miércoles, 31 de agosto de 2022

La profecía Hopi. La carta del Gran Abuelo Hopi. Año 1920

La profecía Hopi. La carta de Gran Abuelo Hopi. Año 1920.

 



Piedras del Parque Nacional de Coconino.  Indican con exactitud la llegada de una nueva estación. Foto tomada de la web. 

“No basta con que el hombre sea feliz en su carne, sino que debe ser feliz en su espíritu; porque sin felicidad y fuerza espiritual la vida es engañosa, sin buscar las cosas del espíritu, la vida se vive a medias y está vacía. Por vida espiritual no quiero decir “el apartarse una hora de un día para estar en adoración (meditación, rezos)”, sino buscar las cosas del espíritu en cada hora, cada día. 

Les pregunto: ¿Qué hizo esta gente para encontrar iluminación y fuerza espiritual ? Sólo se dedicaron a una vida que tenía un poco más que trabajar? Se les dio la oportunidad cada día de sus vidas, tal como a ustedes les será dada la elección de buscar la fuerza del espíritu o resignarse a una vida de trabajo sin significado. 

El resultado es siempre el mismo: sepulcros olvidados y sueños olvidados de olvidadas gentes. No es importante lo que alguien recuerde, sino alcanzar a Dios y sostener una posición positiva del Espíritu, que mueve todas as cosas, trayendo la conciencia del hombre más cerca de su Creador.

No basta con buscar las cosas del espíritu a un nivel personal, él lo insta insta a hacerlo así, y quienes buscan lo espiritual solo para sí mismos, no están buscando cambiar al espíritu que se mueve a través de los corazones de los hombres. Ellos están escapando, eludiendo su responsabilidad y usando su conocimiento para su propia glorificación. 

Un hombre espiritual debe trabajar por un principio, por una causa, por una búsqueda mucho mayor que la glorificación de sí mismo, para cambiar el espíritu que dirige a los hombres hacia su destrucción.

Intentar vivir una vida espiritual en la sociedad moderna es el camino mas difícil que se puede recorrer. Es un camino de dolor, aislación y pruebas de fe;  pero es el único camino que puede hacer nuestra Visión una realidad. 

La verdadera búsqueda en la vida, es vivir la sabiduría de la tierra dentro de los confines del hombre, no hay iglesia ni templo que necesitemos para encontrar la paz, porque nuestros templos están en la naturaleza; no hay líderes espirituales, porque nuestros corazones y el creador son nuestros únicos líderes. 

Nuestro número es reducido, porque pocos hablan nuestro lenguaje o comprenden las cosas que vivimos. Así, recorremos solos nuestros caminos, porque cada Visión, cada búsqueda, es única para cada individuo; pero debemos caminar en la sociedad o nuestra Visión morirá, porque un hombre que no vive su Visión, está viviendo su muerte.”

(*) Hopi : El pueblo Hopi es una tribu nativa estadounidense, pobladores ancestrales de Arizona. Hopi, es la forma abreviada de Hopituh Shi-nu-mu ("pueblo pacífico"). Hábitat: Tradicionalmente ocuparon el área de "Cuatro Esquinas" (Confluencia de los actuales estados de Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México en Estados Unidos).


lunes, 15 de agosto de 2022

Lo que aprendes de tu Sensei

Lo que aprendes de tu Sensei






Aprende el corazón con el que practica su arte, cada vez que decide compartirlo contigo.

Aprende su compasión, cuando te permite fallar para poder crecer.

Aprende su coraje, cuando se levanta una vez ha caído, cuando veas que sigue intentando, andando el camino que nunca termina.

Aprende a desaprender, cuando tu visión del arte cambie, cuando te atasques, cuando tu Sensei evolucione, cuando lo hagas tú.

Aprende que el error es tu maestro, tu Sensei no te enseña desde su perfección, sino desde su humanidad, desde su lucha, con sus caídas y sus raspones de rodilla.

Aprende a lidiar contigo, tu Sensei puede mostrarte la entrada, pero eres tú quien recorre el camino.

Y llegado el momento, aprende a dar el ejemplo, para que otros aprendan de ti, lo que aprendes de tu Sensei.


