martes, 18 de diciembre de 2012

Entrenamiento de Aikido y la Introspección


Entrenamiento de Aikido y la Introspección

Por Akira Tohei, 8º Dan, Shihan

 Sensei David Halprin, Bogotá D.C. 2006
 

No deberá existir persona alguna quien no quiera buscar su felicidad, al nacer como ser humano. Pero la felicidad no es algo que llega naturalmente, y yo creo que se obtiene a través del esfuerzo humano.

Un sentido de consecución espiritual, logros materiales, la realización de tus propios deseos, y también la sensación de suficiencia cuando se superan las dificultades y las penas, todo esto existe dentro del rango de lo que llamamos felicidad.

¿Qué es la felicidad humana? Es el sentimiento o sensación resultante, el regocijo del corazón luego de un esfuerzo y la devoción que parte de uno mismo. En contraste, si una persona no le dedica demasiado esfuerzo, lo que se obtiene no es la felicidad. Surge un sentimiento de que uno ha sido traicionado o engañado, y de ninguna manera esto se le puede llamar felicidad, es como un dinero obtenido de mala manera y que se gasta rápidamente.

En estos tiempos de actualidad, la tendencia es preferir lo “instantáneo” y las cosas “fáciles” en general. Antiguamente sin embargo, cuando un guerrero iba en camino hacia el campo de guerra, rezaba a la luna nueva, “Que caigan sobre mí las siete maldades y los ocho sufrimientos".

Sobreponerse a estas dificultadas significaba superarse a sí mismo, y luego hacía un juramento para derrotar al enemigo. Este "kokoro" es el propio sentimiento que se requiere de alguien que entrena. Si el "kokoro" de uno no está dedicado lo suficientemente, se torna en un caso de “el hombre que acude a Dios solamente en los momentos de angustia,” y la situación se reduce a aquella de “un hombre ahogándose y sosteniéndose de una pajita".

Hay personas que pueden soñar en hacer una fortuna en un solo golpe sin mucho esfuerzo, y quizás la tendencia de hoy en día indica sentimientos aún más fuertes hacia esto. Sin embargo, tomado desde el punto de vista de entrenamiento o más aún desde el Aikido, un logro a través de un “curso veloz” es imposible.

La introspección está influenciada por los tiempos, por el momento, y por los medios que son reflejados en el propio ser con sentimientos de humildad. Las acciones propias de uno están ligadas a los pensamientos, y aunque sí es posible hacer una reflexión luego de actuar, un examen interno y a consciencia está alineado con gran desarrollo y crecimiento, y es un requisito importante para lograr cualquier cosa. Una persona que haga poca introspección se tornará autocomplaciente, y éste es un factor en su carácter personal que se convertirá en algo más y más insignificante.

Hemos escuchado la frase, “Chicos, sean ambiciosos.” Sin embargo, si la persona sólo toma en consideración la ambición de forma continua, nada podrá lograrse, y perderá interés en el mundo y se sentirá desalentada. Sólo cuando la persona junta el entusiasmo con el esfuerzo verdadero, y sólo si se auto-examina cuidadosamente por dentro, es cuando podrá acercarse a sus aspiraciones más apreciadas.

Hay una diferencia entre la auto-reflexión y ser totalmente pasivo. Tener "kokoro" para la introspección conduce a un desarrollo correcto; este es el mismo principio para cuando uno da un paso atrás o jalar hacia atrás antes de hacer un brinco hacia delante. Un estado de extensión continua hace difícil que uno pueda brincar más allá de donde uno está, pero jalar o inclinarse para atrás reduce la dificultad de poder brincar hacia delante.

Un dojo es un lugar para la disciplina. Se espera que la persona tenga seriedad durante su entrenamiento, ya que si ocurre aunque sea una pequeña negligencia, esto dará lugar a que ocurran posibles accidentes. De regreso a casa desde el dojo, o mientras conversa con los amigos, o una vez que llegue a casa, tómese su tiempo para reflexionar sobre su actitud de "kokoro" o de su comportamiento o conducta, ya este día singular es para labrar camino hacia el desarrollo de mañana.

Si una persona tiene pocas fallas y pocos puntos débiles, sería de ayuda si esa persona no dejara que nada le detenga para que empiece de nuevo e inmediatamente. Hay una creencia de que no existe ningún ser perfecto en el mundo; si todas las cosas se tornaran perfectas entonces ya no estarían en el reino de los seres humanos, y ya no habrá necesidad de entrenar como lo hacemos.

No criticar las fallas del otro ni sus defectos, no jactarse de méritos propios, poder hablar honestamente, y poder sentir la humildad – todo esto da luz al verdadero "kokoro" para la introspección.

Es arrogante pensar que solamente los pensamientos propios de uno son perfectos, y sería mejor no asociarse mucho a aquellos que piensen así.

En las sesiones de Aikido cuando uno piensa que ha aprendido algo por sí sólo, y cambia de pareja varias veces mientras practica, llegará a entender nuevos sentimientos y sensaciones. Esto se aplica tanto para aquellos que han entrenado por muchos años como aquellos que aún son alumnos nuevos.

Es un hecho que si uno entrena, paso a paso se acercará a una existencia completa o a la perfección. Esto no significa que la perfección pueda ser perfeccionada, sólo que esto debe ser la meta de la persona. El sentido de “ser” del ser humano está influenciado por pensamientos y actitudes humanos de "kokoro".

