Entrenando con
la fuerza interior
Por Masaaki Hatsumi Sôke
Tomado del libro Secrets of
the Togakure Ryu Ninpo
Japón, 2011. Foto, cortesía de Alejandro Estrada.
Bujinkan en Colombia, www.ninjutsucolombia.com
Para dominar cualquier forma de arte tanto marcial o como estética, la
práctica diaria y constante es crucial. Para citar un ejemplo, en el mundo del
teatro japonés tradicional Kabuki, los actores representan caracteres femeninos
en escena –en el kabuki los hombres representan todos los papeles, no
participan mujeres- y deben mantener sus maneras femeninas incluso en la vida
diaria, fuera del escenario.
Pero, respecto del entrenamiento constante ¿Cuál es la actitud
apropiada para los artistas marciales?. Buffu-Ikkan.
Asumir la “actitud constante del guerrero
viviente”. Ese es mi único consejo. Naturalmente eso es todo lo que puedo
decir -no importa la forma como me formulen la pregunta-. No se dé por vencido.
¡Siga adelante!.
Desde mis primeros años en el mundo del entrenamiento marcial, mi meta
fue siempre ser verdaderamente bueno. Para lograr esa meta, entrené en las
técnicas físicas tres veces más duro que un estudiante normal. Dediqué tres
veces el esfuerzo mental normal para llegar a una comprensión viva de las artes
marciales. Invertí tres veces la cantidad normal de dinero que la mayoría de
los estudiantes hubieran invertido para obtener la visión profunda que
necesitaba. Entrené fanática y constantemente y me hice fuerte. Así encontré la
fuerza que había buscado. Sin embargo, inesperadamente descubrí una sutil
debilidad en mí.
Busqué rápidamente las raíces de esta suspicaz debilidad. Pero parecía
que nunca conseguía llegar al fondo de la cuestión. Estaba verdaderamente perdido.
No obstante, creía firmemente en la validez de las enseñanzas de la tradición
marcial que sustentan mi arte, así que era seguro que mi entrenamiento
constante me conduciría eventualmente a la iluminación que buscaba. Simplemente
seguía entrenando. Seguía adelante.
Un día un enemigo silencioso e invisible atacó y me encontré luchando
con una enfermedad grave que se había fijado dentro de mi cuerpo. Sabía en mi
corazón que estaba haciendo frente a una situación de supervivencia tan
peligrosa, que el resultado sería literalmente la vida o la muerte. Simplemente
estar de pie y derecho requería una cantidad enorme de energía. Ocasionalmente,
mi visión fallaba totalmente. Durante cinco años luché para recuperar mi salud.
A veces las demandas eran tan fuertes que pensaba que la muerte sería un camino
mucho más fácil que la vida misma.
En las profundidades de ese periodo oscuro, descubrí que mi fuerza
anterior, la energía marcial y viril que trabajé tan duro para cultivar, era de
hecho una fuerza falsa. Esa energía anterior dependía de mi buen estado de
salud. Cuando mi salud comenzó a declinar, mi energía comenzó a desaparecer con
ella. El poder -que en la mayoría de los casos es condicional o temporal- no es
una energía verdadera. Es simplemente la ilusión de la energía.
A pesar de mi condición debilitada, mantuve mi entrenamiento en las
artes del guerrero. Nunca me detuve. Lentamente, comencé a recuperar mi salud.
Lentamente me recuperé de la enfermedad que me ató por cinco años de mi vida.
Mirando atrás, mi periodo de enfermedad y recuperación, me dí cuenta que
siempre había seguido en mi entrenamiento. No importaba cual fuere la
condición, no importaba cuán débil o desganado me sintiera.
De esta experiencia, aprendí el valor del entrenamiento constante,
ajustando los métodos, el paso y el foco para sintonizar mi cuerpo y mi mente, sin
importar el estado de salud mental o física.
Ahora sé que en el entrenamiento constante, hay una serie de etapas de
desarrollo apropiadas para todas las etapas de la vida. Hay una manera
apropiada de entrenar cuando se es joven y vigoroso. Hay una manera apropiada
cuando se incorporan los años avanzados de su vida. Hay una manera apropiada de
entrenar cuando se está enfermo, y hay una forma adecuada de entrenar cuando parece
que ningún tipo de entrenamiento es el adecuado. Incluso, hacer frente a la
muerte en el ocaso de la vida es una forma de entrenamiento; la mayoría de la
gente queda atrapada entre su miedo a la muerte y sus esperanzas de
inmortalidad. Aceptar lo inevitable de la muerte como algo natural en ese
momento es una forma de entrenamiento para el guerrero.
El entrenamiento constante, adaptando la meta a los medios actuales es
la única manera de cultivar la fuerza que supera todas las limitaciones.
Cinco años de lucha con la enfermedad me condujeron a desechar
cualquier preocupación por valores comparativos de lo que otros calificarían
convencionalmente como fuerza versus debilidad, velocidad versus lentitud. En
el esquema más magnífico de las cosas, la última forma de fuerza es un concepto
totalmente relativo. Aprendí el poder de
lo natural y la adaptación de la técnica como una forma más alta de fuerza
que supera la fuerza convencional - la energía física cruda - o aún, del poder
mental, que es tan a menudo la única cosa que se enseña en las escuelas
convencionales de artes marciales.
En el periodo de entrenamiento puede venir un tiempo en que se
encuentren frustrados y disgustados con lo que sienten como su propia
estupidez. No puede hacer las técnicas en su forma correcta. Su entrenamiento
no parece ir de la manera en que desea.
Considero que este periodo de depresión es absolutamente necesario para
su propio crecimiento. El sentido de frustración y de constricción conduce a la
brecha que se necesita para el adelanto. Como una serpiente que lucha para
cambiar su piel de modo que pueda crecer más; el artista marcial debe pasar también
por estas etapas inevitables para poder crecer.
Sin embargo, este periodo de mudanza puede ser peligroso. Debido a la frustración
experimentada por esa barrera actual del entrenamiento - que no importa cuál
sea-, se puede ser una víctima fácil de seducir por el resto de los sistemas
marciales. Ello ocurre porque esas técnicas parecerán repentinamente más
deseables o encantadoras que las del sistema que se sigue.
Así como a un niño siempre le gustan los juguetes de otro niño, es una
debilidad común para los estudiantes de un arte marcial cuando alcanzan un
punto a partir del cual es muy duro seguir, mirar a los otros artes como una
forma de distracción. Cualquier otra cosa parece repentinamente muy buena. Utilice
su compromiso constante para superar esos períodos difíciles. Siga adelante. Por
supuesto, es necesario ser honesto consigo mismo y entender que no todos están
destinados a ser Maestros de este arte. Se debe saber la diferencia entre un
período difícil como parte del proceso de crecimiento, y la lucha sin sentido
por una meta inalcanzable. Si las sensaciones de frustración y constricción
duran por más de diez años, es quizá sabio, reevaluar su compromiso. Después de
todo, quizás este no es el arte marcial para Usted.
Entrene desde el principio con un corazón sincero dirigido por una
motivación apropiada. Es insustancial trabajar en un arte marcial con la mera
intención de juntar tantas técnicas como sea posible. Esta forma de
concentración constante, por supuesto, hace caer la energía disponible para la
observación. El entrenamiento para acumular experiencia sin conocimiento
producirá solamente un erudito marcial; alguien que no es más que un catálogo
andante de técnicas sin un corazón verdadero.