miércoles, 28 de junio de 2017

Aikido: El arte marcial más misterioso del Budo


Aikido: El arte marcial más misterioso del Budo

 http://aikido-villaconstitucion.weebly.com/el-dojo-y-el-sensei.html






Mientras que el Judo es conocido en todos los países de la tierra, mientras que el karate y sus congéneres (tae kwon do, kung fu, vietvodao, Boxeo Thai, Full contact, etc..) son ampliamente conocidos como el Judo, el arte marcial “Aikido” pasa desapercibido entre las multitudes de practicantes de artes marciales. No digo que el Aikido no sea practicado, pero si afirmo que el Aikido no es “comprendido”, no es “entendido” y es el arte marcial más formidable de todos los tiempos.

Estas son unas palabras extraídas de la obra de Jay Gluck, “Zen Combat” (Ballantine Books): “Los musculosos policías americanos militares se mostraron llenos de incredulidad cuando oyeron mí descripción de las proezas físicas del hombrecillo viejo, así que ascendimos en el ascensor y conduje al techo plano del edificio donde fue formado un gimnasio, para que pudieran derribarlo. Pero él, pasando en medio de ellos, siguió su camino riendo.” “...El viejo hombrecillo era el maestro Ueshiba, de alrededor de 85 años de edad y nos 39 kilos en su cuerpo de 1,47 m. Tiene la barba blanca, rala y sedosa de un anciano venerable salido de una pintura Ming, y una incesante sonrisa de niño que es contagiosa. Ellos eran cinco policías militares de los USA, de la CIA. 825ª estacionada en Tokio, que me fueron presentados para una demostración. Su peso sumado era de más de 455 kilos. Todos habían estudiado judo o karate, y en varías ejecuciones repetidas del ataque tuvieron la ayuda de media docena de cinturones negros japoneses de judo y karate y de kendoistas armados con sables de roble. Nadie tocó al viejo, hasta que él mismo permitió que varios lo sujetaran colectivamente en la forma que quisieran, y luego escapó de sus manos, y los derribó a todos simultáneamente. Tomamos películas de gran velocidad, a 49,5 m. por segundo, e hicimos amplificaciones. Como estaba seguro que sucedería, las copias no mostraron nada más que un anciano sonriente que se movía sin preocupación en medio de soldados atacantes que, al parecer, no tenían noción de la existencia del viejo... indicación que Ueshiba estaba moviéndose en un plano de tiempo diferente...”.

La interesante y espectacular obra del escrito Jay Gluck continúa describiendo durante muchas hojas más, las increíbles facetas del arte Aikido. Yo recomiendo la lectura de esta obra a todos aquellos amantes verdaderos de las artes marciales.

Pero esta narración al igual que muchísimas otras de cientos de personas que podrían hablar del gran maestro Ueshiba nos expresan solamente una etapa final, una suprema habilidad de un arte y de un hombre que llegó a las más alta expresión de un arte marcial del auténtico Budo.

He titulado este artículo el arte marcial más misterioso, porque realmente hay mucho que decir y explicar detrás del Aikido y de su fundador “O’Sensei Morihei Ueshiba”.

Han pasado 34 años desde que el Aikido llegó a Occidente, al estado de Hawai. Las primeras prácticas tuvieron lugar en el verano de 1953 sobre la hierba de un parking del restaurante Rainbow Garden. Comenzaron con diez estudiantes y el Aikido, al igual que otras artes marciales, creció rápidamente en la isla de Oahu. Hawai fue el único lugar del extranjero, es decir fuera de Japón que el gran maestro se dignó a visitar. Nunca más fue a otro país del mundo a mostrar su arte. Su hijo y sus discípulos lo hicieron por él.

El Aikido es un misterioso, secreto, esotérico, “raro”, o diferente arte. Su fundador fue un hombre muy “diferente” a los demás de su generación. Y su maestro, el maestro Takeda Sogaku todavía, me atrevo a decir, fue aún más “sorprendente” y “raro” que el maestro Ueshiba.

