domingo, 23 de marzo de 2014

Mujeres en Aikido (Reportaje)



MUJERES EN AIKIDO (Reportaje)

Por Indra Gandy, New York Aikikai,
Instructora del programa de niños.
Traducción espontánea del Editor

Indra Gandy, autora del reportaje, al lado izquierdo de Yamada sensei

En estos tiempos cambiantes, las mujeres paulatinamente han ganado más acceso a la tecnología y a las oportunidades de programas tradicionales, motivación personal, nuevas necesidades y libertad de escoger, entre otros aspectos. Ahora es común que escojan actividades por fuera del mundo laboral para crecimiento personal. 

Esta elección puede que no esté directamente asociada con la descripción de los trabajos tradicionales, con el desempeño de las mujeres en sus labores de 9 a 5. Algunos pueden denominar estas actividades extra-laborales como lujosas o extravagantes debido al tiempo que muchas de nosotras les dedicamos; sin tener conocimiento de los esfuerzos que hacemos para sobrevivir y para que nuestros ingresos puedan cubrir todas nuestras necesidades. Con esto en mente, estas actividades se han vuelto parte fundamental en la vida de algunas mujeres, y ayudan a su estabilidad y crecimiento dentro de los constantes cambios en nuestro mundo actual. 

L. Albin, Sandan, ha estado practicando Aikido por dieciséis años en el New York Aikikai. Ella comenzó su práctica de Aikido después de escuchar a su ex esposo, quien había entrenado en California. Él hablaba mucho de ello. Después de esto, lo practicó y le gustó.  

La señora Ittensohn, Shodan, de Connecticut, comenzó Aikido después de ver la última clase de un seminario que fue dictado por uno de los Shihan en Northhampton, Massachusetts. “Él era tan poderoso y amedrentador y vistoso en el tatami lanzando hombres grandes por los aires, pero a la vez, después del seminario, se le veía como una persona muy delicada con una niña de más o menos año y medio de edad, hija de uno de los instructores. Él me impresionó mucho”. Ella ha estado practicando por seis años. 

Yo he querido estudiar un arte marcial por mucho tiempo, más que todo con la idea de tener una disciplina física”, dice una joven de grado Nikyu  (el nombre no se revela), dentro del New York Aikikai. Ha estado practicando Aikido por cuatro años “no tenía ni  idea de qué se trataba el Aikido, pero en algún lado escuché que para ello no tenías que ser -un o una- super atleta para poder practicarlo…”.

V. Campos de grado Nidan, ha tenido once años y medio de práctica. Ella practica en el Dojo Zanshin en Buenos Aires, Argentina, “empecé Aikido en una forma bastante tonta, le dije a un amigo mío, quien estudiaba kendo, que yo quería practicar alguna clase de arte marcial pero que no fuera ni karate ni judo ni taekwondo (cómico, pero yo sabía que no me gustarían estas artes marciales en particular). Él me dijo que tal vez yo podría tratar con Aikido, y que allí no muy lejos de dónde yo vivía había un dojo …decidí inscribirme sin siquiera haber observado una clase…entré el tatami y aquí estoy”.  

J. Sekerka, Segundo Dan, con diez años de práctica, tuvo su primera experiencia con Aikido en Japón. “Había escuchado acerca del Aikido de parte de un amigo del bachillerato antes de mudarme al Japón y pensé que esto sería una de las cosas que tendría en cuenta mientras estuviera allí. Terminé enseñando en una escuela de bachillerato llamada “Josal” y un día después de las horas laborales de la escuela me encontré con mi jefe, el Señor Kasuya, (el Director del Departamento de Inglés), quien lucía un hakama. Él era el consejero de la facultad para el Club de Aikido…la siguiente vez que lo ví, le pregunté a mi jefe acerca del Aikido …él me invitó a observar una clase y a conocer el profesor…así que asistí a la siguiente reunión del Club y observé la clase. Ví al profesor haciendo algunas inmovilizaciones bastante dolorosas a los niños…hmnnn…no estaba segura de que esto fuera algo para mí, pero era interesante. Nunca había visto algo igual”. Ella actualmente entrena en el New York Aikikai. 

Muchas lecciones han sido aprendidas y continúan siendo aprendidas por estas extraordinarias mujeres a través del arte del Aikido. 