Carlos M. López
Aprendiz de Aikido desde 2014

lunes, 1 de agosto de 2022

La difusión del Aikido : la dificultad de poner una pieza cuadrada en un hueco redondo

La difusión del Aikido : la dificultad de poner una pieza cuadrada en un hueco redondo


Escrito por A.Llanes (31/07/2022)



Sumario 


La sociedad actual reclama la presencia de valores de convivencia que se cultivan a través de la práctica del Aikido. La falta de comprensión respecto a la dinámica de Dōjō aleja a los interesados de este camino marcial. Es necesario crear un puente que facilite un mejor conocimiento respecto de lo que un interesado en Aikido puede esperar cuando se inscribe en un Dōjō. 
La expectativa y disposición mental del interesado en la mayoría de los casos, se encuentra totalmente desconectada de los valores sociales y culturales japoneses. Esta situación se supera aceptando la diferencia cultural; reconociendo algunos rasgos de la sociedad actual y aclarando que la experiencia de Dōjō es una invitación para entrenar una manera de comportarse; donde el estudio de la técnica acompaña y enriquece esta travesía. 
¿Cómo podríamos mejorar la comprensión de este asunto y transmitir esas “formas” y “maneras” del Aikido a la generación Z y Alfa en su mayoría digitales y ajenos al mundo analógico?. 


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A propósito de la celebración de los 13 años del Dōjō; sentí el deseo de escribir un par de reflexiones. No pretendo molestar a nadie, ni adoctrinar y menos profetizar. Reconozco estos primeros 12 años como el cierre de un ciclo de aprendizaje; y por ser este el primer año de la nueva siembra (post pandemia), me atreveré a lanzar algunas reflexiones a propósito de los retos de compartir un arte marcial japonés tradicional no competitivo, en un mundo convulsionado, alejado de muchos de los valores sociales y culturales japoneses. 

Antes de plasmar estas líneas, quiero expresar un sincero agradecimiento a mis Maestros. Gracias por tanta inspiración y sabiduría. A mis senpais, a mis dôhais; a quienes me han tomado como sensei, y participan del día a día del Dōjō. Gracias a quienes ya no están con nosotros pero nos recuerdan con cariño y envían su linda energía. Gracias a quienes generosamente nos regalaron un “si se puede” al inicio de esta aventura, y a quienes se toman el tiempo de compartirnos sus experiencias y alegrías, especialmente cuando los tiempos se tornan complicados. Gracias también a quienes nos han regalado dificultades en este camino. Todo lo que ha ocurrido nos ha enriquecido enormemente. Gracias de todo corazón.


El primer “desencanto

La proliferación de series de anime y publicaciones de manga; el auge de la cocina asiática (con sus mezcla de sabores y aromas); la fascinación por la cultura del K-Pop; la publicidad de los juegos olímpicos y paraolímpicos; ha suscitado un especial interés por las distintas manifestaciones culturales asiáticas, y dentro de este entorno, algunos se fijan en las artes marciales. 

Sin embargo, ese júbilo que se predica desde la comodidad de una pantalla o un sillón decae, cuando se quiere tomar el sendero de alguna manifestación cultural japonesa. Cualquier camino o arte japonés que se quiera aprender necesitará de mucha disciplina y paciencia del interesado. Y esas dos palabras (paciencia y disciplina), en un mundo como el actual donde todo se quiere (y se promete) en un formato “rápido” y con un “mínimo” esfuerzo, es un contrasentido. 

Pero precisamente en ese “contrasentido”, es que en tiempos como el actual; las artes culturales japonesas, resultan realmente interesantes. Tomar un arte tradicional como lo es el Aikido; es permitirse explorar esa faceta desconocida para algunos; y allí con certeza, encontraran un proceso de reconocimiento y aprendizaje personal. 

Pero no hay que llevarse a engaños. Todos creemos saber qué significa “la disciplina” y “la paciencia”; pero muy poco comprendemos de lo que implica “vivir con disciplina y con paciencia”. Y, si a ese ejercicio se le agrega el vocablo “auto” para volcar esa disciplina y paciencia hacia nosotros mismos; y nos sinceramos un poco más y decimos que todo se trata de “autodisciplina” y “paciencia con nosotros mismos”; el espejismo se rompe y viene la frustración. 

No es el otro; eres tú mismo y tus circunstancias. La tarea es tuya; no depende del sensei, del Dōjō, del senpai, ni de ningún “otro” (ni del apoyo de tu jefe, tu pareja, tus amigos, familiares, etc). Tener un buen instructor que enseñe lo que corresponde (las bases del arte) es indispensable para poder cultivarse en Aikido y en cualquier otro arte; pero no puede perder de vista que nadie se ilumina por sentarse al lado del Dalai Lama. En esta época de los influencer y de las redes sociales, un video o una foto posando al lado un líder carismático además de emoción y fama, genera dinero; no obstante, si se trata de obtener la maestría, hay que vivir y copiar al maestro, para poder entenderlo y poder ver con claridad el arte. Para apropiar sus enseñanzas, hay que vivir con disciplina y paciencia; y entender que el entrenamiento comprende varios aspectos, incluyendo “los que no nos gustan”. 

