martes, 24 de abril de 2012

Entrenando con la fuerza interior

Entrenando con la fuerza interior

Por Masaaki Hatsumi Sôke
Tomado del libro  Secrets of
the Togakure Ryu Ninpo

Japón, 2011. Foto, cortesía de Alejandro Estrada.
Bujinkan en Colombia, www.ninjutsucolombia.com

Para dominar cualquier forma de arte tanto marcial o como estética, la práctica diaria y constante es crucial. Para citar un ejemplo, en el mundo del teatro japonés tradicional Kabuki, los actores representan caracteres femeninos en escena –en el kabuki los hombres representan todos los papeles, no participan mujeres- y deben mantener sus maneras femeninas incluso en la vida diaria, fuera del escenario.
Pero, respecto del entrenamiento constante ¿Cuál es la actitud apropiada para los artistas marciales?. Buffu-Ikkan. Asumir la “actitud constante del guerrero viviente”. Ese es mi único consejo. Naturalmente eso es todo lo que puedo decir -no importa la forma como me formulen la pregunta-. No se dé por vencido. ¡Siga adelante!.
Desde mis primeros años en el mundo del entrenamiento marcial, mi meta fue siempre ser verdaderamente bueno. Para lograr esa meta, entrené en las técnicas físicas tres veces más duro que un estudiante normal. Dediqué tres veces el esfuerzo mental normal para llegar a una comprensión viva de las artes marciales. Invertí tres veces la cantidad normal de dinero que la mayoría de los estudiantes hubieran invertido para obtener la visión profunda que necesitaba. Entrené fanática y constantemente y me hice fuerte. Así encontré la fuerza que había buscado. Sin embargo, inesperadamente descubrí una sutil debilidad en mí.
Busqué rápidamente las raíces de esta suspicaz debilidad. Pero parecía que nunca conseguía llegar al fondo de la cuestión. Estaba verdaderamente perdido. No obstante, creía firmemente en la validez de las enseñanzas de la tradición marcial que sustentan mi arte, así que era seguro que mi entrenamiento constante me conduciría eventualmente a la iluminación que buscaba. Simplemente seguía entrenando. Seguía adelante.
Un día un enemigo silencioso e invisible atacó y me encontré luchando con una enfermedad grave que se había fijado dentro de mi cuerpo. Sabía en mi corazón que estaba haciendo frente a una situación de supervivencia tan peligrosa, que el resultado sería literalmente la vida o la muerte. Simplemente estar de pie y derecho requería una cantidad enorme de energía. Ocasionalmente, mi visión fallaba totalmente. Durante cinco años luché para recuperar mi salud. A veces las demandas eran tan fuertes que pensaba que la muerte sería un camino mucho más fácil que la vida misma.
En las profundidades de ese periodo oscuro, descubrí que mi fuerza anterior, la energía marcial y viril que trabajé tan duro para cultivar, era de hecho una fuerza falsa. Esa energía anterior dependía de mi buen estado de salud. Cuando mi salud comenzó a declinar, mi energía comenzó a desaparecer con ella. El poder -que en la mayoría de los casos es condicional o temporal- no es una energía verdadera. Es simplemente la ilusión de la energía.
A pesar de mi condición debilitada, mantuve mi entrenamiento en las artes del guerrero. Nunca me detuve. Lentamente, comencé a recuperar mi salud. Lentamente me recuperé de la enfermedad que me ató por cinco años de mi vida. Mirando atrás, mi periodo de enfermedad y recuperación, me dí cuenta que siempre había seguido en mi entrenamiento. No importaba cual fuere la condición, no importaba cuán débil o desganado me sintiera.
De esta experiencia, aprendí el valor del entrenamiento constante, ajustando los métodos, el paso y el foco para sintonizar mi cuerpo y mi mente, sin importar el estado de salud mental o física.
Ahora sé que en el entrenamiento constante, hay una serie de etapas de desarrollo apropiadas para todas las etapas de la vida. Hay una manera apropiada de entrenar cuando se es joven y vigoroso. Hay una manera apropiada cuando se incorporan los años avanzados de su vida. Hay una manera apropiada de entrenar cuando se está enfermo, y hay una forma adecuada de entrenar cuando parece que ningún tipo de entrenamiento es el adecuado. Incluso, hacer frente a la muerte en el ocaso de la vida es una forma de entrenamiento; la mayoría de la gente queda atrapada entre su miedo a la muerte y sus esperanzas de inmortalidad. Aceptar lo inevitable de la muerte como algo natural en ese momento es una forma de entrenamiento para el guerrero.
El entrenamiento constante, adaptando la meta a los medios actuales es la única manera de cultivar la fuerza que supera todas las limitaciones.
Cinco años de lucha con la enfermedad me condujeron a desechar cualquier preocupación por valores comparativos de lo que otros calificarían convencionalmente como fuerza versus debilidad, velocidad versus lentitud. En el esquema más magnífico de las cosas, la última forma de fuerza es un concepto totalmente relativo. Aprendí el poder de lo natural y la adaptación de la técnica como una forma más alta de fuerza que supera la fuerza convencional - la energía física cruda - o aún, del poder mental, que es tan a menudo la única cosa que se enseña en las escuelas convencionales de artes marciales.
En el periodo de entrenamiento puede venir un tiempo en que se encuentren frustrados y disgustados con lo que sienten como su propia estupidez. No puede hacer las técnicas en su forma correcta. Su entrenamiento no parece ir de la manera en que desea.
Considero que este periodo de depresión es absolutamente necesario para su propio crecimiento. El sentido de frustración y de constricción conduce a la brecha que se necesita para el adelanto. Como una serpiente que lucha para cambiar su piel de modo que pueda crecer más; el artista marcial debe pasar también por estas etapas inevitables para poder crecer.
Sin embargo, este periodo de mudanza puede ser peligroso. Debido a la frustración experimentada por esa barrera actual del entrenamiento - que no importa cuál sea-, se puede ser una víctima fácil de seducir por el resto de los sistemas marciales. Ello ocurre porque esas técnicas parecerán repentinamente más deseables o encantadoras que las del sistema que se sigue.
Así como a un niño siempre le gustan los juguetes de otro niño, es una debilidad común para los estudiantes de un arte marcial cuando alcanzan un punto a partir del cual es muy duro seguir, mirar a los otros artes como una forma de distracción. Cualquier otra cosa parece repentinamente muy buena. Utilice su compromiso constante para superar esos períodos difíciles. Siga adelante. Por supuesto, es necesario ser honesto consigo mismo y entender que no todos están destinados a ser Maestros de este arte. Se debe saber la diferencia entre un período difícil como parte del proceso de crecimiento, y la lucha sin sentido por una meta inalcanzable. Si las sensaciones de frustración y constricción duran por más de diez años, es quizá sabio, reevaluar su compromiso. Después de todo, quizás este no es el arte marcial para Usted.
Entrene desde el principio con un corazón sincero dirigido por una motivación apropiada. Es insustancial trabajar en un arte marcial con la mera intención de juntar tantas técnicas como sea posible. Esta forma de concentración constante, por supuesto, hace caer la energía disponible para la observación. El entrenamiento para acumular experiencia sin conocimiento producirá solamente un erudito marcial; alguien que no es más que un catálogo andante de técnicas sin un corazón verdadero.