Para aquellos que piensen que exagero no tengo que dar más que algunos ejemplos. Con el maestro Takeda Sogaku, además de haber estudiado el maestro Ueshiba –fundador del Aikido-, también estudiaron: Saigo Shiro (cofundador del Kodokan con J. Kano), Yong Sul Choi (fundador del Hapkido coreano), Doshin So (fundador del Shorinji Kenpo), Ryuho Okuyama (fundador del Hakkory Ju jutsyu) y aún podría seguir con una larga lista más de los más famosos artistas marciales que siguieron las enseñanzas del mismo maestro que tuvo M. Ueshiba.

Pero Ueshiba aunque siempre siguió a su maestro Takeda Sogaku, aún después de haber fundado el Aikido, y aún (sic) lo invitó hasta su muerte al dojo de Aikido de Tokio, realizó unos grandes cambios desde el Aikijujutsu de Takeda hasta su propio Aikido.

Algunos dicen: “Aikido es Aikijujutsu sin violencia y con religión.” Hasta cierto punto es real y hasta cierto punto es completamente falso. El Aikido se compone lógicamente de una base que Ueshiba heredó de Takeda, y elimina la violencia en las técnicas y tiene una gran influencia de sentido espiritual y religioso que emana de su fundador, pero ello no significa tomar una tijeras y “cortar” la técnica del estilo que acaba con violencia y “pegar” una dosis de “espiritualidad y de misticismo”. No es así de fácil. Existe una evolución dura, sacrificada, con compromiso, con estudio, con entrega, con horas de quemar el cuerpo y la mente en la búsqueda de un ideal de entrega al arte y a la humanidad. El seguir al líder de la religión Omotokyo (Onisaburo) marcó a Ueshiba. Su compresión del arte marcial por lo tanto es diferente a la de cualquier otro hombre. Los años que Ueshiba gasta en su compromiso religioso, fuera correcto o erróneo, le dejan huella en su corazón y en sus técnicas.

Desde un poderoso arte de combate antiguo como el arte de la espada, desde el poderoso Aiki ju jutsu, Ueshiba evoluciona hacia un nuevo arte, hacia su propia técnica, con su propia filosofía y mensaje. Del antiguo y sofisticado arte de combate del Aiki jujutsu, compuesto de 2.804 técnicas, al sofisticado arte blando de O’sensei Ueshiba hay un gran camino que muy pocos conocen, por ello el Aikido de nuestros días no es aún vivido, sentido y practicado por los hombres.

Si, la historia de Aiki jujutsu y del Aikido es un misterio, y la historia comienza con las mismas características que rodean a estos dos estilos. Hacia 1915 Morihei es presentado, por un periodista –no una presentación oficial, sino casual- al gran maestro de las artes del Aiki “Takeda Sogaku”. Takeda, de clase alta, seguía con la tradición de solamente aceptar estudiantes de alto rango. Ricos, gobernantes, militares, almirantes, dirigentes. Ueshiba era de un nivel social mucho más bajo. ¿Qué le dijo Ueshiba a Takeda? ¿Qué vio Takeda en aquel hombre, para aceptarlo y convertirlo en su principal alumno? ¿Qué ocurrió en aquella posada de Engaru en el año 1915?.

Hoy, muchos Aikidocas, desconocen la mayoría de secretos, historia, misterios y anécdotas de su arte. Es una lástima. Otros artistas marciales juzgan a priori al Aikido. Debajo de los tipos con falda negra hay una de las artes más sofisticadas de la humanidad.