Cada quien escoge el tipo de artista que quiere ser y escoge al maestro que quiere tener. “Haz todo lo que puedas y lo demás déjaselo al destino” dice un proverbio japonés. ¿Qué tanto estás dispuesto a hacer?. Sé honesto contigo mismo. Aikido es trabajo duro. El único secreto es entrenar. 

Y ahí va otra cubeta de agua fría 

Pero pensemos de manera positiva; digamos que nuestro interesado se levantó del sillón, se despegó de la pantalla y del dispositivo móvil (por un instante) y se trajo al Dōjō. Lo primero que verá será un espacio abierto, con colchonetas (tatami) bien apiladas y con apariencia de limpieza; y ahí se revela un gran secreto marcial: conservar el espacio de esa manera, limpio y organizado, hace parte del entrenamiento. 

Dicho de otra manera, se espera que Usted contribuya con la armonía y el orden del lugar. Espere, ¿Qué significa eso? ¿Qué es esa forma de tratar al cliente?. 

Y ahí aparece otra gran verdad. Usted no es un cliente; y por ende, no espere que lo atiendan y suplan todos sus caprichos, y menos, espere tener siempre la razón. Aikido tiene sus formas y maneras de aprendizaje así estemos bastante lejos de Japón. Si decimos que practicamos bajo un linaje tradicional (Aikikai), toda esta manera “nipona” de hacer las cosas, debe mantenerse. Al Dōjō se viene a conectar con nosotros mismos y con los demás; a despertar la atención; la intuición y la sensibilidad; y todo ello se obtiene atendiendo a los “pequeños detalles”. 

Como humanos de esta época somos muy visuales y con una gran capacidad de inventiva. Así que para evitar este fuerte impacto que muchas veces lleva al descontento, lanzo una propuesta. Imagine por un instante que cuando va al Dōjō, se dirige a la “casa estudio” de cualquier “reality show” y que se vale crear un “personaje” o un “avatar”.  Esa identidad “virtual” que lo acompañará al Dōjō; será la que se someterá a esas labores que muy seguramente Usted, no hace en su casa o en su oficina o en su trabajo. 

Ese “personaje” o “avatar”, como en los juegos de rol; deberá estar abierto a la posibilidad de trabajar para adquirir varias cualidades (o súper poderes); aprender a ser cálido; respetuoso; humilde y prudente. Todos estos “gestos” se obtienen a partir de una forma de hacer las cosas (y esa es la experiencia de Dōjō). 

Entrenar con personas de distintos niveles de experiencia, desarrolla un espíritu colaborativo. Intercambiar los roles de uke y nage, nos ayuda a desarrollar la compasión (aprender a ponernos en el lugar del otro). La camaradería entre senpai (compañero de antes) y  kōhai (compañero de después), nos enseña sobre nuestra responsabilidad en comunidad, y permite interiorizar que así como alguien te apoya, tú eres el apoyo de alguien más. Limpiar, es un acto de gratitud y de bondad.  La lista es larga; pero no quiero arruinar la emoción que genera esta travesía de Aikido; donde la mejor brújula para el recorrido será cuidar (y cultivar) siempre el alma de principiante, la mente de principiante (Shoshin). Mantener esa apertura, entusiasmo y falta de ideas preconcebidas, es la actitud que permite recorrer este camino con consciencia y plenitud. 

Este “ejercicio” de realidad virtual extendida o aumentada; es ecológico y de mínimo costo tecnológico. El consumo de energía eléctrica es prácticamente nulo; al igual que la demanda de tecnología (con un gi/uniforme y unos implementos de madera será suficiente). La buena noticia de este “juego de rol”; es que si le queda gustando lo puede replicar en cualquier entorno (en la familia, en el trabajo, etc). Está comprobado que no tiene efectos adversos. Ningún animal ha resultado herido al llevar su “avatar” de Dōjō a la sociedad. 

Y de eso se trata. De cultivar “formas” y “maneras” de Aikido en el Dōjō, y replicarlas en la sociedad. La filosofía del Aikido se interioriza con un entrenamiento sincero y con la genuina disposición de querer ser cada día mejores individuos y mejores ciudadanos. Parafraseando a Gabriel O Pensador, rapero y compositor Brasilero,  “Seja você mesmo, mas não sea sempre o mismo” (sea usted mismo, pero no sea siempre el mismo). Qué su presencia y ejemplo inspire y lidere una mejor sociedad. 