Estoy seguramente más coordinada debido a las prácticas de Aikido, estoy más fuerte y más confiada físicamente. Siento más confianza interna pero también pienso que ello es producto de un crecimiento personal: he llegado a sentirme más cómoda conmigo misma y más consciente de mis limitaciones personales y límites con los demás” dice una joven de grado Nikyu de New York Aikikai. 

Aikido me ha ayudado más que todo en los negocios y en situaciones de enseñanza” dice V. Campos de Buenos Aires. “Los negocios pueden llegar a ser bastante complicados y estresantes. Pienso que Aikido me ha ayudado a ser más calmada y centrada, sin perder control y sin transmitir mi estado nervioso en algunas ocasiones. Enseñando (en la Universidad) creo que me ha ayudado a neutralizar a aquellos estudiantes que siempre están interrumpiendo en el momento menos indicado…digamos conservando el control de la situación”

La señora Ittensohn dice, “Me ha ayudado a estar más enfocada, a no distraerme con pequeñas cosas. Me ha enseñado que la vida continúa girando. Uno puede ir a través de muchas facetas en la vida que no (siempre) son muy buenas (Tiempos críticos). Para poder sobreponerme a estos nuevos desafíos, para tener más fuerza, el entrenamiento parece poner un espejo frente a mí. Esto me ayuda a encontrar mis fortalezas y debilidades. Tampoco puedo olvidar la forma física tan fantástica, que el Aikido me ha ayudado a lograr;  es un ejercicio total –muy completo- para el cuerpo”.

Aikido ha contribuido positivamente en todos los aspectos de mi vida”; dice J. Sekerka 2do Dan. “Los beneficios físicos son obvios. Mis doctores varias veces se han quedado sorprendidos al escuchar mi edad ya que mi salud es excelente. El dojo era (y es) un sitio donde yo puedo relacionarme con más gente y hacer amistades…Aikido ha sido una de las constantes en mi vida mientras el trabajo, la escuela, las relaciones y todo lo demás, va  cambiado. Esta constante me ha ayudado a obtener y a mantener paz y balance en mi vida y a enfrentar el estrés de la vida cotidiana”. 

Razones para practicar caídas y para animarse a practicar Aikido hay muchas. 

He hecho muchas amistades; en general soy más activa y más tranquila en cuanto se refiere a viajes” dice la señora Albin. Ella también dice que Aikido ayuda a analizar las emociones propias y las de los demás. “Aikido es mucho más suave para el cuerpo que la mayoría de las artes marciales”, dice Ittensohn. “No tienes que ser fuerte ni musculoso para ser bueno en este campo. No es la fuerza del músculo la que tumba a tu pareja al piso; es la técnica”. 

V. Campos dice que “en la comunidad de aikidocas nos cuidamos mucho entre sí, así que ningún principiante es tratado como un estudiante avanzado (hombre o mujer)…es también maravilloso ver que no existe discriminación en la edad en los grupos. Cada quien es tratado de acuerdo con su habilidad natural”.
 
“Lo más importante para recordar acerca del Aikido es que es algo que cambia constantemente. Todo lo que traes al Aikido está constantemente evolucionando y después toda interacción con cualquier pareja de práctica, evolucionará también” dice la señora J. Sekerka del New York Aikikai. Y más o menos “cuando tu práctica alcanza ese estado de frustración –cuando tú estás tratando de resolver algunos detalles finos de las técnicas o posiciones del cuerpo-, entonces tú te enfrentas a algunos hombres practicantes de Aikido quienes deciden que ellos deben guiarte porque ellos creen que éstas pérdida. Muy poco saben ellos, que tú estás trabajando en algo que ya está fácilmente mucho más allá de ellos – porque ellos lo han logrado hasta el momento usando sus músculos-. También, recuerda que Aikido no es una competencia y que la única competencia en Aikido es contigo misma-para mejorar”.

Finalmente, preguntando qué más podemos añadir para animar a futuras practicantes femeninas al maravilloso arte marcial del Aikido, L. Albin añade “es interesante. Las mujeres que entrenan son maravillosas. Tú te vuelves más fuerte. Llorarás menos. Ganarás peso (7-10 kg) pero la mayor parte de ese peso será músculo, y perderás algo de él algunos años más tarde. Tiene algunos efectos emocionales como terapia – por lo menos por el manejo del conflicto- y eso es parte de un proceso continuo de conocimiento de ti misma”.
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Eventos y Actividades