Pero el gran misterio del Aikido reside en el corazón. Si el corazón está sucio no se progresa en el arte. Debe de unirse al movimiento técnico el movimiento del corazón limpio, del corazón liberado de odios, venganzas, rencillas, egoísmos y malos deseos. Ello queda expresado en el verso y caligrafía del maestro de Aikido Shirata Rinjiro: “Aquellos que desean aprender Aikido, primero deben estudiar su espíritu; si su corazón no es verdadero, El Camino nunca será alcanzado”.

miércoles, 14 de junio de 2017

El fundador del aikido: El desapego material
Por Kisshomaru Ueshiba(December 1978),
Traducido por Roberto Vidales Ibarra (México Aikido)
Tomado de: http://todoaikido.blogspot.com.ar



El siguiente artículo fue preparado con la amable asistencia de Jason Wotherspoon, de Australia. También agradecemos al Doshu Kisshomaru Ueshiba por su amable permiso para publicar estos resúmenes de capítulos.

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Hasta ahora este libro ha tocado una de las muchas facetas de la personalidad de O-Sensei, esto es, el lado devoto de su carácter. Había, sin embargo, muchos otros aspectos de su complicada naturaleza que sólo podrían ser descritos como infantiles. En este capítulo se revelará un lado más humano del fundador, sólo visto por su familia, sus amigos íntimos y sus discípulos más avanzados. El fundador era negligente en asuntos materiales hasta el punto en que su familia, y especialmente su esposa, Hatsu, tenían que pasar grandes sacrificios a lo largo de los años.

Hablando de este tema, hay una interesante anécdota narrada por el señor Gozo Shioda, director de la escuela Yoshinkan, quien con frecuencia acompañaba al fundador en los años que precedieron a la guerra. Un día, mientras mi padre y el señor Shioda viajaban en tren, un hombre que estaba parado junto al fundador de repente se levantó de un sobresalto en una postura rígida e inmóvil. El señor Shioda recuerda lo siguiente: “O-Sensei sonrió y se puso a reír. Pensé que seguramente se trataba de un viejo conocido. Pero cuando el tren arribó a la siguiente estación y el maestro dijo: ‘Bueno, ¡márchate!’ y el sujeto salió corriendo del tren, pregunté quién era. Me sorprendí cuando O-Sensei dijo: ‘era un carterista’. En todo caso, cuando el ladrón deslizó sigilosamente su mano dentro de la bolsa interior del maestro, éste, en un parpadeo, torció con fuerza la muñeca del sujeto y el cuerpo del ladrón se entumeció y se levantó inmóvil. Fue un tipo tonto al tratar de robar al ‘kamisama’ de las artes marciales, pero estuve muy impresionado de ver que O-Sensei, con toda calma, había dejado ir al carterista. Debido a que O-Sensei no llevaba dinero alguno, creo que no tenía la sensación de haber sido víctima en ese momento…”.

No sólo O-Sensei carecía del hábito de llevar mucho dinero, sino que, para viajar, caminaba pasando frente a los empleados de la estación de trenes con un aire digno, pero sin boleto de tren. Le confiaba todo su dinero y sus pertenencias a quien estuviera acompañándole en el momento. Hasta donde yo sé nunca fue detenido y la razón debió haber sido que los empleados de la estación eran de alguna manera intimidados por él.

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Entre las idiosincrasias de O-Sensei estaba su insistencia en llegar al menos con una hora de anticipación al horario de partida de un viaje, aún cuando a veces cambiara de parecer luego de estar dos o tres minutos en el tren y regresara a casa. En ocasiones llegaba incluso a abandonar el tren sin pronunciar palabra alguna a su compañero de viaje, provocándole una gran confusión. Es difícil decir qué le ocasionaba este tipo de comportamiento.

Probablemente era debido a que la intuición altamente desarrollada de O-Sensei había percibido que algo estaba mal en la condición de su cuerpo o que preveía algún evento desagradable para el viaje. Además, con frecuencia reaccionaba de manera negativa hacia su compañero de viaje y encontraba que la conversación era insoportable. Hubo un incidente cuando estaba conversando en forma agradable con un hombre en el tren pero, debido a una razón desconocida, la plática se tornó molesta para el fundador y éste se levantó de su asiento, dejando que el hombre me instruyera a mantener la conversación.


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