Suena bonito ¿cierto?. Empecemos. Aquí está la esponja y esta cubeta de agua. Comencemos a limpiar afuera; hasta que podamos limpiar los espejos de nuestra alma. Trabajemos en esa labor de limpiar hasta que ese hábito nos guste y una vez interiorizado, podamos pasar de lo visible (lo material) a lo etéreo (lo intangible).

Transmitir el “Wa”, en un mundo de “rebeldes” y antihéroes

Suena paradójico, pero pareciera que en estos tiempos, el caos es la zona de confort de los latinoamericanos (y del mundo) . Y como es nuestra zona de confort; queremos llevarla a todos los espacios y entornos sociales. 

Las series más exitosas del momento retratan antihéroes y rebeldes (muchos sin causa) que quieren triturar, extinguir la sociedad, al “sistema opresor”, a las “instituciones de control”, etc, etc; sin dejar claro después de tanto destrozo quién va a limpiar tanto reguero, ni cómo se va a componer ese estropicio. O están aquellas series, que instan para que cada uno sea el héroe de su propia historia. La (presunta) historia más sublime, especial e importante de todos los tiempos (porque “tú eres único, maravilloso y con súper poderes”). Y de esta manera, se ven en las calles “héroes” ataviados de su celular sirviendo de puente (sin filtro) entre “su realidad parcializada” y las redes sociales (debidamente segmentadas); denunciando, exigiendo y reclamando un cambio; como si fuera posible que los héroes del Universo Marvel o DC pudieran venir a remediarlo todo. Pareciera que como sociedad hemos hecho del miedo, del odio y del caos (que se nutre de los dos anteriores) la zona de confort de nuestra vida (o hasta ahora, el único universo posible). 

Pues bien. Ese mundo de “individualidades”, de inconformes, antihéroes y rebeldes sin causa; es un aspecto a despojar cuando se ingresa al Dōjō. De la misma manera que uno se quita los zapatos para ingresar a ese espacio; así mismo. Todo ese ruido mental (y ese torbellino emocional de rabia, miedo, odio, etc) se debe quedar afuera. Cuando termine su práctica, es libre de recogerlo o simplemente, comenzar a abandonarlo (poco a poco).

Las artes marciales tradicionales japonesas se estructuran a partir de un valor (principio) transversal que es el “Wa”; que se puede traducir como armonía, cohesión, paz, estilo japonés o incluso, Japón. “Wa” es un valor fundamental de la sociedad japonesa; que se traduce en una invitación a comportarse de manera similar al resto; de trabajar por la uniformidad y la conformidad. Valorar el “Wa” es valorar la paz y la armonía; es un llamado a seguir las órdenes (incluso de manera acrítica). 

A la par con este concepto, se encuentran otros tres aspectos que sustentan el código social japonés: el “tate sakai”, la verticalidad en las relaciones japonesas;  el culto a la forma (“rei”) y la dualidad “honne/tatemae” (donde “honne” lo podríamos definir como intenciones verdaderas, lo que realmente piensas; mientras que “tatemae” hace referencia a las obligaciones sociales). Dentro de estos valores (principios) surgen conceptos como el “omotenashi”, la hospitalidad japonesa; la idea de cuidar a los invitados de todo corazón; el ideal de poner el “yo” al servicio del invitado y anticiparse a la necesidad del otro. 

Entonces, volvamos. Inscribirse en un Dōjō tradicional de Aikido o de cualquier arte tradicional japonés; implica asumir el compromiso de que abrirá su mente y su corazón; a una manera diferente de hacer las cosas. De experimentar la oportunidad de sentirse parte de algo y de sumar, para el beneficio de los demás y el propio. Su proceso (vivencia) es personal pero su desarrollo será colectivo.  

De ahí que la invitación a asumir la actitud de un juego de rol o de un reality show y crear su “avatar” o “personaje”, me gusta. Todos aprendemos jugando, imitando, hasta que finalmente comprendemos y logramos hacerlo por nuestra propia cuenta. Usted se acerca al Dōjō para experimentar esta dinámica; y por ello, no espere que el Aikido se adapte a sus “expectativas”, ilusiones o fantasías personales. El Aikido es lo que es. Con sus reglas, formas y maneras.  