En la antigüedad, la acción precedía la palabra, significando que la persona no se daba publicidad ni siquiera con sentimientos modestos, sino que realizaba sus deberes de forma silenciosa, y esto era considerado como un atributo noble.

Más aún, ésta es la línea principal de entrenamiento. Hoy en día las palabras preceden las acciones, o sea el hablar y la promoción preceden la acción. Lo más inútil es cuando todo es hablar y no hay nada de acción, o ponerle énfasis en hablar y hacer propaganda pero llevar a cabo muy pocas cosas. El Fundador de Aikido entrenó y enseñó en el Hombu dojo hasta justo antes de fallecer, que es considerado sencillamente natural para un Fundador, y de hecho para cualquier persona que recorre el camino de Aiki. En la instrucción de Aikido o la práctica, por supuesto que las explicaciones son valiosas, pero si el único énfasis se coloca en esto, entonces habrá peligro de ver solamente un aspecto limitado de Aikido.

Mente y cuerpo – palabras y acción – uno siempre debe esforzarse a coordinar estos elementos, y yo creo que especialmente los instructores de Aikido deben procurar a poner buenos ejemplos.

Todas las personas poseen "ki" y "kokoro". Como seres humanos, sin embargo, siempre extender estas dos cosas de forma correcta y utilizarlas correctamente son requerimientos para nosotros. En la búsqueda y aspiración a estas dos cosas, nos disciplinamos en el Aikido. Dado a que el Aikido sigue la ideología de la no-disensión, aquellos que estudian el Aikido deben estar conscientes que un "kokoro" en contención y el conflicto en sí son una vergüenza.

En Aikido, en vez de fuerte o débil, el problema se trata de correcto o incorrecto. Desde un "kokoro" correcto y el pensamiento correcto, los movimientos para técnicas correctas vienen naturalmente. Según la doctrina que la mente controla el cuerpo, se razona que el entrenamiento es el camino que conduce a la perfección humana.

Si uno tiene "kokoro" para la introspección, entonces surge una naturaleza cooperativa. Sin ego, sin sentimientos egoístas, y con la armonía resultante, sí es posible progresar hacia la meta de perfección humana.

El egoísmo abarca muchas cosas—la reprimenda parcial de ser fuertemente terco en sus opiniones; sentir que solamente sus propios pensamientos son los correctos y creer que los otros son completamente malvados; poner la culpa de los fracasos propios a otros; la tendencia de castigar a otros en forma de denunciarlos; tenerle aversión a los caminos indirectos e ir directamente a la meta de uno y por lo tanto omitir pasos en el medio que son válidos; la tendencia de no estar satisfecho hasta que los asuntos no estén completamente resueltos; una desconfianza hacia los seres humanos; una debilidad por las palabras del tipo místico y poner el sentimiento antes de la razón. Quizás las personas con fuertes tendencias de esta naturaleza podrían tener una ventaja sobre otras, pero al final los defectos propios de uno mismo—la afirmación del ego propio y la inhabilidad tendenciosa de acomodar a otros—resulta en una herida fatal y todo recae en sus propias acciones. Esta es una regla solemne que siempre debe ser seguida.

Esto no significa que uno debe tener menos sueños a alcanzar, pero parece que es más sabio bajar el nivel de altísimas demandas sicológicas que solo buscan alcanzar la cima de la montaña. A la larga, esto es lo que une la introspección y la felicidad personal aplica tanto a los individuos como a las naciones.

Se podría decir que las búsquedas comerciales son ingeniosas e inteligentes, dependiendo de los métodos usados, pero tal como son diferentes cada ambiente personal, cada estilo de vida, y cada forma de pensar, también son diferentes las razones, capacidades, y aplicaciones prácticas y métodos para alcanzar el “ki”. Pero por el bien de lo que estamos entrenando, por el bien de lo que Nidai Doshu Kisshomaru Ueshiba accedió a través de rutas legítimas después de la muerte del Fundador del Aikido, Morihei Ueshiba, y no vaya a ser que perdamos todo el valor de preservar el verdadero Aikido, ¿no deberíamos perseverar en la búsqueda del Aikido correcto? .

Me acuerdo de las palabras dichas por el Fundador cuando ya tenía bastantes años de vida. Él decía, “aun cuando he llegado a esta edad, todavía no soy perfecto; debo hacer más y más investigación en cosas que las personas jóvenes no conocen.” Yo creo que esto es la máxima dorada, de aquel quien habiendo escogido el camino del entrenamiento, ha pasado por mucha introspección con verdadera humildad.

El camino de entrenamiento y la disciplina es estricto y también largo. Podemos sujetarnos a altas esperanzas si no dejamos de sentirnos satisfechos con pequeñas ambiciones y si no nos detenemos a mitad del camino. Pero un recurso aún mejor es la auto-examinación repetida, que nos permite vivir la vida sin arrepentimientos, consistentes con un estilo de vida correcto y con nuestros roles como aprendiz. Nuestras vidas no se pueden revivir de nuevo. No debemos apurarnos sin ningún propósito ni siquiera por un instante, y debemos ser inquebrantables en el propósito para así no desperdiciar momentos preciosos. En nuestras mentes debe estar muy impreso que despertar “kokoro” para la introspección y redimir nuestra humanidad es algo invalorable para nosotros en el entrenamiento.

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