Entrenamiento de Aikido y la Introspección
Por Akira Tohei, 8º Dan, Shihan
Sensei David Halprin, Bogotá D.C. 2006
No deberá existir persona alguna quien no quiera buscar su
felicidad, al nacer como ser humano. Pero la felicidad no es algo que llega
naturalmente, y yo creo que se obtiene a través del esfuerzo humano.
Un sentido de consecución espiritual, logros materiales, la
realización de tus propios deseos, y también la sensación de suficiencia cuando
se superan las dificultades y las penas, todo esto existe dentro del rango de
lo que llamamos felicidad.
¿Qué es la felicidad humana? Es el sentimiento o sensación
resultante, el regocijo del corazón luego de un esfuerzo y la devoción que
parte de uno mismo. En contraste, si una persona no le dedica demasiado
esfuerzo, lo que se obtiene no es la felicidad. Surge un sentimiento de que uno
ha sido traicionado o engañado, y de ninguna manera esto se le puede llamar
felicidad, es como un dinero obtenido de mala manera y que se gasta
rápidamente.
En estos tiempos de actualidad, la tendencia es preferir lo
“instantáneo” y las cosas “fáciles” en general. Antiguamente sin embargo,
cuando un guerrero iba en camino hacia el campo de guerra, rezaba a la luna
nueva, “Que caigan sobre mí las siete maldades y los ocho sufrimientos".
Sobreponerse a estas dificultadas significaba superarse a sí
mismo, y luego hacía un juramento para derrotar al enemigo. Este
"kokoro" es el propio sentimiento que se requiere de alguien que
entrena. Si el "kokoro" de uno no está dedicado lo suficientemente,
se torna en un caso de “el hombre que acude a Dios solamente en los momentos de
angustia,” y la situación se reduce a aquella de “un hombre ahogándose y
sosteniéndose de una pajita".
Hay personas que pueden soñar en hacer una fortuna en un solo
golpe sin mucho esfuerzo, y quizás la tendencia de hoy en día indica
sentimientos aún más fuertes hacia esto. Sin embargo, tomado desde el punto de
vista de entrenamiento o más aún desde el Aikido, un logro a través de un
“curso veloz” es imposible.
La introspección está influenciada por los tiempos, por el
momento, y por los medios que son reflejados en el propio ser con sentimientos
de humildad. Las acciones propias de uno están ligadas a los pensamientos, y
aunque sí es posible hacer una reflexión luego de actuar, un examen interno y a
consciencia está alineado con gran desarrollo y crecimiento, y es un requisito
importante para lograr cualquier cosa. Una persona que haga poca introspección
se tornará autocomplaciente, y éste es un factor en su carácter personal que se
convertirá en algo más y más insignificante.
Hemos escuchado la frase, “Chicos, sean ambiciosos.” Sin embargo,
si la persona sólo toma en consideración la ambición de forma continua, nada
podrá lograrse, y perderá interés en el mundo y se sentirá desalentada. Sólo
cuando la persona junta el entusiasmo con el esfuerzo verdadero, y sólo si se
auto-examina cuidadosamente por dentro, es cuando podrá acercarse a sus
aspiraciones más apreciadas.
Hay una diferencia entre la auto-reflexión y ser totalmente
pasivo. Tener "kokoro" para la introspección conduce a un desarrollo
correcto; este es el mismo principio para cuando uno da un paso atrás o jalar
hacia atrás antes de hacer un brinco hacia delante. Un estado de extensión
continua hace difícil que uno pueda brincar más allá de donde uno está, pero
jalar o inclinarse para atrás reduce la dificultad de poder brincar hacia
delante.
Un dojo es un lugar para la disciplina. Se espera que la persona
tenga seriedad durante su entrenamiento, ya que si ocurre aunque sea una
pequeña negligencia, esto dará lugar a que ocurran posibles accidentes. De
regreso a casa desde el dojo, o mientras conversa con los amigos, o una vez que
llegue a casa, tómese su tiempo para reflexionar sobre su actitud de
"kokoro" o de su comportamiento o conducta, ya este día singular es
para labrar camino hacia el desarrollo de mañana.
Si una persona tiene pocas fallas y pocos puntos débiles, sería de
ayuda si esa persona no dejara que nada le detenga para que empiece de nuevo e
inmediatamente. Hay una creencia de que no existe ningún ser perfecto en el
mundo; si todas las cosas se tornaran perfectas entonces ya no estarían en el
reino de los seres humanos, y ya no habrá necesidad de entrenar como lo
hacemos.
No criticar las fallas del otro ni sus defectos, no jactarse de
méritos propios, poder hablar honestamente, y poder sentir la humildad – todo
esto da luz al verdadero "kokoro" para la introspección.
Es arrogante pensar que solamente los pensamientos propios de uno
son perfectos, y sería mejor no asociarse mucho a aquellos que piensen así.
En las sesiones de Aikido cuando uno piensa que ha aprendido algo
por sí sólo, y cambia de pareja varias veces mientras practica, llegará a entender
nuevos sentimientos y sensaciones. Esto se aplica tanto para aquellos que han
entrenado por muchos años como aquellos que aún son alumnos nuevos.
Es un hecho que si uno entrena, paso a paso se acercará a una
existencia completa o a la perfección. Esto no significa que la perfección
pueda ser perfeccionada, sólo que esto debe ser la meta de la persona. El
sentido de “ser” del ser humano está influenciado por pensamientos y actitudes
humanos de "kokoro".