martes, 10 de abril de 2012

Aikido

Aikido


Conferencia atribuida a O’Sensei

Morihei Ueshiba


 


Ya que AI (armonía), es igual que AI (amor), he decidido llamar mi único BUDO, AIKIDO, aún cuando la palabra AIKI sea una palabra antigua. El sentido en que esta palabra era utilizada por los guerreros en la antigüedad, es fundamentalmente distinto del sentido en el que yo la utilizo. El AIKI no es una técnica para pelear contra el enemigo o para defenderse de él. Es la manera de reconciliar el mundo. Y hacer que todos los seres humanos sean una sola familia. El secreto del AIKI es armonizarse uno mismo con el universo y llevarnos a un acuerdo con este mismo. Quien ha conquistado el secreto del AIKI tiene el universo en sí mismo y puede decir: “yo soy el universo”, yo nunca soy vencido por un enemigo, por más veloz que sea su ataque, no es una cuestión de velocidad, porque simplemente la lucha ha terminado antes de haber comenzado. Cuando el enemigo trata de pelear conmigo -yo, el universo mismo-, debe romper la armonía del universo, por consiguiente en ese preciso instante cuando él tiene la intención de pelear conmigo, ya está derrotado -no se pelea contra el amor-.
 
 
No hay medida alguna de tiempo veloz o lento. El aikido es no resistencia, y el que ya no resiste, es siempre victorioso. Los que tienen la mente desviada, una mente de discordia, ellos han sido vencidos desde el principio. Pregúntense, entonces, ¿cómo es posible enderezar la propia mente desviada? ¿Purificar el propio corazón y estar en armonía con todas las actividades de todas las cosas de la naturaleza? Habría de hacer propio el corazón de Dios. Él, es el gran amor presente en cada lugar y tiempo del universo. No hay discordia en el amor, no hay enemigo del amor. Una mente en discordia, que piensa en la existencia de un enemigo ya no es coherente con la voluntad de Dios. Los que están de acuerdo con esto -la existencia del enemigo- no pueden estar en armonía con el universo.
 