Aquí no se vende Aikido

Hasta el momento, solo se ha enfatizado en la actitud del interesado (del practicante) de Aikido. No se ha dicho nada de la técnica. La razón es simple. Porque sin una actitud mental y personal adecuada; su desarrollo en Aikido estará limitado simplemente a la habilidad de doblar brazos y lanzar gente por el aire; lo que dependiendo de su entorno podría serle útil (no lo discuto); pero su condición de artista marcial estará incompleta. Le faltaría la esencia. Algo así, como una libélula o una mariposa de plástico. Sin importar qué tan bellas se vean, les falta la fragilidad y la sensibilidad de la vida. Esa imperfección, perfecta, que genera “magia”.

La maestría de la técnica en Aikido es un estado al que acceden pocos. No obstante, la búsqueda de esa maestría es la llave que activa todo este camino que tiene por finalidad potencializar las habilidades humanas. 

Así que por favor, no se llame a engaños. Si su técnica es deficiente, difícilmente Usted podrá ser un referente de maestría en Aikido. Incluso, si su técnica es vistosa y atrae multitudes; pero su corazón, actitud y estilo de vida no le permiten manifestar con sus actos los altos estándares morales y éticos de este arte marcial; su camino no ha terminado. Es más, me paso de irreverente y me atrevo a pensar que ni siquiera ha comenzado.  Si usted es un excelente orador y pregona sobre las maravillas del Aikido y de sus múltiples aplicaciones en la vida; pero no entrena Aikido y no tiene un historia de Dōjō; Usted es un poeta o un “excelente” orador, pero no es un Aikidoka (y si bien agradezco la publicidad; también le agradecería la sinceridad en este punto; porque Usted vende espejos con un reflejo idealizado de algo que desconoce). 

Cuando se ha aceptado el compromiso de difundir Aikido; considero que hay que ser extremadamente cuidadoso con no arruinar el linaje (y más si al Dōjō se le ha puesto el apellido “Aikikai”). Para ello, sea honesto con Usted mismo y con quienes se acerquen al Dōjō. 

La práctica y el acceso al contenido de un arte marcial, puede hacerse por una línea Ryu-ha o por una línea de Shin-budo. La escuela Ryu-ha es la escuela tradicional; de la antigua usanza donde existe una relación cercana maestro – discípulo. El concepto Ryu dentro de sus varias acepciones, acepta la idea del fluir de un río; algo que se ha decantado, para que independientemente del canal por el que se tome, llegue lo más preservado posible. Las escuelas Shin-budo son distantes de lo tradicional; hay un espíritu marcial (se quiere cultivar el Budō), pero es distante de la escuela tradicional y quien enseña, no está necesariamente cualificado para transmitir ese arte; lo que se entrega es su interpretación y adaptación. En este punto, no se trata de decir “qué es lo mejor” o “si algo es lo verdadero o lo falso”; lo importante aquí es la responsabilidad con la que ese artista hace esa adaptación. Como mencioné anteriormente, cada uno escoge a su maestro (“para gustos, los colores”).

En lo que respecta al Aikido y  a las formas de transmitirlo, y siendo muy consciente de mis limitaciones personales y del camino que aún me falta por recorrer; estoy de acuerdo con quienes señalan que al ser el  Aikido un arte marcial tradicional japonés; generar esas “adaptaciones” o “interpretaciones”; configura una pérdida innecesaria del Arte. Cuido sinceramente de mi relación con mi maestro y de las formas y maneras como esas enseñanzas me han sido entregadas. Frente a mi rol de instructor tengo claro que el punto más importante a transmitir es el potencial de desenvolvimiento humano; y las bases de la técnica, tal cual me han sido compartidas. He asumido este camino marcial con sincero interés y respeto por su forma tradicional; y por ese motivo, en este Dōjō tenemos el genuino interés de formarnos en esos valores y dentro de la dinámica marcial tradicional. 

Entonces, vuelvo al intento de reflexión de esta parte final. Aikido no se vende; y este hecho confunde a varios de los interesados en experimentar y conocer el mundo Asiático. Comprendo que somos una sociedad esencialmente de consumo (donde se venden bienes y servicios) y donde prácticamente todo tiene un precio; pero, así como el practicante de Aikido en un Dōjō tradicional, tienen una connotación diferente a la de cliente; Aikido no es un servicio que se vende al mejor postor. 

