Mostrando las entradas con la etiqueta meditación. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta meditación. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de abril de 2017

Aikido y la salud mental


Aikido y salud mental

Tomado de http://aikido-villaconstitucion.weebly.com/artiacuteculos.html

 

 

Una de las ventajas de la práctica del aikido en su aspecto mental es la meditación. Definir la palabra meditación es bastante difícil y en el contexto del Aikido es algo que sucede y que usted la puede propiciar pero no la “hace”. Los efectos benéficos de la práctica de la concentración y la meditación en sujetos con trastornos cardiacos han sido y en un nivel superior a la relajación, se confirma la presencia de onda Alfa. La práctica sistemática de sentarse quieto y observar la respiración, sin intención ni ánimo de controlarla, sino para observar los movimientos de la mente –sin críticas ni elogios– permite una mejor comprensión de nuestras tendencias y la posibilidad de enmendar nuestra conducta, emociones y pensamientos.

Existe una estrecha relación entre el bienestar psicológico y la salud mental. Una persona con trastorno o déficit en su salud mental (no psicótica) presenta múltiples problemas psicológicos, los que provocan a su vez malestar psicológico y cierto grado de incapacidad para resolver los problemas personales y de relaciones con las otras personas.

La práctica del aikido está dirigida a todo el mundo, cada uno puede practicarlo a su conveniencia en función de su edad, de su sexo y de sus posibilidades físicas, a condición de estudiar y practicar con continuidad y dedicación. Constituye una perfecta escuela de aprendizaje, experimentación y desarrollo de los valores morales y físicos del individuo.

En definitiva, un completo método de ejercicios a través de la tabla de gimnasia de Aikido terapéutico nos permite el mejoramiento de la salud física, técnica y moralmente:

Física, mejora la salud mediante:

  • El desarrollo armonioso de todas las partes del cuerpo.
  • El aumento de la elasticidad de las articulaciones.
  • La corrección de la columna vertebral.
  • El control de la respiración y la relajación.

Técnica, la ejecución de los movimientos exige:
  • El estudio del desequilibrio.
  • El conocimiento y utilización de la energía.
  • El desarrollo de los reflejos

Moral, por respeto al principio de no-violencia que caracteriza al aikido, como código de honor tradicional, el practicante adquiere y potencia valores como la amabilidad, la educación, la bondad, el coraje, la modestia, humanismo y el autodominio.

domingo, 12 de octubre de 2014

Chiba Sensei: Descubriendo el Cuerpo

Chiba Sensei: Descubriendo el Cuerpo

(Título original “Chiba Sensei: On discovering the body”,
Traducción: Atziri Servin



Quien piense que poner más horas en el entrenamiento necesariamente resultará en un mayor logro para su Aikido, está pensando como un niño. Fundamentalmente, esta actitud materialista no lleva a ninguna parte sino a un problema sin solución. No importa cuántas horas de entrenamiento acumulemos, no podemos evitar, día a día, estar más cerca de la tumba.

Muchos estudiantes piensan que por medio del entrenamiento pueden volver sus cuerpos sensibles y controlables, capaces de moverlos como deseen. No niego que un cuerpo sensible es una parte importante del aprendizaje. Sin embargo, es sólo una parte del mismo, una parte con relación a un principio más importante, que es el desarrollo de una actitud introspectiva en la formación, con una mirada seria hacia la autoexploración. En muchos sentidos, positiva o negativamente, nuestro cuerpo es el producto de nuestra conciencia y, a fin de descubrir lo que es, se requiere un estrecho autoexamen dentro de nuestro entrenamiento. No es útil añadir más y más información, detalles, energía, etc, externamente y sin fin a lo "demasiado" que ya está ahí.

El reconocimiento de un desequilibrio, falta de armonía o trastorno dentro de un sistema, detectado dentro del cuerpo, así como entre el cuerpo y la conciencia, es un punto de partida para el crecimiento. Se podría caracterizar el desarrollo de este reconocimiento como una conversación o diálogo que se produce entre el propio cuerpo y su conciencia. A medida que este diálogo se desarrolla, la conciencia se vuelve más clara, y uno empieza a percibir el poder natural o capacidad potencial que, hasta entonces, había estado oculta. En lugar de añadirle un elemento externo al cuerpo, cambiándolo para adaptarlo a un deseo o voluntad, uno simplemente ve lo que ya está dentro. Más importante aún, la conciencia misma -la forma en que el individuo percibe- comienza a cambiar a medida que se descubre el "verdadero" cuerpo, en comparación con el cuerpo que uno cambia de acuerdo a la voluntad.