En la antigüedad, la acción precedía la palabra, significando que
la persona no se daba publicidad ni siquiera con sentimientos modestos, sino
que realizaba sus deberes de forma silenciosa, y esto era considerado como un
atributo noble.
Más aún, ésta es la línea principal de entrenamiento. Hoy en día las
palabras preceden las acciones, o sea el hablar y la promoción preceden la
acción. Lo más inútil es cuando todo es hablar y no hay nada de acción, o
ponerle énfasis en hablar y hacer propaganda pero llevar a cabo muy pocas
cosas. El Fundador de Aikido entrenó y enseñó en el Hombu dojo hasta justo
antes de fallecer, que es considerado sencillamente natural para un Fundador, y
de hecho para cualquier persona que recorre el camino de Aiki. En la
instrucción de Aikido o la práctica, por supuesto que las explicaciones son
valiosas, pero si el único énfasis se coloca en esto, entonces habrá peligro de
ver solamente un aspecto limitado de Aikido.
Mente y cuerpo – palabras y acción – uno siempre debe esforzarse a
coordinar estos elementos, y yo creo que especialmente los instructores de
Aikido deben procurar a poner buenos ejemplos.
Todas las personas poseen "ki" y "kokoro".
Como seres humanos, sin embargo, siempre extender estas dos cosas de forma
correcta y utilizarlas correctamente son requerimientos para nosotros. En la
búsqueda y aspiración a estas dos cosas, nos disciplinamos en el Aikido. Dado a
que el Aikido sigue la ideología de la no-disensión, aquellos que estudian el
Aikido deben estar conscientes que un "kokoro" en contención y el
conflicto en sí son una vergüenza.
En Aikido, en vez de fuerte o débil, el problema se trata de
correcto o incorrecto. Desde un "kokoro" correcto y el pensamiento
correcto, los movimientos para técnicas correctas vienen naturalmente. Según la
doctrina que la mente controla el cuerpo, se razona que el entrenamiento es el
camino que conduce a la perfección humana.
Si uno tiene "kokoro" para la introspección, entonces
surge una naturaleza cooperativa. Sin ego, sin sentimientos egoístas, y con la
armonía resultante, sí es posible progresar hacia la meta de perfección humana.
El egoísmo abarca muchas cosas—la reprimenda parcial de ser
fuertemente terco en sus opiniones; sentir que solamente sus propios
pensamientos son los correctos y creer que los otros son completamente malvados;
poner la culpa de los fracasos propios a otros; la tendencia de castigar a
otros en forma de denunciarlos; tenerle aversión a los caminos indirectos e ir
directamente a la meta de uno y por lo tanto omitir pasos en el medio que son
válidos; la tendencia de no estar satisfecho hasta que los asuntos no estén
completamente resueltos; una desconfianza hacia los seres humanos; una
debilidad por las palabras del tipo místico y poner el sentimiento antes de la
razón. Quizás las personas con fuertes tendencias de esta naturaleza podrían
tener una ventaja sobre otras, pero al final los defectos propios de uno
mismo—la afirmación del ego propio y la inhabilidad tendenciosa de acomodar a
otros—resulta en una herida fatal y todo recae en sus propias acciones. Esta es
una regla solemne que siempre debe ser seguida.
Esto no significa que uno debe tener menos sueños a alcanzar, pero
parece que es más sabio bajar el nivel de altísimas demandas sicológicas que
solo buscan alcanzar la cima de la montaña. A la larga, esto es lo que une la
introspección y la felicidad personal aplica tanto a los individuos como a las
naciones.
Se podría decir que las búsquedas comerciales son ingeniosas e
inteligentes, dependiendo de los métodos usados, pero tal como son diferentes
cada ambiente personal, cada estilo de vida, y cada forma de pensar, también
son diferentes las razones, capacidades, y aplicaciones prácticas y métodos
para alcanzar el “ki”. Pero por el bien de lo que estamos entrenando, por el
bien de lo que Nidai Doshu Kisshomaru Ueshiba accedió a través de rutas
legítimas después de la muerte del Fundador del Aikido, Morihei Ueshiba, y no
vaya a ser que perdamos todo el valor de preservar el verdadero Aikido, ¿no
deberíamos perseverar en la búsqueda del Aikido correcto? .
Me acuerdo de las palabras dichas por el Fundador cuando ya tenía
bastantes años de vida. Él decía, “aun cuando he llegado a esta edad, todavía
no soy perfecto; debo hacer más y más investigación en cosas que las personas
jóvenes no conocen.” Yo creo que esto es la máxima dorada, de aquel quien
habiendo escogido el camino del entrenamiento, ha pasado por mucha
introspección con verdadera humildad.
El camino de entrenamiento y la disciplina es estricto y también
largo. Podemos sujetarnos a altas esperanzas si no dejamos de sentirnos
satisfechos con pequeñas ambiciones y si no nos detenemos a mitad del camino.
Pero un recurso aún mejor es la auto-examinación repetida, que nos permite
vivir la vida sin arrepentimientos, consistentes con un estilo de vida correcto
y con nuestros roles como aprendiz. Nuestras vidas no se pueden revivir de
nuevo. No debemos apurarnos sin ningún propósito ni siquiera por un instante, y
debemos ser inquebrantables en el propósito para así no desperdiciar momentos
preciosos. En nuestras mentes debe estar muy impreso que despertar “kokoro”
para la introspección y redimir nuestra humanidad es algo invalorable para
nosotros en el entrenamiento.