La Formación del Carácter en
las Artes Marciales
Tomado de:
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El fenómeno de la expansión de las Artes Marciales, es algo que hoy
conocemos bien. En cualquier ciudad del mundo hoy es posible encontrar
gimnasios, escuelas, academias, donde se enseñan estas disciplinas provenientes
fundamentalmente de Oriente.
Si hacemos un repaso por la historia de estas escuelas, nos vamos a dar
cuenta que ellas son algo más que un deporte o que un sistema de defensa
personal.
Originalmente los maestros fundadores de las escuelas de Artes Marciales,
propusieron a través de ellas una educación, una formación del carácter.
¿Qué significa formación del carácter?.
Formación del carácter no significa cambiar el carácter de la gente, sino
mejorarlo. Como muy bien decían los filósofos de la escuela estoica, el
carácter es como una estatua; cada uno tiene la suya y no la puede cambiar por
la del vecino. Lo que sí puede hacer es limpiarla, pulirla, perfeccionarla
hasta convertirla en una bella estatua.
En nuestro concepto actual de educación se nos enseña matemáticas, ciencias
naturales, literatura, informática, etc. Así, nosotros adquirimos unos
conocimientos intelectuales que nos dan un "barniz" de cultura que la
mayor parte de las veces no pasa de ser superficial.
No se nos enseña a cultivar el carácter, no se nos enseña concentración, ni
atención, ni estrategia, ni cómo actuar frente al miedo o frente a los
problemas cotidianos.
Esto hace que psicológicamente seamos más débiles de lo que muchas veces
creemos. Frecuentemente vemos que una persona con carrera universitaria está
igual de desconcertada ante un problema de la vida que otra que apenas sabe
leer y escribir.
Maestros fundadores de escuelas de Artes Marciales como Gichin Funakoshi,
Jigoro Kano, Moriei Ueshiba, So Doshin y otros, buscaron una formación integral
del hombre a través de las Artes Marciales, generando un camino de autocontrol
y conocimiento.
Voy a tratar de poner algunos ejemplos de cómo se puede formar el carácter
en las prácticas de Artes Marciales.
Cuando un principiante llega a una escuela de Artes Marciales, no sabe
hacer casi nada de lo que le piden, pero a través de una disciplina, poco a
poco va desarrollando toda una serie de movimientos y técnicas. Esto le aporta
al carácter humildad (que no es menospreciarse ni sobrevalorarse) y capacidad
de trabajo y nos enseña que la autodisciplina es una gran herramienta, un gran
"poder".
Otro ejemplo clásico son las cosas que suceden en un combate. Por ejemplo,
si uno es indeciso, pierde. Si es precipitado e irreflexivo, acaba estrellando
sus narices en el puño de su adversario. En el combate hay un momento justo
para hacer las cosas y uno debe estar concentrado para aprovechar la
oportunidad.
¿Cuántas veces perdemos en la vida por no desarrollar la autodisciplina?.
¿Cuántas veces la indecisión nos hace perder el tren de los acontecimientos?
¿Cuántas veces perdemos la oportunidad por no estar preparados cuando ésta se
presenta? .
Y así, un sinfín de cosas que hace que las artes marciales se conviertan en
algo que puede darnos un gran aporte para la vida.
Originalmente el combate en las artes marciales se enseñaba para luchar en
campos de batalla, pero cuando aparecen grandes periodos de paz, los maestros
fundadores de escuelas generan un tipo de combate que tiene características
educativas, cognoscitivas, haciendo hincapié en cosas como la cortesía, la
rectitud, la impecabilidad, entrenando a los ciudadanos que iban a aprender a
esas escuelas a enfrentarse a situaciones donde la persona se siente presionada
y les enseñaban a desarrollar esa rara cualidad que llamamos Serenidad, que es
una de las cosas más valiosas que estas artes nos pueden aportar.
Por eso estos grandes maestros, después de 30. 40 o 50 años de práctica,
seguían perfeccionándose, ¿es que no sabrían defenderse ya después de todo ese
tiempo?.
Quizás buscaban el cultivo de esa Serenidad y por eso seguían practicando.
Por eso el maestro Gichin Funakoshi decía: "Lo importante en el
Karate-Do no es la victoria ni la derrota de sus participantes, sino la
formación del carácter"
A todo este proceso, los maestros japoneses le llamaron Budo, o sea, las
Artes Marciales como vía de conocimiento transcendente.
Hoy en día, éste tipo de enfoque se ha perdido. Las Artes Marciales se han
polarizado en artes deportivas o de defensa personal sin ninguna característica
transcendente. Esto ha provocado que ellas hayan ganado en popularidad, pero
hayan perdido en profundidad.
Por eso hoy en día, muchos instructores internacionales ya se están
volviendo a interesar por un proceso que implica un enfoque mucho más profundo
de estas artes. Un proceso que implique que sin perder su marcialidad ni su
capacidad deportiva o de salud (que son facetas inherentes a estas artes),
permita un aprendizaje útil para los hombres y mujeres de nuestro tiempo; que
nos enseñe a responder eficazmente cuando los problemas cotidianos, nuestros
miedos y nuestra inseguridad aparece.
Entonces vuelve a cobrar importancia la formación del carácter. Entonces
estas artes pueden volver a convertirse en un camino transcendente que nos
lleve a ser un poco más fuertes, un poco más buenos, un poco más sabios.