martes, 21 de febrero de 2012

El Aikido y el Manejo de la Frustración

El Aikido y el Manejo de la Frustración



Antes o después la mayoría de los estudiantes encuentran el estudio de Aikido extremadamente frustrante. Lo mismo sucede con los instructores, y la mayoría de la gente (adultos o niños) que estudia Aikido pasa por esta experiencia.

Una de las razones del por qué estudiamos Aikido es para tener la oportunidad de aprender a practicar aún en estos períodos de frustración sin perder nuestra motivación y cambiar a otra actividad que aparezca menos frustrante. Todos, los o las estudiantes, adultos o niños, experimentan ciclos en su entrenamiento. A veces aprenden rápidamente y "todo encaja" de una forma muy satisfactoria.

Otras veces, nada parece ir bien, los otros estudiantes son una molestia, los instructores nos corrigen siempre a nosotros, y la clase parece una pérdida de tiempo.

Es importante comprender que todos pasamos por estos ciclos durante nuestro entrenamiento. Podemos hacer uso ellos como una oportunidad de decir "sí, ésta es una de esas épocas en que el entrenamiento es difícil" y continuar entrenando, o podemos dejarnos llevar por la frustración y trasladarnos a otra actividad que nos prometa menos problemas.

Sin embargo, dondequiera que vayamos, seguiremos siendo nosotros mismos.

Encontraremos siempre períodos malos en cualquier práctica extendida. Es en dichos momentos donde se nos ofrece la oportunidad más grande en la práctica del Aikido, puesto que es allí cuando podemos crecer, e ir más allá de nuestro acostumbrado acercamiento a los desafíos que la vida nos presenta.

Estudiar Aikido es complicado, ocasionalmente, frustrante y difícil a veces. Esto es verdad para cada uno de nosotros, seamos niños o adultos, principiantes o avanzados, e incluso instructores, y hasta me atrevo a decir, Maestros.

Los niños miran a los adultos y dicen "si fuera tan grande y fuerte como ellos, podría hacer esto fácilmente". Los adultos miran a los niños y dicen "si solamente hubiera comenzado Aikido cuando tenía su edad, y tuviera su energía y flexibilidad, qué fácil seria ahora para mí".

Todos luchamos con el nivel siguiente de nuestro entrenamiento, y la mayoría de nosotros pensamos que es más fácil para los demás estudiantes. No es así, porque el siguiente nivel de nuestro entrenamiento es siempre difícil para todos y cada uno de nosotros, justamente porque es un nivel más alto, más avanzado.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Acerca de ser un buen instructor

Acerca de ser un buen instructor

Por Yoshimitsu Yamada


Cortesía Howard Yanes, Zenshindojo, Caracas, VZLA

Editor´s Note: This article by Yamada Sensei has been reprinted with the permission of Budo Internacional, a major martial arts magazine publisher in Europe, for which Sensei is a regular contributor. "On being a Good Instructor" Traducción Carlos Torres.

"Sobre este tema, me gustaría discutir qué se requiere para ser un buen instructor, así como la mentalidad necesaria para ser efectivo como profesor. Es innecesario decir, que mi punto de vista está puramente basado en mi experiencia como instructor de Aikido. He visto también algunos de mis propios alumnos llegar a ser profesores y es a través de ellos y de mis propios años como Sensei que realizo algunas observaciones.

Uno de los hechos más importantes es que hay aspectos más importantes que simplemente la habilidad técnica para llegar a ser exitoso en el arte de enseñar. Me he dado cuenta que no necesariamente es siempre el más talentoso aikidoka quien puede impartir lo que él o ella conoce sobre el arte. Por ejemplo, un excelente jugador de béisbol no es necesariamente un coach efectivo. Esta idea nos demuestra que usualmente se requiere algo más que habilidad física.

Un maestro necesita ser respetado y querido por sus estudiantes.

Hablando de respeto, frecuentemente escucho profesores quejándose de que sus estudiantes no les ofrecen el debido respeto. En mi opinión, el respeto no es algo que te pertenece, no se puede forzar a nadie a tenerlo. Debe ser ganado, mayormente a través de la experiencia, confianza en sí mismo y respeto por los demás. Para ser un buen instructor, tus estudiantes deben sentir tus años de experiencia comprometida y tu confianza en lo que estás haciendo.

