domingo, 29 de mayo de 2016

Mottainai, Boro, Kintsukuroi

Mottainai, Boro, Kintsukuroi

Tomado de www. http://conoce-japon.com


 Mottainai

Mottainai  (勿体無い) es una expresión japonesa que se refiere a no desperdiciar aquello que es valioso. Esta palabra usualmente se utiliza para expresar el sentimiento de arrepentimiento cuando algo se utiliza como desperdicio sin aprovechar un uso derivado. Recientemente se ha vuelto una palabra clave con el surgimiento de problemas globales relacionados con los recursos y el medio ambiente. El concepto de mottainai se ha llegado a adoptar a nivel gobierno. Para el 2005 el Primer Ministro Koizumi Junichiro se refirió a los líderes del G8 diciendo que “puede ser difícil traducir la palabra al inglés, francés, alemán, o a otros idiomas, pero creo que se puede utilizar la palabra mottainai.” El Primer Ministro llamó al uso de este concepto como un término universal en un esfuerzo internacional para utilizar de manera efectiva los recursos.

Una de las primeras muestras de esta filosofía está escrita en el Registro de la Guerra de Genpei, cuando un soldado reprende a Yoshitsune por haber arriesgado su vida para recuperar un arco que había caído al mar. Le dice “ninguna vida vale un arco”.

La filosofía del mottainai se encuentra impregnada dentro del sintoísmo y el budismo japoneses. El sintoísmo es la religión originaria de Japón, que cree que en la naturaleza se encuentran diferentes espíritus llamados kami que deben ser adorados. Así, el hombre aprende a respetar la naturaleza, pues somos parte de ella. Otro ejemplo de la relación del mottainai y el sintoísmo se encuentra en la creencia de que preservar objetos por más de 100 años hará que estos adquieran un espíritu y se conviertan en un tsukumogami. Incluso el ningyō kuyō es una ceremonia en la que se hacen ritos fúnebres para muñecas que ya no se quieren conservar pero tampoco se quieren desechar. Así pues, dentro del sintoísmo no solo se venera a la naturaleza, sino a los objetos antiguos, que se conservan y se heredan de generación en generación.

El ahorro de materiales no solo proviene de la religión, sino que también se justifica por fines pragmáticos. En la era de la posguerra, Japón se encontraba en una situación de miseria. Aparte de contar con tierra fértil gracias a las montañas, Japón es una isla que carece de algunos recursos importantes como petróleo o hierro. La época de las guerras consumió otros tantos recursos como la madera y el carbón.

Existen dos películas (ambas de Studios Ghibli) que reflejan bien la situación de la posguerra. La primera es La Tumba de las Luciérnagas, que relata la situación de pobreza de dos niños huérfanos. El hermano mayor guarda una lata de dulces y de vez en cuando le regala uno a su hermana menor como premio. Incluso cuando se acaban los dulces, el hermano mayor guarda la lata, la llena de agua, la agita y vierte el agua saborizada en un tazón para que su hermana lo beba.

La segunda película se llama Recuerdos del Ayer y relata los recuerdos de la infancia de una mujer joven. La época de su infancia se sitúa en los sesentas, un  poco después de la posguerra. Existe una escena en la que el comité de alumnos discute si la cafetería debe permitir que los niños dejen un ingrediente que no les gusta en el plato, pues es un desperdicio que en otros países no se permitiría.

Boro

El boro es una prenda utilizada por campesinos, comerciantes o artesanos en el periodo Edo hasta el periodo Showa (más o menos del siglo XVII al XIX). En la era feudal, la mayoría de la clase baja eran campesinos, y no muchos podían comprar vestuarios como el kimono u obi que compraba la aristocracia. La ropa se hacía a partir de materiales más baratos, pero no por ello menos bellos.

