Sobre observación
Por Eduardo A. Cuevas
Para comenzar, necesito su completa atención y
concentración. Es comprensible que no es cosa fácil de realizar, especialmente
si tomamos en cuenta la falta de entrenamiento en relación con esta faceta de
la mente. Sin embargo, espero que esto que juntos vamos a experimentar sea de
suficiente interés como para crear una atmósfera de verdadera comunicación.
La observación va más allá de la acción de
mirar. Un ciego tal vez no podrá ver, pero sí observar.
Esto puede sonar contradictorio –sin embargo no
lo es. Según vayamos adentrando en el real significado de las palabras, dejando
atrás las connotaciones superficiales, -empezaremos a comprender.
Para observar…necesita uno estar en silencio.
El silencio que va más allá de la quietud del
ambiente y del reposo, de nuestro cuerpo;…el silencio de la mente.
Y, ¿cómo lograr esto? ¿Puede la mente –esa
misma que no puede callar ni un solo instante; salvaje, arrogante…destructiva,
-puede esa misma mente estar quieta, tranquila…silente? ¿Puede existir tal
estado de novedad; tal estado de libertad?.
¡Sí! ¡Existe!.
Y es en tal estado de dinamismo que puede uno percibir con claridad todo aquello que ocurre, -alrededor, más allá, y dentro de nuestro ser.
Fíjese que he dicho “dinamismo”. No existe
pasividad en la observación, -todo lo contrario. El silencio en nosotros crea
un estado de consciencia, tan intenso y profundo, que permite la percepción de
aquello nunca concebido antes.
Pero -¿qué es esto tan nuevo; esta libertad de
la mente de la cual se habla? ¿Nuevo a qué? ¿Libre de qué?.
Profundicemos más.
Todos estaremos de acuerdo que el pensamiento
es cúmulo de experiencias pasadas, ya vividas, leídas o escuchadas. Por lo
tanto, todo pensamiento es viejo…y por consecuencia, perteneciente al pasado.
¡Por favor, es importante que se entienda esto!.
Y estoy seguro que también estarán de acuerdo
en que este momento –este inmediato segundo que estamos compartiendo, ¡y el que
le sigue a éste!-es nuevo. Un momento nunca vivido antes.
¿Y díganme si nuestro conflicto y miseria no
tienen su raíz en el hecho de que nos enfrentamos al presente, a lo nuevo, con
lo viejo? A una situación totalmente nueva, nunca vivida antes –con recuerdos
del pasado; con pensamiento.
¿Podrá entonces el pensamiento ser alguna vez
objetivo?.
De aquí que la observación es solo del presente
¿no es así?.
Uno no puede observar el pasado, ni el futuro
–uno siendo un recuerdo y el otro una especulación.
Sólo el presente puede ser observado.
¡Y cuando hablo del presente me refiero a este
mismo instante que estamos viviendo! Al mismo presente que se vuelve pasado en
el momento en que pensamos en el.
Así es que el silencio de la mente solo puede
provenir cuando esta se encuentra libre de pensamientos; ya que solo así se
puede observar el presente, en el presente, y no con el pasado.
Ahora, esto implica un alto grado de
conciencia, ¿no es así?.
Y nuevamente, esta consciencia no puede venir a
través del pensamiento ¿verdad?. Puesto que en el momento en que estamos
pensando en estar conscientes, ¡dejamos de estarlo!.
Por lo mismo, el estar consciente es también
del presente…y el pensamiento del pasado.
Una tarea realmente difícil. No estamos
acostumbrados a ser libres. Estamos demasiados arraigados en el ilusión del
“yo”, “mí”, “mío”.
Sí –ilusión.
Aunque mi intención no es de salirme del tema
central, si deseo mostrar esta ilusión.
Si usted y yo estamos consientes de la ley del
cambio constante, -de ese movimiento molecular y atómico en eterno flujo- por
siempre cambiando…y lo comprendemos.
Por favor, manténganse atento!.
Si usted puede realizar que cada y toda célula
de su cuerpo está en constante movimiento, -creciendo, deteriorando, muriendo;
tomando su lugar una célula totalmente nueva: si puede usted percibir todo
esto; -intente agarrarse de algo a lo que pueda llamar “yo”, “mi”, “mío”! Tome
algo estático –que no esté en cambio- y que puede usted señalar como “yo”,
“mi”, “mío”.
¿No es entonces este “yo” una ilusión?.
¿No pertenece este “yo” a la esfera del
tiempo?.
¿Y no es el tiempo contraparte del pasado y del
futuro? El tiempo no existe en el presente. No puede uno hablar del presente
puesto que sólo estaría hablando del pasado. El presente es; el tiempo no es.
De tal modo que el infinito, -donde el tiempo
no es, es en el presente.
Entonces -¿cuál es la importancia de la
observación?.
Cuando esta uno consciente –total y
constantemente consciente, la percepción se torna tan sensitiva a la realidad
que le rodea, que nuestra acción sobre esta es una de creatividad.
¡Por favor –manténgase atento! ¡Esto es tan
esencial!.
A propósito he usado la palabra “acción” versus
“reacción”. Analícela usted mismo “re-acción”. No es una acción nueva; una
acción libre de interactuar con el presente, -sino un acto reflejando el
pasado. ¡Un acto viejo respondiendo a un momento nuevo!.
¿Y puede uno actuar armoniosamente en el
presente usando el pasado? Pregunto ¿Es lógico hacer esto?.
¿No creará tal contradicción, conflicto y
sufrimiento en nuestro ser? ¿Y no es tan poco conocimiento propio lo que
mantiene a la humanidad entera en tal estado de miseria e infierno?.
Y sin embargo…es esto lo que hacemos.
En nuestra ignorancia multiplicamos nuestro
sufrimiento. Ignoramos la ley de la causa y efecto mientras nos entretenemos
con la ilusión del principio y fin.
Observar es en verdad la tarea para el ser
humano interesado solamente en la realidad. Tiene que haber una comprensión de
las leyes por la cual toda la naturaleza se rige; -y sobre todo lo demás, el
desarrollo de nuestra voluntad sobre las fuerzas estancadoras de la pasividad y
conformismo.
La observación en el salón, como en toda
situación, presente la capacidad de crear –que a su vez implica novedad; lo
nuevo ante lo nuevo – la objetividad máxima…donde la división entre el “yo” y
el “eso” deja de existir.
Donde el observador y el observado son uno.
Y el observar –queridos amigos- es meditar. La meditación no tiene nada que ver con el pasado ni con el futuro; solo con la realidad.
La meditación es en el presente. El pasado no
es realidad, ni lo es el futuro. Solo el presente es real…y lo real es en el
presente.
Y solo estando en el presente podemos ser
creativos…en armonía con la totalidad…y felices. ¡SEAN FELICES!.
(Estos pensamientos surgieron a partir de un
proyecto sobre técnicas de observación que debía presentar ante una reunión de
maestros el miércoles 21 de mayo de 1974, mientras trabajaba como maestro
principal en un Centro para el Cuidado del Niño de la Ciudad de Nueva York).