sábado, 30 de junio de 2012

¿Qué es un Hakama y quién lo usa?

¿Qué es un Hakama y quién lo usa?

Por. Mitsugi Saotome Sensei,
Tomado de: "Los Principios del Aikido"
Biblioteca de la Salud, Editorial Kairós, Barcelona


Un hakama es esa pollera-pantalón que algunos aikidokas usan. Es una pieza tradicional de la indumentaria samurái. El dogi estándar usado en Aikido así como también en otras artes marciales como Judo o Karate era originalmente la ropa interior. Su uso es parte de la tradición de (la mayoría de las escuelas de) Aikido.

Los hakama originalmente tenían la intención de proteger las piernas de los jinetes de la maleza, etc.- no diferentes de los zahones de cuero de los cowboys. El cuero era muy difícil de obtener en Japón, así que se usaba ropa gruesa en su lugar. Después de que los samuráis fueron desmontados como clase y se convirtieron en soldados de infantería, persistieron en usar las vestiduras de jinete porque los separaba y los hacía fácilmente identificables.

Existían diferentes estilos de hakama. El tipo usado por los artistas marciales de hoy - con "piernas" - se llama joba hakama, (aproximadamente, cosa para montar en la cual uno se mete). Un hakama que era una especie de pollera tubo - sin piernas - otro, y el tercero era una versión larga del segundo. Éste era utilizado en visitas al Shogun o al Emperador. Medía entre 3,6-4,5 metros de largo y se doblaba varias veces y se ubicaba entre los pies y por detrás del visitante. Esto hacía necesario shikko (caminar de rodillas) para la audiencia y hacía improbable que pudieran ocultar un arma (los sirvientes los usaban). O levantarse rápidamente para hacer un ataque.

En su parte trasera tiene una tabla, en su parte delantera las tablas son cinco, tres del lado izquierdo y dos del lado derecho lo que hace un total de seis tablas. Los cinco pliegues delanteros representan las cinco virtudes, Gotoku, de la sociedad tradicional japonesa, la tabla trasera simboliza que en realidad las cinco son una, que son de un ser humano unificado.

En la parte superior trasera podemos ver un soporte semi-rígido en forma de trapecio que se llama Koshiita con una clavija, Hera, para introducirla entre el Obi, cinturón, dos tiras cortas que nacen en la parte trasera y dos tiras largas de la parte delantera llamadas Himo. En la unión de la parte trasera con la delantera, parte de arriba hay dos ventilaciones laterales llamadas Matadachi.

Los 7 pliegues en el hakama (5 en el frente, 2 en la parte de atrás) tienen el siguiente significado simbólico:

1.  Yuki = Coraje, Valor, Valentía.
2.  Jin = Humanidad, Caridad, Benevolencia.
3.  Gi = Justicia, Rectitud, Integridad.
4.  Rei = Etiqueta, Cortesía (También Significa Reverencia / Rendir Tributo a alguien).
5.  Makoto = Sinceridad, Honestidad, Realidad.
6.  Chugi = Lealtad, Fidelidad, Devoción.
7.  Meiyo = Honor, Crédito, Gloria; También Reputación, Dignidad, Prestigio.

En muchas escuelas sólo los cinturones negros usan hakama, en otras todos lo hacen. En algunos lugares las mujeres pueden empezar a usarlo antes que los hombres (generalmente el pudor femenino es la explicación - recuerde, un gi era originalmente la ropa interior).

O’Sensei era bastante enfático en el hecho de que todos usaran hakama, pero él venía de un tiempo y cultura no demasiado distantes donde el uso del hakama era como el de ropa formal estándar. "La mayoría de los estudiantes eran demasiado pobres para comprar un hakama pero se exigía usar uno. Si no podían conseguirlo de un pariente mayor, tenían que quitarle la funda a un viejo futón, cortarla, teñirla, y dársela a una costurera para convertirla en un hakama.

Sin embargo, puesto que debían usar tintura barata, después de un tiempo el colorido estampado del futón comenzaría a entreverse y la pelusa del futón comenzaría a tratar de escaparse de la tela. "Saito Sensei, acerca del hakama en el dojo de O’Sensei en los viejos tiempos.

"En el Japón de la posguerra muchas cosas eran difíciles de conseguir, incluyendo las telas. A causa de la falta, entrenábamos sin hakama. Tratamos de hacer el hakama de las cortinas que se utilizaban para oscurecer las casas ante los ataques aéreos, pero debido que las cortinas habían estado colgadas en el sol por años, las rodillas se hicieron polvo tan pronto como empezamos a hacer suwariwaza. Estábamos constantemente emparchando esos hakama. Fue bajo esas condiciones que alguien vino con una sugerencia: "¿Por qué simplemente decimos que está bien no usar hakama hasta ser shodan?". Esta idea fue propuesta como una política temporaria para evitar gastos. La idea detrás de aceptar la sugerencia no tenía nada que ver con que el hakama fuera un símbolo de una graduación de dan."
Shigenobu Okumura Sensei, "Aikido Today Magazine" número 41