Literalmente traducido como “harapos” o “piezas de tela”, boro (ぼろ) se utiliza también para describir prendas y utensilios del hogar que han sido parchados y reparados una y otra vez. Una vez que se hacía la prenda, ésta se remendaba a lo largo de la vida de su propietario, y a veces incluso por más tiempo. El algodón era escaso en Japón, pero no la fibra de cáñamo, que se tejía en casa para formar patrones llamativos. El algodón se tejía con la fibra de cáñamo para que fuera térmico.

La tela del boro está tejida de manera sofisticada por las mujeres que lo hacían. Para las familias campesinas, cada prenda debía durar lo suficiente como para poder pasar a la siguiente generación, y el uso diario implicaba arreglarlo constantemente. Cada tela es única, ya que cada mujer hacía su propio diseño o patrón.

El boro nace de la concepción del mottainai, que se refiere al aprovechamiento de las cosas mientras sean útiles. Su atractivo no radica solamente en el colorido azul o su aspecto harapiento, o en la ecología de esta prenda. Esta ropa se teje y remienda por generaciones, por lo que tienen una larga historia. El boro describe perfectamente la situación de muchas familias en el periodo feudal.

En las casas rurales, la familia completa solía dormir en un solo futon. Incluso había prendas como el donja que eran extremadamente grandes, pues eran utilizados para que toda la familia se abrigara con este abrigo. Así, estando todos juntos podían sobrevivir a los inviernos fríos.

El bodoko, traducido como “tela de vida” es otro ejemplo. Usualmente era utilizado como una frazada, aunque también se podía utilizar al momento de dar a luz. Las mujeres se sujetaban a cuerdas atadas al techo y se inclinaban sobre el bodoko. Lo primero con lo que entraba en contacto el bebé eran capas de tela utilizadas por sus ancestros.

Hoy en día el boro es apreciado como una artesanía, y se ha vuelto objeto de colección. También ha llamado la atención el principio de aprovechar todo y no desperdiciar nada, un concepto que hoy por hoy va adquiriendo importancia.

Kintsukuroi

Otra forma en la que aplican esta filosofía del mottainai es a través del arte del kintsukuroi. La palabra kintsukuro (金繕い) es una forma de arte que consiste en reparar cerámica. A pesar de que en occidente la cerámica que se rompe se considera un desecho, o incluso la cerámica que se repara se considera fea, en Japón tiene un valor especial.

Un objeto hecho a mano, como un tazón o una taza se aprecian por el cuidado que el orfebre le puso para darle un propósito. Al romperse un objeto y repararlo, los japoneses consideran que se realza el valor del objeto a un nuevo nivel de apreciación. Este arte de reparar cerámica data del siglo XVI. La historia habla de un terrateniente al que le fue entregado un bello tazón que sería utilizado para una ceremonia de té. Alguien dejó caer por accidente el tazón, que se rompió en cinco piezas. Uno de los invitados improvisó un poema en el que hablaba del nombre de quien dio el tazón, el estilo de este y las cinco piezas, provocando las risas de los demás invitados y evitando que el terrateniente se enojara.

En lugar de considerarse que se pierde el valor, al reparar la cerámica se crea una sensación de una nueva vitalidad. Dicho de otra forma, el tazón se vuelve más bello después de haber sido roto y reparado. Dicho de otra manera, la prueba de la fragilidad de estos objetos y de su capacidad de recuperarse son lo que los hace bellos.


Aunque la palabra kin () se utiliza para referirse a los metales en general, usualmente se utiliza laca de polvo de plata o de oro,  de manera que se “parchan” las fisuras con metal. Es por eso que también se utilizan otras expresiones como kinnaoshi (金直し) o ginnaoshi (銀直し) cuando se refieren específicamente a la reparación con oro o plata, respectivamente.

miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Sirven las artes marciales para forjar el carácter?


¿Sirven las artes marciales para forjar el carácter?

Por Peter Boylan
Tomado de :
 
Autodefensa.

Autodisciplina.

Confianza.

Respeto por uno mismo.

