sábado, 25 de junio de 2011

Bioelectricidad

Bioelectricidad

 Por Howard Yanes
Zen Shin Dojo
Mayo de 2011
Caracas/Venezuela



El cuerpo humano conduce una cantidad de energía eléctrica a través de los nervios y los nervios tienen recorridos paralelos en ambas partes de cuerpo generando así en su recorrido una polaridad electromagnética; mientras más fluido sea el recorrido más evidente será la salud física y mental del individuo. Esa polaridad electromagnética nos comunica con otros seres vivientes y con la tierra. Philippus Paracelso (padre de la medicina magnética) creía que generaba una conexión con los planetas. Tal es la existencia de dicha polaridad que el austriaco Antón Mesmer denominó esto como "magnetismo animal" y desarrolló lo que hoy día se conoce como magneto terapia.

Dicha polaridad electromagnética en el cuerpo desarrolla propiedades en nuestras manos y pies dando funciones de percepción, absorción, proyección a través de la concentración y focalización de la conciencia. No sólo somos un reflejo de carne y hueso, la energía que anima nuestra existencia puede ser controlada por el conocimiento y la reflexión al igual como cuando éramos niños y nos damos cuenta que podemos controlar las funciones de las manos, más grandes controlamos el equilibrio y aprendemos a caminar, yo sé que eso esta allí y no me atrevería a escribir esto si así no fuera.

En el Aikido el Kamae sin armas es HIDARI HANMI (perfil izquierdo). El hemisferio izquierdo del cerebro se encarga de la parte motriz, manejo de la información lógica, atención focalizada, control del tiempo, ejecución y toma de decisiones, resolver un problema descomponiéndolo en piezas y examinando éstas una por una, la mano izquierda absorbe energía y lo hace a través de diferentes canales según la medicina tradicional china:

Corazón: representa la sabiduría, el conocimiento;
Pericardio: la conducta;
Pulmón: aprendizaje/memoria;
Triple recalentador: Pienso/expreso/hago;

Todo lo que se hace desde el lado izquierdo está relacionado con la afinidad mental, la conducta correcta, la aplicación del conocimiento adquirido en su justa medida y su relación con el universo circundante, la afinidad mental es una de las tres esquinas del triángulo del equilibrio de la salud (pienso-digo-hago).

Siguiendo con los nervios llegaremos al ojo, el nervio ocular comunica al sistema nervioso lo que esta pasando en el exterior; existe un cálculo que hace la mente sobre donde están realmente los objetos entre el ojo derecho y el izquierdo, y cuando miras de forma fija un objeto por más de 20 segundos sin parpadear, todo lo que rodea lo observado pierde su forma, al pasar esto tratamos de parpadear ya que nos asusta inocentemente la alteración de la realidad como la percibimos. A los 25 segundos sin parpadear el nervio ocular ha transmitido un cansancio a todo el sistema neuromuscular retardando la respuesta física de una defensa en casi un 50%, está es una posible explicación del por qué no deberíamos ver el arma, las manos o los ojos de quien sostiene el arma da a lugar al concepto de metsuke, que en términos generales es un desenfoque de la vista; hay quienes lo traducen como si estuvieran viendo una montaña a lo lejos, pero eso lo hace más difícil de practicar cuando la situación es más cerrada.

Éstas alteraciones en la respuesta neuromuscular, sumado a la descompensación eléctrica producida por el atemi podrán producir una suspensión total o parcial de la conciencia o facultades motoras, ya que se altera la percepción mental y física que proporcionan seguridad y estabilidad ya que el cuerpo le dice a la mente que algo pasó, la mente no sabe cómo pasó y como instinto de autoconservación el cuerpo se va al piso para que la sangre pueda llegar más fácilmente al cerebro y todo el sistema bioeléctrico facilite el trabajo.