Lo vital, el único elemento que hace al Aikido lo que es, es que el progreso en este arte avance en proporción al descubrimiento del poder natural que todo lo que, junto con un núcleo orgánico o dinámico, ya existe dentro de cada individuo. Este es el verdadero elemento que ayuda al cuerpo a funcionar en armonía en su conjunto.

Cuando uno sigue el camino del Aikido, de manera progresiva, con asombro y alegría, se encuentra con el verdadero yo, oculto, el ‘yo distanciado’ que, con su potencial inagotable, espera sin ser descubierto por muchas personas que mueren sin saber que existe.

Este pasaje de Dogen Zenji, fundador del Soto Zen, toca el tema de mi conversación de esta mañana de una manera profunda. "La práctica budista a través del cuerpo es más difícil que la práctica a través de la mente. La comprensión intelectual en el aprendizaje a través de la mente tiene que estar unida a la práctica a través de nuestro cuerpo. Esta unidad se llama SHINJUTSUNINTAI', el cuerpo real del hombre. Es percibir la mente todos los días, a través del mundo de los fenómenos. Si armonizamos la práctica de la iluminación con el cuerpo, el mundo entero se verá en su forma verdadera".

Por último, el descubrimiento del cuerpo verdadero, con su valor y belleza, no ha de estar sujeta a comparación o discriminación competitiva, más bien debe destacar por propia cuenta dentro de cada individuo. De ello se desprende como conclusión natural que el estudio del arte del Aikido es y debe ser no competitivo. Hace algunos años tuve la suerte de asistir a una conferencia en el Smith College, en Hampshire, Massachusetts; dada por un Maestro Zen de Vietnam. Durante el periodo de preguntas y respuestas, una mujer se puso de pie y le preguntó qué pensaba del sistema de meditación practicada por los cuáqueros. Él le contestó: “¿Cómo puede compararse la belleza de la flor de cerezo con la de una rosa?”.


lunes, 23 de septiembre de 2013

Sobre observación


Sobre observación


 

Por Eduardo A. Cuevas

 



Para comenzar, necesito su completa atención y concentración. Es comprensible que no es cosa fácil de realizar, especialmente si tomamos en cuenta la falta de entrenamiento en relación con esta faceta de la mente. Sin embargo, espero que esto que juntos vamos a experimentar sea de suficiente interés como para crear una atmósfera de verdadera comunicación.

La observación va más allá de la acción de mirar. Un ciego tal vez no podrá ver, pero sí observar.

Esto puede sonar contradictorio –sin embargo no lo es. Según vayamos adentrando en el real significado de las palabras, dejando atrás las connotaciones superficiales, -empezaremos a comprender.

Para observar…necesita uno estar en silencio.

El silencio que va más allá de la quietud del ambiente y del reposo, de nuestro cuerpo;…el silencio de la mente.

Y, ¿cómo lograr esto? ¿Puede la mente –esa misma que no puede callar ni un solo instante; salvaje, arrogante…destructiva, -puede esa misma mente estar quieta, tranquila…silente? ¿Puede existir tal estado de novedad; tal estado de libertad?.

¡Sí! ¡Existe!.

Y es en tal estado de dinamismo que puede uno percibir con claridad todo aquello que ocurre, -alrededor, más allá, y dentro de nuestro ser.

Fíjese que he dicho “dinamismo”. No existe pasividad en la observación, -todo lo contrario. El silencio en nosotros crea un estado de consciencia, tan intenso y profundo, que permite la percepción de aquello nunca concebido antes.

Pero -¿qué es esto tan nuevo; esta libertad de la mente de la cual se habla? ¿Nuevo a qué? ¿Libre de qué?.

Profundicemos más.

Todos estaremos de acuerdo que el pensamiento es cúmulo de experiencias pasadas, ya vividas, leídas o escuchadas. Por lo tanto, todo pensamiento es viejo…y por consecuencia, perteneciente al pasado. ¡Por favor, es importante que se entienda esto!.

Y estoy seguro que también estarán de acuerdo en que este momento –este inmediato segundo que estamos compartiendo, ¡y el que le sigue a éste!-es nuevo. Un momento nunca vivido antes.

¿Y díganme si nuestro conflicto y miseria no tienen su raíz en el hecho de que nos enfrentamos al presente, a lo nuevo, con lo viejo? A una situación totalmente nueva, nunca vivida antes –con recuerdos del pasado; con pensamiento.