Tenga claro que una vez el sensei lo acepta en el Dōjō se compromete a guiarlo y apoyarlo en su camino marcial; pero las formas y maneras de practicar Aikido no se transan. Cada peldaño de desarrollo y cada Dan, son el resultado de su esfuerzo y de su disciplina; del apoyo de sus compañeros y del compromiso de su sensei como su guía. Las técnicas, tiempos y condiciones para cada momento están claras desde el principio; y no hay atajos. Bajo esta lógica, no espere que Aikido, el Dōjō o el sensei se adapten a Usted (a su ilusión, a su expectativa y a su deseo). 

Ahora que conoce que la experiencia de Dōjō es una invitación para entrenar “una manera de actuar” diferente a la habitual; el paso honesto y prudente sería revisar qué lo mueve genuinamente a practicar Aikido (preguntarse ¿qué estoy buscando en este espacio? ¿resueno con esta propuesta de camino?). Cualquier justificación o motivación que tenga en ese momento será respetable y válida siempre y cuando sea sincera.

Al cabo de un tiempo, lo que lo traerá al Dōjō no será esa motivación inicial; será su disciplina. Dicen por ahí que “una chispa no es el propósito”. Se trata de aprender a estar listo para vivir. En este camino el resultado no es exigible; lo que se exige es el esfuerzo. 

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En el campo colombiano se dice que, “no se deja de cosechar porque una siembra salió mal”. Cada año es una nueva siembra con sus dificultades y desafíos; con sus frutos y experiencias. Espero que estas reflexiones ayuden a remover y abonar el terreno para este nuevo ciclo. Se siguen plantando semillas y cuidando retoños. Sigamos plantando nuestra huerta y cuidando de nosotros mismos y de los demás. 


lunes, 25 de julio de 2022

“En busca de la belleza del Aikido” Aikido Doshu Ueshiba Moriteru

Aikido Tankyu Volumen 64

 “En busca de la belleza del Aikido”

Aikido Doshu

Ueshiba Moriteru


Tomado de https://m.facebook.com/AikikaiFoundation/; texto original en japonés / inglés publicado el 16 de julio de 2022 en redes sociales. *Traducción espontánea del Editor. 


Tomado de la web

La Fundación Aikikai está volviendo poco a poco a la vida normal. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría antes, los instructores no andan por todo el mundo impartiendo seminarios y asistiendo a eventos de aniversario. Incluso el número de invitaciones de fin de semana que he recibido para eventos y seminarios se ha reducido drásticamente bajo la influencia del corona virus, hasta el punto de que casi no hay ninguna. Sin embargo, no se puede malinterpretar; el vigor está volviendo al mundo del Aikido. 

Aunque he perdido dos años y medio de viajes y entrenamiento, he ganado tiempo. Mi estilo de vida cambió de estar en movimiento a estar casi siempre practicando y cumpliendo con mis obligaciones en el Aikido Hombu Dojo. Aunque era fácil para mi cuerpo, no hace falta decir que mi cerebro trabajaba constantemente. Y con ese margen de maniobra, aumentó el tiempo que podía dedicar en casa a escribir, leer el periódico y ver la televisión. 

Pude ver los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio del año pasado, así como los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Pekín de este año como nunca antes. Gracias a ello, aprendí sobre los atletas que hasta entonces desconocía, y de repente me di cuenta de algo por ellos. 

Se cerró el telón de la carrera de la leyenda de la gimnasia Kohei Uchimura, y una de sus respuestas en una entrevista me pareció la respuesta que uno daría también para el Aikido. 

El Sr. Uchimura, que ha competido en numerosas ocasiones y ha dejado un legado brillante, regresó a los cimientos de la gimnasia japonesa y cuidadosamente ejecutó una bella actuación de principio a fin. Es un estado de ánimo que supera la mente perversa de hacer cualquier cosa para ganar.

Según el Sr. Uchimura, una actuación hermosa es:

"Que no piensen que están viendo gimnasia. Debe ser una obra de arte. Debo sobrepasar los límites de la competición y hacer que lo piensen, como si estuvieran viendo un cuadro o la corriente de un hermoso río. Si la reacción es algo así, creo que se convierte en algo real. Algo falta si lo ven y sólo piensan "la técnica es genial" o "¡es fascinante!".

"Que no piensen que están viendo gimnasia". Si se cambia a Aikido, "Que no piensen que están viendo un embu de Aikido". ¿Pero qué significa eso? Creo que significa, por supuesto, seguir cuidadosamente los fundamentos. La búsqueda del taisabaki fundamental de irimi, tenkan y tenshin es la búsqueda de todas las demás técnicas hechas de sus combinaciones. Hay un largo camino por recorrer antes de que las técnicas sean vistas como el flujo de un hermoso río, como si se escuchara a Mozart, o como una pintura que conmueve profundamente al espectador. Pero tal vez sea por eso por lo que la gente sigue recorriendo el camino. 