Desafortunadamente, en mi caso, siempre lamenté haberme convertido en profesor de Aikido siendo tan joven, inmaduro y relativamente inexperto en los caminos del mundo. Los jefes del Aikido no tuvieron otra opción, ya que el Aikido era un nuevo arte y no había tantos practicantes dedicados a difundir el Aikido en ese momento. Yo era sincero, pero sin las necesarias habilidades para ser tan efectivo como podía haber sido. Mientras uno es joven, sus técnicas pueden ser fuertes en razón de sus proezas físicas. Sin embargo, uno podría carecer de otros factores, que lo ayudan a convertirse en un líder.

Por ejemplo, la experiencia social, cómo tratar con la gente o cómo actuar como un ser humano con cualidades que uno aprende a través del tiempo.

Una cosa que siempre tengo en mi mente cuando enseño es, que entre los estudiantes, hay muy diferentes tipos de gente de diferentes campos, y que ya están establecidos y maduros en sus propias profesiones. Ellos no son distintos a mí mismo. Es bastante interesante, que yo realmente comencé a sentirme a gusto como profesor cuando me aproximé a mis cincuenta años. Como dije anteriormente, además del tiempo y la experiencia, es también crucial tener confianza, para llegar a ser un buen instructor.

Muy frecuentemente, he conocido instructores que no permiten a sus estudiantes ninguna libertad y los frenan de ir a otros seminarios dados por otros instructores. Ellos podrían llegar tan lejos como para decir que quedarse con ellos es suficiente y que los estudiantes no necesitan exponerse a otras influencias. Para mí, eso demuestra falta de confianza por parte del instructor. Dejar a tus estudiantes ver otros mundos, los mantiene libres para utilizar su propio juicio.

Esa clase de seguridad en sí mismo es una importante manera de llegar a ser un líder. Recuerdo claramente una vez, cuando en un largo seminario de diferentes Shihan de Aikido, había un grupo de un dojo en particular, que en lugar de entrenar con el resto de los participantes, que es la esencia de la "experiencia del seminario", solamente entrenaban entre ellos mismos. Su profesor, que no era uno de los Shihan, quien también asistió al seminario, les prohibió dispersarse, para no comprometer su Aikido. Adicionalmente, en lugar de tratar de hacer lo que estaba siendo demostrado, continuaron entrenando como siempre lo hacían. Qué triste es eso, tanto para los estudiantes, quienes podrían beneficiarse de sentir diferentes estilos, como para el profesor que no tenía suficiente confianza en que sus estudiantes pudieran desarrollar su propio estilo a través de otras influencias y todavía ser devotos a él. Finalmente, ellos no adquirieron la completa ventaja de las posibilidades de crecimiento.

Es innecesario decir, que los buenos instructores necesitan no sentirse como si necesitaran probarse a sí mismos para sus estudiantes. Ni tener que demostrar cuán fuertes son. Presumiblemente, los estudiantes ya lo saben. No es bueno para los profesores ver que las habilidades físicas de sus estudiantes son del mismo nivel que las suyas. En otras palabras, para evitar la comparación de sí mismos con sus estudiantes, los profesores necesitan darse cuenta de que diez personas diferentes tienen diez aptitudes y condiciones físicas diferentes. Un mentor valioso demuestra cariño, generosidad y paciencia mientras trata con cada estudiante apropiada e individualmente.

Un último consejo es no hacer de sus estudiantes, sus "hombres sí". Si te rodeas de gente que te van a poner en un pedestal, te estás programando para la ilusión de que eres superior a las otras personas. Uno debe entender, que fuera del tatami, eres el mismo ser humano que ellos son. No obstante, una vez que estés en el tatami, puedes demostrarle "quien es el jefe". Cuando lidero una clase, siento que soy el director de una orquesta, cada uno de mis estudiantes está tocando un instrumento diferente, donde mi responsabilidad es crear una buena armonía entre ellos.

Algunas veces, siento que soy un chef de un gran restaurant que a través de mis recetas diarias llevo variedad y sabor a mis estudiantes, y así ellos no se sienten cansados o aburridos, siempre busco darles inspiración.

Como Sensei de Aikido, siempre estoy buscando la manera de ser un mejor maestro. Es un proceso de evolución que me ayuda a expresar mi humanidad y a aprender a ser un mejor ser humano. Después de todo, es el éxito de tus estudiantes lo que te hace un buen profesor, en tanto que un buen profesor crea fuertes futuros practicantes. Enseñar es una relación de mutuo respeto y entendimiento. De esa forma, tus estudiantes siempre tendrán alguien a quien admirar y viceversa.

Para mí, eso es respeto ganado."

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