¿Podrá entonces el pensamiento ser alguna vez objetivo?.

De aquí que la observación es solo del presente ¿no es así?.

Uno no puede observar el pasado, ni el futuro –uno siendo un recuerdo y el otro una especulación.

Sólo el presente puede ser observado.

¡Y cuando hablo del presente me refiero a este mismo instante que estamos viviendo! Al mismo presente que se vuelve pasado en el momento en que pensamos en el.

Así es que el silencio de la mente solo puede provenir cuando esta se encuentra libre de pensamientos; ya que solo así se puede observar el presente, en el presente, y no con el pasado.

Ahora, esto implica un alto grado de conciencia, ¿no es así?.

Y nuevamente, esta consciencia no puede venir a través del pensamiento ¿verdad?. Puesto que en el momento en que estamos pensando en estar conscientes, ¡dejamos de estarlo!.

Por lo mismo, el estar consciente es también del presente…y el pensamiento del pasado.

Una tarea realmente difícil. No estamos acostumbrados a ser libres. Estamos demasiados arraigados en el ilusión del “yo”, “mí”, “mío”.

Sí –ilusión.

Aunque mi intención no es de salirme del tema central, si deseo mostrar esta ilusión.

Si usted y yo estamos consientes de la ley del cambio constante, -de ese movimiento molecular y atómico en eterno flujo- por siempre cambiando…y lo comprendemos.

Por favor, manténganse atento!.

Si usted puede realizar que cada y toda célula de su cuerpo está en constante movimiento, -creciendo, deteriorando, muriendo; tomando su lugar una célula totalmente nueva: si puede usted percibir todo esto; -intente agarrarse de algo a lo que pueda llamar “yo”, “mi”, “mío”! Tome algo estático –que no esté en cambio- y que puede usted señalar como “yo”, “mi”, “mío”.

¿No es entonces este “yo” una ilusión?.

¿No pertenece este “yo” a la esfera del tiempo?.

¿Y no es el tiempo contraparte del pasado y del futuro? El tiempo no existe en el presente. No puede uno hablar del presente puesto que sólo estaría hablando del pasado. El presente es; el tiempo no es.

De tal modo que el infinito, -donde el tiempo no es, es en el presente.

Entonces -¿cuál es la importancia de la observación?.

Cuando esta uno consciente –total y constantemente consciente, la percepción se torna tan sensitiva a la realidad que le rodea, que nuestra acción sobre esta es una de creatividad.

¡Por favor –manténgase atento! ¡Esto es tan esencial!.

A propósito he usado la palabra “acción” versus “reacción”. Analícela usted mismo “re-acción”. No es una acción nueva; una acción libre de interactuar con el presente, -sino un acto reflejando el pasado. ¡Un acto viejo respondiendo a un momento nuevo!.

¿Y puede uno actuar armoniosamente en el presente usando el pasado? Pregunto ¿Es lógico hacer esto?.

¿No creará tal contradicción, conflicto y sufrimiento en nuestro ser? ¿Y no es tan poco conocimiento propio lo que mantiene a la humanidad entera en tal estado de miseria e infierno?.

Y sin embargo…es esto lo que hacemos.

En nuestra ignorancia multiplicamos nuestro sufrimiento. Ignoramos la ley de la causa y efecto mientras nos entretenemos con la ilusión del principio y fin.

Observar es en verdad la tarea para el ser humano interesado solamente en la realidad. Tiene que haber una comprensión de las leyes por la cual toda la naturaleza se rige; -y sobre todo lo demás, el desarrollo de nuestra voluntad sobre las fuerzas estancadoras de la pasividad y conformismo.

La observación en el salón, como en toda situación, presente la capacidad de crear –que a su vez implica novedad; lo nuevo ante lo nuevo – la objetividad máxima…donde la división entre el “yo” y el “eso” deja de existir.

Donde el observador y el observado son uno.

Y el observar –queridos amigos- es meditar. La meditación no tiene nada que ver con el pasado ni con el futuro; solo con la realidad.

La meditación es en el presente. El pasado no es realidad, ni lo es el futuro. Solo el presente es real…y lo real es en el presente.

Y solo estando en el presente podemos ser creativos…en armonía con la totalidad…y felices. ¡SEAN FELICES!.

(Estos pensamientos surgieron a partir de un proyecto sobre técnicas de observación que debía presentar ante una reunión de maestros el miércoles 21 de mayo de 1974, mientras trabajaba como maestro principal en un Centro para el Cuidado del Niño de la Ciudad de Nueva York).

 

Eventos y Actividades