Las palabras del medallista de oro en snowboard de los Juegos Olímpicos de Invierno, Ayumu Hirano, también me dejaron una profunda impresión. 

"En medio de muchos desafíos, pensé de forma pragmática "hay un 'límite'. 

Mirando constantemente los 'límites', llegué a ver lo que hay más allá de ellos.  Una dura batalla puede ser un 'peso' al principio, pero luego llegas a un punto en el que no sientes el peso, y a medida que progresas, nace la emoción. Eso es lo que pasa cuando te lo tomas en serio".

Aunque los límites de los que él habla y los que yo pienso son diferentes, "ver lo que hay más allá" me da una idea de cómo vivir la vida de acuerdo con el propio camino vital. Sería algo maravilloso permitirle a uno crecer hasta el punto en que el "peso" ya no se sienta pesado. No tengo más que admiración por el hecho de que tenga tal iluminación a una edad tan temprana. 

He superado los 70 años, y sería una mentira decir que mi cuerpo, sobrecargado, no está en declive. Sin embargo, es precisamente porque siento cosas similares a este límite que tengo que acercarme al bello Aikido con el mismo espíritu que he cultivado hasta ahora, y con una madurez que supera el declive de mi cuerpo físico. 

Después de la Guerra, Kisshomaru Segundo Doshu resolvió que "después de haber perdido todo en Japón, levantarse con algo de lo que los japoneses puedan estar orgullosos" y prometió "revivir Japón con el Aikido". De la misma manera, en este difícil estado del mundo, quiero seguir adelante mientras lucho contra la decadencia de mi cuerpo para que el Aikido sea comprendido en estos tiempos cambiantes, y que junto con wago-no-kokoro (nuestros corazones como uno) nos enriquezcamos mutuamente.

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Texto base de traducción

Aikido Tankyu Volume 64 

“In Search of Beautiful Aikido”

Aikido Doshu 

Ueshiba Moriteru

 The Aikikai Foundation is little by little returning to normal life. Unlike before though, instructors are not bustling around the world teaching seminars and attending anniversary events. Even the number of weekend invitations I received for events and seminars has reduced dramatically under the influence of corona virus, to the point where there are almost none. However, it cannot be mistaken that vigor is returning to the Aikido world. 

 While I missed two and a half years of travel and training, I gained time. My lifestyle changed from being on the move to almost always practicing and fulfilling my duties at the Aikido Hombu Dojo. Although it was easy for my body, it is needless to say that my brain was constantly at work. And with that leeway, the time I could devote at home to writing, reading the newspaper, and watching TV increased. 

 I was able to watch last year’s Tokyo Olympic and Paralympic Games, as well as this year’s Beijing Olympic and Paralympic Games like never before. Because of this, I learned about the athletes I had been until then unacquainted with, and I suddenly noticed something because of them. 

 The curtain closed on gymnastics legend Kohei Uchimura’s career, and one of his answers in an interview struck me as the answer one would give for Aikido as well. Mr. Uchimura, who has competed numerous times and left a glowing legacy returned to Japan Gymnastics’ foundations and carefully ran through a head-to-toe beautiful performance. It is a frame of mind that surpasses the wicked mind of doing anything to win.

 According to Mr. Uchimura, a beautiful performance is

“Don’t let them think they’re watching gymnastics. It must be a work of art. I must surpass the bounds of competition and make them think it, as if they were seeing a picture or the flow of a beautiful river. If the reaction is something like that, I think it becomes the real thing. Something is lacking if they watch and only think ‘the technique is cool,’ or, ‘it’s fascinating!’”

 “Don’t let them think they’re watching gymnastics.” If it is changed to Aikido, “Don’t let them think they’re watching an Aikido embu.” But what does that mean? I believe it means of course carefully following the fundamentals. Pursuit of the fundamental taisabaki of irimi, tenkan, and tenshin is the pursuit of all other techniques made of their combinations. There is a long way to go before techniques are seen as the flow of a beautiful river, as if listening to Mozart, or like a painting which deeply moves the viewer. But maybe it is because of this that people keep walking the path. 

 Winter Olympics snowboarding gold medalist Ayumu Hirano’s words also left a deep impression on me. 

“In the midst of many challenges, I thought pragmatically “there is a ‘limit.’ 

