Tomado de http://kihon-dojo.blogspot.com/
La gestualidad japonesa. Tada, Michitaro.
Editorial
Adriana Hidalgo. Bs. As. Argentina, 2007.
¿En qué postura estás leyendo esto?,
¿cómo está tu espalda, recta?, ¿cómo es tu respiración?.
Normalmente para nosotros los
occidentales, nuestra postura es algo a lo que no ponemos mucha atención y
curiosamente asociamos ciertas posturas a mayor o menor pasividad: con
frecuencia decimos "tendrás que esperar sentado", cuando queremos
decir que algo demorará demasiado. Estar sentado usualmente significa eso: estar,
indica un estado y no una acción.
En algunas disciplinas tradicionales
japonesas (marciales o no), sentarse representa una acción en sí misma; sin
embargo, en Aikido estar sentado (seiza) no es tan central como lo es
(el sazen) en el budismo, lo cual me ha hecho preguntarme muchas veces
qué quiere decir estar sentado en general, más aún en el tatami, espacio en
cual se realiza meditación en movimiento.
Una feliz casualidad me llevó a
encontrarme un libro llamado La gestualidad japonesa, escrito por un
antropólogo japonés, en el que hay reflexiones sobre las más variopintas formas
de gestualidad, entre ellas, el estar sentado. Es un estudio interesante porque ofrece una
explicación contemporánea de cómo puede explicarse una costumbre relativamente
anticuada para los propios japoneses.
Les comparto fragmentos del capítulo
en cuestión, cuyas páginas me causaron tanta sorpresa como al bibliotecario de
la Facultad de Filosofía y Letras encontrar a un lector sentado en seiza
a medio pasillo, orillado a leer sobre el suelo a falta de asientos en la sala
de lectura.
Uriel
"Suwaru II
Estar sentado II
[...]
Se dice que el director de cine
Yasujiro Ozu sufría de indigestión porque trabajaba boca abajo durante largos
períodos [...], ¿por qué este hombre se recostaba con el peso sobre el estómago
por tanto tiempo?, ése era el ángulo de cámara preferido del director y, por lo
tanto, el problema estaba relacionado con el concepto estético de Ozu. Todos
los equipos de filmación provenían, por supuesto del mundo occidental; los
ángulos de cámara normales ofrecían la perspectiva de quien está de pie o
sentado en una silla. Sin embargo, estos ángulos no son adecuados si deseamos
que las representaciones de las escenas japonesas y del interior de las
habitaciones japonesas comuniquen una sensación "estable".
[...]Todos los espacios interiores y
objetos japoneses -como el nicho de imágenes tokonoma, el arreglo floral
ikebana, y el conjunto de estantes escalonados del tokonoma-
están construidos para ajustarse a la perspectiva de una persona que está
sentada en el suelo. La mirada de una persona que está sentada es, por así
decirlo, uno de los estándares de la cultura japonesa.
[...]El acto de estar sentado, el
concepto moral que se asocia a la condición de estar sentado, su estética e
incluso a la comodidad física que permite sentir, son todos aspectos incluidos
en suatte, (que también significa estar sentado) en la vida cotidiana. Y
todos los aspectos, de hecho, señalan estar "equilibrado".
[...]La postura de sentarse erguido
se originó, según Kunio Yanagita, en la cortesía de hacer una reverencia al
arrodillarse. Las personas se arrodillaban en presencia de los nobles. Suwarru
(sentarse) se desarrolló a partir del gesto de kiza (arrodillarse).