Haz una búsqueda en Google del término “publicidad de las artes marciales” y encontrarás un suministro ilimitado de anuncios que proclaman que la práctica de las artes marciales enseña los valores arriba indicados. Son buenos valores. Sin duda no discuto que desarrollar buenas habilidades de defensa personal, autodisciplina, confianza en uno mismo, y auto respeto no sean buenas para cualquiera.

Sí, las habilidades de defensa personal son maravillosas. Nadie va a argumentar que la autodisciplina no es importante. Confianza y aprecio por uno mismo son también algo impresionante. Todos estos rasgos se cultivan y refuerzan mediante la práctica de artes marciales. Mi preocupación es que me he encontrado demasiados artistas marciales que no han desarrollado estas cosas de una manera sana y equilibrada. ¿Qué pasa cuando las cosas se tuercen?.
Aprender defensa personal mediante la formación en artes marciales parece redundante, pero tiene que ser abordado. Todo el mundo que haya entrenado durante un cierto tiempo se encontrará con personas que han aprendido esta lección mal.
 
Estos son los chicos que desarrollan alguna habilidad pero nunca aprenden cuándo y dónde aplicarla. Tienen habilidades de defensa personal, y tal vez algo de aprecio por sí mismos, pero no han aprendido a respetar a los demás, y se nota en la forma en que utilizan sus habilidades. Se los puede ver de manera sutil y no tan sutilmente, en la intimidación a las personas con las que entrenan, haciendo inmovilizaciones y proyectando más duro y más brutal de lo necesario. Usan la amenaza implícita de sus habilidades para intimidar a sus compañeros de entrenamiento y las personas que se encuentran dentro y fuera del dojo. No es el ideal de lo que el entrenamiento en defensa personal deba convertirse.

Confianza en uno mismo es a menudo lo que nos da el valor de intentar algo nuevo o acometer algo que no es una apuesta segura. Significa no dudar en las pequeñas cosas. Tener autoconfianza significa estar dispuestos a tomar riesgos, incluso si el riesgo principal es nuestro ego. Es sorprendente la frecuencia con la que lo más importante que se arriesga es nuestro ego o un poco de vergüenza personal, y que ese riesgo se convierta en algo demasiado grande. La autoconfianza saludable incluye la capacidad de tomar esos riesgos y estar a gusto con los resultados, tanto si tienen éxito como si fracasan. Cuando falla la confianza en nosotros mismos es cuando tenemos demasiado ego. Piensa en todos los idiotas arrogantes que realmente creen que no pueden hacer nada equivocado en el dojo. ¿De dónde sacan eso? ¿Cuándo se enseña esta arrogancia?.

El entrenamiento en artes marciales, sin lugar a dudas, nos debe hacer mejores en algún tipo de disciplina combate, ¿pero también en lo demás?. La autodisciplina es un rasgo maravilloso, y muchas veces me gustaría tener algo más. He visto lo que puede pasar cuando se tiene un buen stock de esto. También he visto personas demasiado disciplinadas. Estamos hablando de tipo en el dojo que lleva su entrenamiento a un nivel poco saludable mientras presume de cómo su autodisciplina le ayuda a hacerlo. O la mujer que se entrena día tras día sin tomar un descanso, no dándole tiempo al cuerpo para descansar y recuperarse, incluso cuando está lesionado. Hay autodisciplina, pero no está equilibrada por ninguna sabiduría.

El aprecio por uno mismo es maravilloso. Es el reconocimiento saludable de nuestro propio valor como seres humanos. Ese conocimiento nos da la fuerza mental para no ser destruido por cada crítica. Aún más, nos sirve de apoyo contra la presión que viene de todas partes de la sociedad para cambiar o hacer cosas sólo para satisfacer a otras personas. Sin autoestima, podemos implicarnos en todo tipo de cosas, sólo porque los que nos rodean quieren que hagamos algo. Los compañeros nos pueden empujar a vestirnos de cierta manera, a comportarnos mal, incluso nos pueden convencer para faltarle el respeto a alguien con el fin de impresionar a otros. La autoestima tiene que estar equilibrada con el respeto a los que nos rodean, o sólo eres un idiota.