By constantly looking at the ‘limits,’ I came to see what lies beyond them.  A tough battle can be a ‘weight’ at first, but then you get to where you cannot feel the weight, and as you progress, excitement is born. That’s what happens when you’re serious about it.”

 While the limits he speaks about and the limits I think about are different, “seeing what lies beyond” gives me a sense of how to live life according to one’s life path. It would be a wonderful thing to allow one to grow to the point where “weight” no longer feels heavy. I have nothing but admiration that he has such enlightenment at a young age. 

 I have passed 70 years old, and it would be a lie to say that my overused body is not in decline. However, it is precisely because I feel things similar to this limit that I have to approach beautiful Aikido with the same spirit I have cultivated until now, and with a maturity that overcomes the decline of my physical body. 

 After the War, Kisshomaru Second Doshu resolved that “after having lost everything in Japan, to stand up with something Japanese people can be proud of” and promised to “revive Japan with Aikido.” In that same way, in this difficult state of the world, I want to press forward while fighting the decline of my body so that Aikido is understood in these changing times, and that together with wago-no-kokoro (our hearts as one) we enrich each other.

domingo, 6 de marzo de 2022

Reflexión - Shu Ha Ri Tamura Sensei


Reflexión . Shu Ha Ri Tamura Sensei

(*Traducción espontánea del editor)






Los conceptos de Shu, Ha, Ri se aplica a todas las técnicas tradicionales...

"En Shu uno sigue escrupulosamente las enseñanzas de su maestro hasta que uno puede reproducir las técnicas exactamente.

Una vez que uno llega a ese nivel uno trata de ver lo que tal y otro cambio implica. Uno deja el molde para continuar estudiando. Eso es Ha.

Finalmente, uno supera las contradicciones y la técnica se vuelve propia. Esta es Ri.

En estos días la gente quiere empezar con Ri (risas). No pueden hacer lo que hace el maestro, así que buscan otro camino. No pueden hacer una cosa y hacen otra. En ese caso, es mejor hacer otra desde el principio. Y si corrijo a la gente, me dicen que no pueden hacerlo, que es imposible. Pero es inútil hacer algo que se pueda hacer fácilmente. ¡Estudiar implica tratar de hacer algo que no puedes hacer! No hay atajo."


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(*Texto original)

The Concepts of Shu, Ha, Ri applies to all traditional techniques...

"In Shu one scrupulously follows the teachings of their master until one can reproduce the techniques exactly.

Once one gets to that level one tries to see what such and such a change implies. One leaves the mould to continue studying. That is Ha.

Finally, one overcomes the contradictions and the technique becomes one’s own. This is Ri.

These days people want to start with Ri (laughs). They cannot do as the master does, so they seek another way. They cannot do one thing so they do another. In that case, it is better to do something else from the beginning. And if I correct people, they tell me that they cannot do it, that it is impossible. But it is useless to do something that you can do easily. Studying implies trying to do something that you cannot do! There is no shortcut."

Fr. Interview with Nobuyoshi Tamura (1933-2010), "The Eagle of Aikido"
8th dan, METU aikido

jueves, 10 de febrero de 2022

Reflexión: Actitud de práctica - T K Chiba Sensei

Reflexión: Actitud de práctica - T K Chiba Sensei

(*Traducción espontánea del editor)



“Cuando falta la actitud de principiante (Shoshin) y la atención a la conducta correcta en el dojo, ensuciamos las aguas puras del aikido con nuestros motivos y agendas distorsionadas. Fíjese en los pequeños detalles de su práctica y permítase fallar. Su ego no querrá que falle, insistirá en verse bien y no quiere parecer fracasado; esto es una trampa, haga lo opuesto de lo que le dice y disfrute de su trabajo en el dojo sin conceptos de éxito o fracaso. La humildad es esencial y todos nosotros debemos rompernos antes de rehacernos, el proceso puede ser fácil o difícil. Reflexione sobre ello”.

T. Chiba Sensei


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(*Texto original)

"Without Shoshin and attention to correct conduct in the dojo, we muddy the pure water of Aikido with our distorted motives and agendas, Watch the smallest details in your practice and allow yourself to fail. Ego will not want you to fail, it insists on looking good and does not want to appear a failure, this is a trap - do the opposite of what it tells you and enjoy all of your efforts in the dojo without concepts of success and failure. Humility is essential and we all must be broken down in order to be rebuilt, this process can be made easy or hard. Reflect." 

T. Chiba Sensei


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