Estaba prohibido sentarse, es decir, apoyar la cadera en los pies al
arrodillarse. Sin embargo, cuando la gente comenzó a recibir invitados en su
propia casa con más frecuencia, el gesto de kiza comenzó a desaparecer y
la gente comenzó simplemente a suwuaru. Yanagita dice sobre los cambios
en estas posturas:
"...especialmente cuando una familia
recibía invitados en la residencia de Edo (actualmente Tokio), el anfitrión les
dedicaba la cortesía de arrodillarse frente a ellos. Ante este gesto el
invitado no podía quedarse de pie y sentirse como en su casa. Entonces, ambas
partes se arrodillaban, una en honor a la otra. Mientras tanto, las mujeres y
los niños adquirieron la costumbre de relajar sus pies cuando se arrodillaban,
por lo que llevaban sus rodillas al piso y luego apoyaban la cadera sobre sus
talones. Este es el origen del movimiento actual de arrodillarse para terminar
sentado. Es decir, suwaru primero significaba sueru (apoyar la
cadera). En dialecto también se decía nemaru." (Minji saji,
Cuestiones populares y trivialidades).
Por eso, desde el periodo histórico
en que comenzó la residencia urbana del Samurai, iru (estar) se
transformó en suwaru (estar sentado), y esta postura quedó establecida
como una costumbre nacional.
Esto significa que estar sentado se
volvió una postura social de rei (cortesía o "modales"), pero
es una postura física más fácil y estable que la de arrodillarse y que sentarse
con las piernas cruzadas. Como posición para el cuerpo no es totalmente cómoda
ni demasiado rígida. Además, desde que los japoneses eligieron incorporar esta
postura intermedia, surgieron muchas normas morales en torno a ella.
Notablemente, la postura no surgió de un concepto moral previo. La postura
intermedia rápidamente asumió la función de postura formal habitual, y de allí
nació el aspecto moral, una consecuencia característica de nuestra forma de
ser.
Cuando nos sentados erguidos, la
energía del cuerpo se centra debajo del estómago. Se dice que nuestra posición
permite que surja un poder único. ¿Por qué? Con frecuencia la gente expresa la
idea de que, al sentarse erguidos, nuestros sentimientos ochitsuku (se
estabilizan). Podemos tener paz y tranquilidad. Sin embargo, si el objetivo
principal es tener paz y tranquilidad, ¿acostarse no sería la postura más
estable? No, y que sólo sentirse físicamente estable no es suficiente: lo que
necesitamos es una postura que produzca chikara (poder, energía). Aquí
entra en juego lo moral.
[...] Me gustaría señalar que en la
residencia samurái lo mejor era que todos los muebles y los utensilios diarios
estuvieran guardados, no fueran visibles. En otras palabras, había mu (nada).
Este mu es, en realidad, una postura de alerta. Si se produjera
cualquier emergencia, los residentes podrían rescatar todo lo que necesitaran
del armario o del dintel: es bueno guardar todos los objetos innecesarios y
tener la casa limpia, inmaculada, porque se considera adecuado y hermoso que
las personas estén alertas al cambio.
Los pies son necesarios para caminar,
pero no para hablar. La postura que nos obliga a katazukete oku (guardar)
los pies debajo de la cadera puede estar impregnada con la estética de alerta
al cambio, y por lo tanto también con el código moral que confiere valor a esa
actitud. De más está decir que sentarse con las piernas cruzadas es una postura
más fácil de mantener, pero en esa posición el cuerpo se ve feo y sin gracia,
como si se hubieran dejado a la vista cosas innecesarias y desordenadas.
[...] Bajo la abrumadora influencia
de la cultura europea y norteamericana, algunas de las costumbres japonesas que
surgieron en la antigüedad se dejaron de utilizar o se están abandonando. Una
de ellas es sentarse erguido sobre el tatami. Los jóvenes ya no toleran
esa postura porque se sienten demasiado tensos y rígidos. Pero aun cuando nos
sentamos en una silla, nos resulta difícil encontrar el lugar adecuado para
ubicar nuestros pies, es decir, la posición de nuestros pies es inestable. En
Europa y América, las personas tienen la ideología del laissez faire que
permite expresar una actitud, en este caso, dejando los pies al aire. Sin
embargo, queda por resolver si es correcto en lo que respecta a la cultura de
las posturas."
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