La mayoría de los anuncios que se ven por ahí parecen estar dirigidos a los padres, pero hay un montón de adultos a los que les gustaría tener habilidades de defensa y mejorar la confianza en sí mismo y su autoestima. El entrenamiento en artes marciales, sin lugar a dudas, nos debe hacer mejores en algún tipo de disciplina combate, ¿pero también en lo demás? ¿De qué manera aprender a luchar de verdad mejora la autoestima general o la autodisciplina? Más concretamente, ¿el entrenamiento marcial realmente mejora sólo las habilidades de autodefensa, o se enseña algo más?.

Las artes marciales son a menudo enseñadas de una manera que no creo que vaya a contribuir mucho al desarrollo de cualquiera de los rasgos del carácter antes enunciados. ¿De qué manera el repetir técnicas de pie y en fila desarrolla los rasgos de personalidad? Incluso la práctica de técnicas y habilidades con los compañeros no necesariamente va a enseñar algo más que las técnicas. Es incluso muy posible aprender malas lecciones que desarrollarán un pobre carácter simplemente entrenando con los compañeros.

En el entrenamiento con compañeros es muy probable que se aprenda qué tipo de carácter tienen estos. Alguien que ha aprendido a aumentar su autoconfianza abusando de los compañeros más débiles es probable que abuse también de ti. Va a realizar la llave demasiado dura o forzar la articulación un par de grados más allá de lo realmente necesario, o proyectar con fuerza sin hacer nada para aliviar la caída. Esto ciertamente no es la manera de aprender a respetar a un compañero, y mucho menos a ti mismo.

Si el maestro es arrogante e irrespetuoso con sus estudiantes, a continuación, los estudiantes aprenderán a ser arrogantes y a faltar el respeto a los que les rodean. Incluso si el profesor no es arrogante o irrespetuoso pero permite que los sempai sí lo sean con los estudiantes más jóvenes, los estudiantes aprenden que la arrogancia y falta de respeto son aceptables.

En las clases donde los estudiantes no son tratados con respeto por los profesores, no hay razón para esperar que los estudiantes aprendan autoconfianza o respeto. Un “maestro de sí mismo” no tiene miedo de cometer un error. Al fin y al cabo eso es lo que es la autoconfianza. Un maestro que tiene confianza en sí mismo, y se respeta a sí mismo, dará a los estudiantes el respeto individual y el espacio para desarrollar su propia autoconfianza.

Hay demasiadas maneras en las que un profesor puede dar a los estudiantes malas lecciones de carácter, y por desgracia hay demasiadas personas enseñando artes marciales con un carácter no precisamente maravilloso. Las artes marciales así practicadas enseñan a los estudiantes los aspectos físicos de la materia sin aprender nada sobre la madurez emocional. Los profesores pueden ser arrogantes y enseñar que cualquier persona que no sea lo suficientemente buena debería ser ridiculizada. Los estudiantes que hacen preguntas difíciles pueden ser tratados con condescendencia. Todo el mundo puede ser objeto de abuso, y sólo los que sufren los abusos sin quejarse o llorar pueden ser dignos. Cuando pienso en ello, es como si las maneras de enseñar mal las artes marciales fuesen mucho más numerosas que las formas correctas de transmisión.

Hay un delicado equilibrio. ¿Cómo enseñamos autodefensa sin enseñar cómo intimidar y abusar? ¿Cómo enseñamos confianza sin la enseñanza de la arrogancia? ¿Cómo enseñamos a los estudiantes a valorar a los demás, mientras que estamos enseñando a valorarse a sí mismos? ¿Cómo enseñamos confianza sin teñirla de arrogancia?