 
El BUDO de ellos es destructivo, no es un BUDO constructivo. Por consiguiente competir en las técnicas, la victoria o la derrota, no son verdadero BUDO. El verdadero BUDO no conoce derrota. No ser nunca vencido significa vencer. La voluntad de discordia en sí mismo (conflicto), significa cumplir la propia misión de dar. No es simple teoría, es práctica. Después hay que aceptar la gran potencia de la unión con la naturaleza.
 
 
No miren a los ojos del adversario, porque vuestra mente será arrastrada en sus ojos, no miren su espada, por que serán matados por ella. No miren porque vuestro espíritu será distraído. El verdadero BUDO es cultivar la energía (KI) con la cual, se atrae al adversario. Para esto, todo lo que tengo que hacer es mantenerme constante en esta vía (DO). También estar de espaldas al enemigo es suficiente. Cuando él ataca golpeándome, se herirá a sí mismo con la propia intención de golpearme. Soy un todo único con el universo y nada más. Cuando yo estoy parado, él será arrastrado hacia a mí. No hay tiempo ni espacio delante de UESHIBA. Ustedes se equivocan si piensan que BUDO significa tener adversarios y enemigos, ser fuerte y hacerlos caer.
 
 
No hay adversarios ni enemigos para el verdadero BUDO. Es ser un todo único con el universo, es estar unidos con el CENTRO DEL UNIVERSO. En aikido es necesario una mente que esté al servicio de la paz para todos lo seres del mundo. No la mente de uno, que desea ser fuerte y que practica solamente para hacer caer a los adversarios.
 
 
Cuando alguien pregunta que si los principios de mi AIKI-BUDO, son sacados de la religión, yo contesto: No, los principios de mi verdadero BUDO iluminan las religiones. Y las llevan a su cumplimiento. Yo estoy sereno donde sea que me ataquen. No tengo apego con la vida y la muerte. Yo dejo cada cosa como esta, para Dios. Se desprendido de la vida y de la muerte y ten una mente que deje cada cosa a él, a Dios, no solamente cuando eres atacado por un adversario, sino también en la vida de todos los días. El verdadero BUDO es una obra del amor. Es dar vida para todos los seres y no matarlos ni combatirlos. El amor es la deidad protectora de todas las cosas, nada puede existir sin ello. El aikido es la realización del amor. No hago de los hombres mis amigos. Entonces, ¿quien es mi amigo?, Dios. Este mundo no va bien porque la gente se hace amigos, diciendo y haciendo cosas tontas. Los seres del bien y del mal son todos una sola familia, unidos en el mundo del aikido. Esto evita cualquier apegamiento, -no considere el bien y el mal cosas separadas entre sí-. El AIKIDO pone a todos los seres en constante crecimiento y desarrollo, y está al servicio del cumplimiento del universo. En el aikido controlamos la mente del adversario antes del encuentro con él. Es decir, lo arrastramos en nosotros. Adelantamos en la vida con esta atracción en nuestro espíritu e intentamos tener una visión entera del mundo.
 
 
Incesantemente nosotros predicamos que las luchas no debieran existir. Por este motivo prohibimos los encuentros en AIKIDO. El espíritu del aikido es el de un ataque de amor y de una practica de pacifica reconciliación. Con este fin nosotros enlazamos y unimos a los adversarios con la potencia de la voluntad del amor. Con el amor somos capaces de purificar a los demás. Hay que entender al AIKIDO primero como BUDO, luego como un tipo de servicio para construir la familia del mundo. El AIKIDO no es solo para un país, o para una sola persona. Su fin es el cumplimiento de la obra de Dios. El verdadero BUDO es la protección del amor de todos los seres con un espíritu de reconciliación. Reconciliación significa permitir el cumplimiento de la misión de cada uno. “La vía” significa ser uno con la voluntad de Dios y practicarla. Si estamos, aunque sea solo en una mínima parte alejados de ella, la voluntad de Dios, ya no es la “la vía”. Podemos decir que el AIKIDO es una manera de barrer los demonios con la sinceridad de nuestro respirar, usando “KI” en vez de una espada. Es decir dirigir un  mundo orientado hacia los demonios, hacia el mundo del espíritu.
 
 
Esta es la misión del AIKIDO. La voluntad del mal cae vencida y el espíritu se eleva en la victoria. Entonces él llevará sus frutos en el mundo. Sin el BUDO una nación va a su ruina. Ya que el BUDO es la vía de la protección del amor y la fuente de las actividades científicas.
Los que tratan de estudiar el AIKIDO deberían de abrir sus mentes, escuchar la sinceridad de Dios a través del AIKI y practicarla y mejorar sin ningún obstáculo.
 
 
Quiero que las personas gentiles escuchen la voz del AIKIDO.
 
 
Esto no es para corregir a lo demás, es para corregir tu propia mente.
Esto es el AIKIDO
Esta es tu misión y debería ser tu misión.

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