar el Budō japonés, o darle otro sentido para el siglo XX. Pretendía darle continuidad tal y como él lo había recibido. ¿Por qué, si no, crear un templo para el Aiki en pleno siglo XX, al estilo de las escuelas marciales más antiguas?.

sábado, 18 de mayo de 2019

Ensō (円相)


Ensō (円相)
Texto enriquecido por el editor.




El círculo representa en su vaciedad, la absoluta plenitud, simplicidad , integridad, infinidad, perfección de la armonía.

El círculo del sumi, pintado con tinta, o Ensō, es un símbolo espiritual de muy profundo significado para muchos religiosos, particularmente para los budistas Zen. Se trata de uno de los temas más típicos de la caligrafía japonesa, a pesar de que el círculo es un símbolo y no un carácter.

Simboliza la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío (mu), así como la propia estética japonesa. Como expresión del momento, se suele considerar una forma de minimalismo.

El círculo, según el entendimiento de la tradición del Zen, es una representación de nuestro verdadero ser. Es pintado / escrito en la caligrafía china o japonesa en una forma que no es matemáticamente perfecta. El Ensō es pintado por una mano humana, con un pincel, y entonces es perfecto nada más así como es. Guiado en el momento del estado de la mente del pintor – tu puedes pintar un poderoso y bien balanceado Ensō  solamente si tu mente es limpia y libre de pensamiento e intenciones -. Es el verdadero momento de vaciedad con plenitud. Es el reflejo de tu estado interior de armonía.

Representa los ciclos, las repeticiones, el eterno retorno, la búsqueda del centro, el ciclo infinito de la vida y el universo.

Una característica importante del círculo Ensō es que nunca es un círculo cerrado. Siempre hay una ligera abertura en algún lugar, indicando que no es algo contenido en sí mismo, sino que en lugar de eso se expande hacia el espacio, hacia el infinito, abarcándolo todo e incluyéndolo todo. Es un círculo que incorpora la armonía completa.

En la pintura del budismo zen, el Ensō simboliza un momento en que la mente es libre para simplemente dejar que el cuerpo o espíritu se ponga a crear. La forma se suele plasmar en seda o papel de arroz con un solo trazo (aunque en ocasiones el gran Bankei Yōtaku invertía dos trazos) y no hay posibilidad de modificación. Así, la obra muestra el movimiento expresivo del espíritu en un tiempo dado. Los budistas zen «creen que el carácter del artista está totalmente expuesto en su manera de realizar un ensō. Sólo una persona que es mental y espiritualmente completa puede plasmar un auténtico ensō. Algunos artistas practicarán dibujando un ensō cada día a modo de ejercicio espiritual». (Seo, Audrey Yoshiko; Loori, John Daido (2009). Ensō: Zen Circles of Enlightenment. Weatherhill. ISBN 1-59030-608-2.)

Algunos artistas pintan el Ensō con una abertura en el círculo, mientras que otros completan el círculo. Para los primeros, la abertura puede simbolizar distintas ideas, por ejemplo, que el ensō no es una figura separada, sino que es parte de algo más grande, o que la imperfección es un aspecto esencial e inherente de la existencia (como ocurre también en la idea de simetría rota). El principio de controlar el equilibrio en la composición a través de la asimetría y la irregularidad es un aspecto importante en la estética japonesa: fukinsei (不均斉), la negación de lo perfecto.

Pero el Ensō  también es el símbolo de lo visible y lo no visible. Representa el pensamiento no-dual, la unidad, “el Todo es igual que el Uno”. La expresión de toda la mente y la no-mente. Su vacío contiene la totalidad absoluta, la simplicidad, la plenitud, lo infinito, la perfección.

Según la tradición Zen, el Ensō  es la representación de nuestro verdadero Yo, de nuestro real Ser.

El Yo es un círculo Ensō pintado en el vacío de la no-mente.

El Ensō es la imagen del Cielo y de la Tierra, del diario ir y venir, de las estaciones, de la vida; pintado con un rápido trazo; seguro pero humilde; grueso pero lleno de bondad.

Es tan perfecto, que tiene el poder de liberar y transformar al que lo contempla con claridad. Y la sensación que produce es indescriptible. Por eso se le conoce como círculo de iluminación. Solamente el lenguaje poético se puede aproximar a la profunda e inexpresable verdad contenida en el Ensō . Meditar sobre estos conceptos y el momento actual de mi vivir te hace consciente y facilita claridad de acción.

El Ensō también es un símbolo sagrado en el budismo zen, y a menudo lo emplean los maestros zen a modo de firma en sus obras de tipo religioso. Un tema relacionado con la filosofía que encierra esta idea es Hitsuzendō, el camino del pincel, o caligrafía zen.

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