Escuelas de artes marciales, dojo, y dojang, tienen que tomarse su tiempo para hacer hincapié en algo que no sea sólo la violencia cruda de lo que entrenamos. En el dojo de judo en el que me encanta entrenar, los consejos de seguridad, para trabajar el interés mutuo, y para fomentar el respeto entre los  compañeros son tan frecuentes en una parte del discurso como las sugerencias para mejorar las proyecciones y llaves más comunes. Nadie va a aprender una lección que no se está enseñando. Si una escuela de artes marciales anuncia que enseñan autodefensa, la autoestima, la confianza en sí mismo y la autodisciplina, no debemos tener miedo de preguntar “¿Cómo se enseña eso?”.

Rory Miller y Marc MacYoung siempre están haciendo hincapié en que la legítima defensa es un concepto jurídico, y que si no sabes lo que constituye la autodefensa legalmente, puedes meterte en todo tipo de problemas. Si una escuela afirma enseñar defensa personal, ¿enseña cuál es la respuesta apropiada y la complejidad de cada situación, o se apunta a consignas baratas como “mejor ser juzgado por los doce que llevado por seis”? ¿La escuela se toma su tiempo en hacer hincapié en lo excepcional que el uso de la fuerza debería ser, y las situaciones que serían apropiadas para ella, o enseña todo tipo de técnicas y dejan que los alumnos lo averigüen por sí mismos?.

Cuando una escuela dice que enseña autodisciplina, ¿Qué enseña autodisciplina, o sólo disciplina? La autodisciplina trata de ser capaces de concentrarse y hacer algo por uno mismo. ¿Da la escuela a los estudiantes tiempo para trabajar en las cosas por su cuenta, o cada momento es programado y dirigido y conducido por un maestro? A menos que los estudiantes tengan tiempo para sí mismos, nunca aprenderán a dirigirse y disciplinarse a sí mismos. Nadie puede aprender autodisciplina mientras que la disciplina externa esté apretando y bloqueando. Los estudiantes necesitan espacio para desarrollar su yo interno, así como las habilidades físicas más refinadas.

¿Cómo enseña la escuela respeto por uno mismo? O lo que es más importante para mí, ¿cómo enseñan el respeto por uno mismo y por los demás? ¿Los profesores y estudiantes son modelos de respeto y tratan a todos con dignidad? ¿O en cambio menosprecian y abusan de cualquiera por debajo de ellos en la jerarquía? ¿Son los estudiantes tratados con la alabanza apropiada y la crítica legítima o se les grita y degrada cuando cometen un error?.

Si el listón se establece de manera que todo el mundo siempre pasa, o si los estudiantes no tienen la oportunidad de fallar, no van a desarrollar auténtica confianza en sí mismos o autorrespeto.

 
Autoestima y confianza en uno mismos están estrechamente relacionados. ¿Los estudiantes tienen la oportunidad de trabajar en metas sin el constante empuje y la conducción de los instructores y compañeros de estudios? ¿Los estudiantes tienen la oportunidad de fracasar? La confianza en uno mismo real proviene de saber que puedes hacer cosas por ti mismo, no de moverse a lo largo de una pista con los demás, siempre y cuando se paguen las cuotas mensuales y el coste del examen. No es hasta que hemos experimentado algún fracaso y seguimos adelante que nuestra confianza en nosotros mismos y la autoestima se convierten en verdaderas y profundas. Si el listón se establece de manera que todo el mundo siempre pasa, o si los estudiantes no tienen la oportunidad de fallar, no van a desarrollar auténtica confianza en sí mismos o autorrespeto. En el mejor de los casos tendrán la ilusión de ellas, lo que estará bien hasta que algo ponga a prueba esa confianza y respeto por uno mismo, y entonces se romperán. La autoconfianza genuina puede manejar los contratiempos. El autorrespeto genuino no será dañado por lo que viene de fuera, ya que tiene la profundidad suficiente para absorber el daño que inflige la vida.

Si la escuela no está trabajando activamente en la enseñanza de estas lecciones, probablemente tampoco las está enseñando pasivamente. A pesar de los mitos y leyendas, el buen carácter no es un subproducto automático del entrenamiento de artes marciales. La publicidad es buena, pero ¿realmente qué aprenden los estudiantes en clase de artes marciales?.

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