La polaridad electromagnética se ve reflejada en la función de las nefronas (nefrón) en el riñón cuando el agua es cargada de iones positivos en su proceso. En algunas reanimaciones de las funciones neurológicas se palmea sobre el riñón derecho provocando una sacudida de iones y estimulando la glándula suprarrenal produciendo cantidades de adrenalina que es una hormona vaso-activa secretada en situaciones de alerta y cortisol cuyas funciones principales son incrementar el nivel de azúcar en la sangre a través de la gluconeogénesis, suprimir el sistema inmunológico y ayudar al metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos además de disminuir la formación ósea.

He visto este tipo de reanimación en las explicaciones sobre puntos de presión en las artes marciales en las que no existe un estudio profundo de las consecuencias a mediano y largo plazo y por eso dedico unas líneas a este respecto ya que ésta descarga no es un proceso natural. Por alguna razón un alto porcentaje de las personas que se dedican a explicar está materia tienen ukes con una particular carencia de energía, caras somnolientas e incluso es series de video se puede observar que el uke que está en el primer video de una serie, cuando llega a la tercera edición su energía está mermada. Ya no se le ve la misma vivacidad y entonces vemos gente nueva en las siguientes ediciones. Aprender el uso correcto amerita una observación no sólo de la técnica sino también de las posibles lesiones internas, cambios de conducta, cambio de hábitos, en líneas generales la auto-observación y análisis marcial aplicado a sí mismo.

miércoles, 8 de junio de 2011

LA ENSEÑANZA DEL BAMBÚ JAPONÉS

LA ENSEÑANZA DEL BAMBÚ JAPONÉS



Autor desconocido


¡Qué increíble es cultivar el bambú japonés! Hay que tener mucha paciencia si uno quiere obtener resultados. Ha de prepararse la tierra, abonarla y disponerla de forma apropiada. Debe desyerbarse, regarse y protegerse de plagas. El proceso exige de un cuidado permanente. Semanas e incluso meses después, aún no se advierte nada en el sitio donde ha de crecer. A medida que pasa el tiempo el cultivador debe redoblar sus esfuerzos. El primer año pareciera no acontecer cosa alguna; y lo mismo sucede con el segundo, el tercero y el cuarto año.

Pero el cultivador no se desespera pensando que ha fracasado. Entre agua, abono y cuidado constante transcurre el quinto año y también el sexto. Finalmente, en el séptimo año aparece sobre el surco el brote de lo que será una portentosa planta que en pocos días alcanzará alturas formidables. ¡Entre la semana doce y la catorce ya supera los doce metros de altura! Valieron la pena la espera y el esfuerzo.

Pero, ¿tarda realmente el bambú japonés de doce a catorce semanas en alcanzar esa altura? No. Durante siete años ha crecido bajo la tierra de forma silenciosa, echando un sistema de raíces fuerte y complejo que le permitirá alcanzar rápidamente grandes dimensiones después de brotar de la tierra. Esto lo convierte en una de las especies más fuertes y resistentes del reino vegetal. Intensos vendavales suelen golpear las costas japonesas, arrasando con árboles y arbustos de toda especie, excepto el bambú japonés. Es tan fuerte y flexible, que siempre resiste. Es todo un símbolo de triunfo.

Al igual que el bambú japonés, algunas personas pasan años sin mostrar ninguna señal de cambio o mejora en sus vidas. Muchos los miran con escepticismo, duda y recelo, suponiendo que jamás llegarán a superarse. Sin embargo, ellas tienen la fe en su autorrealización y permanecen creciendo por dentro, echando raíces y preparándose. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro… Estamos creciendo, madurando. Mejoran diariamente sin que los demás lo noten. Con los años, aparece un “pequeño brote”, un suceso o acontecimiento especial. Y de repente, se les puede ver crecer hasta alcanzar, en poco tiempo, alturas formidables. Su secreto está en la paciencia y la perseverancia. Echan raíces fuertes, y ningún huracán inclemente podrá arrancar sus sueños de alcanzar logros maravillosos.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...

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