Cuando yo era uchi deshi (alumno residente en el dojo) de O’Sensei, a todos se les exigía usar hakama para practicar, comenzando con la primera vez que uno se paraba en el tatami. No había restricciones en la clase de hakama que se podía usar entonces, así que el dojo era un lugar muy colorido. Uno veía hakama de todas las clases, todos los colores y calidades, desde el hakama de kendo, pasando por el hakama rayado usado en la danza japonesa, al costoso hakama de seda llamada sendai-hira. Imagino que algunos de los jóvenes que comenzaban se veían entre la espada y la pared por tomar prestado el costoso hakama de su abuelo, el cual se usaba sólo para ocasiones y ceremonias especiales, y deshacer las rodillas en la práctica de suwariwaza. Recuerdo vivamente el día en que olvidé mi hakama. Me estaba preparando para pisar el tatami para la práctica, usando únicamente mi gi, cuando O’Sensei me detuvo. "¿Dónde está su hakama?" reclamó severamente. "¿Qué le hace pensar que pude recibir la instrucción de su maestro usando nada sino su ropa interior? ¿No tiene sentido de la decencia? Obviamente le falta la actitud y la etiqueta necesaria en alguien que persigue el entrenamiento del budo. ¡Vaya a sentarse a un lado y mire la clase!”.

Este fue sólo el primero de muchos regaños que recibí de O’Sensei. Sin embargo, mi ignorancia en esa ocasión inspiró a O’Sensei para sermonear a sus uchi deshi después de clase sobre el significado del hakama. Nos dijo que el hakama era la vestimenta tradicional para los estudiantes de kobudo y preguntó si alguno de nosotros conocía la razón de los siete pliegues en el hakama.

Simbolizan las siete virtudes del budo," dijo O’Sensei. "Son jin (benevolencia), gi (honor o justicia), rei (cortesía y etiqueta), chi (sabiduría, inteligencia), shin (sinceridad), chu (lealtad), y koh (piedad). Encontramos estas cualidades en el distinguido samurái del pasado. El hakama nos inspira a reflexionar sobre la naturaleza del verdadero bushido. Usarlo simboliza tradiciones que nos han llegado de generación en generación. Aikido nace del espíritu del bushido de Japón y en nuestra práctica debemos esforzarnos para pulir las siete virtudes tradicionales”.

Actualmente, la mayoría de los dojos de Aikido no sigue la estricta política de O’Sensei sobre el uso del hakama. Su significado se ha degenerado de un símbolo de virtud tradicional al de un símbolo de yudansha. He viajado a muchos dojos en muchas naciones. En muchos de los lugares donde sólo los yudansha usan hakama, los yudansha han perdido su humildad. Creen que el hakama es un premio para mostrar, como el símbolo visible de su superioridad. Este tipo de actitud hace de la ceremonia de saludo a O’Sensei, con la cual comenzamos y finalizamos cada clase, un objeto de burla de su memoria y arte.

Peor aún, en algunos dojos, a las mujeres de graduación kyu (y sólo las mujeres) se les exige usar hakama, supuestamente para preservar su pudor. Para mí esto es insultante y discriminatorio para las mujeres aikidokas. También es insultante para los hombres aikidokas, por asumir una mentalidad pequeña de su parte que no tiene lugar en el tatami de Aikido. Ver al hakama puesto para tan insignificante uso me entristece. Puede parecer una cuestión trivial para algunas personas, pero recuerdo muy bien la gran importancia que O’Sensei le daba a utilizar el hakama. No puedo desestimar la importancia de esta prenda, y nadie, creo, puede cuestionar el gran valor de las virtudes que simboliza.

El hecho de que en algunas escuelas se les permita usar hakama a todos sin distinción de grados o solo a las mujeres por una supuesta cuestión estética no puede dar lugar a que el practicante solo vea el hakama como una prenda más de vestir o que forma parte del uniforme de práctica y de esta manera ignore el significado espiritual y lo que en la tradición marcial se reconoce como un símbolo del guerrero japonés.

Con el uso del hakama el practicante de Aikido se crea un compromiso de intensa práctica, estudio y difusión del Arte.

Cuando nuestros alumnos están próximos a dar sus exámenes para categoría Dan y por tanto adquirir el derecho a usar el hakama, les recordamos que el hakama y el Obi se ajustan en la cintura abrazando el hara, que es el centro de la energía y los sentimientos del aikidoka.

No debemos permitir que el ego se coloque nuestro hakama, él tiene siempre ambiciones desmedidas, sentimientos mezquinos y de superioridad. A mis alumnos les digo que, también debo mantenerme siempre alerta ante los insistentes ataques de mi ego y que no le permitiré usar mi hakama. En nuestra escuela se tarda aproximadamente entre cuatro y cinco años de práctica continua, para llegar a obtener el derecho a usar el hakama; pero practicando no solamente la técnica, el movimiento, sino todos los valores humanos que enriquecen nuestra vida y la de los semejantes y así, con humildad y perseverancia lo lograremos y el hakama será el reflejo de lo que llevamos en nuestro interior. O´Sensei solía decirles a sus discípulos que el hakama, debía hacer reflexionar sobre la naturaleza del verdadero Bushido y que necesitamos por lo menos diez años de práctica para tener una somera idea de lo que es Aikido.

Siento que el uso del hakama y conocer su significado, ayuda a los estudiantes a estar consientes del espíritu de O’Sensei y mantener su visión viva.

Si permitimos que la importancia del hakama se desvanezca, tal vez comencemos a permitir que las cosas fundamentales al espíritu del Aikido caigan en el olvido también. Si, por otra parte, somos fieles a los deseos de O’Sensei con respecto a nuestra vestimenta de práctica, nuestros espíritus pueden ser más fieles al sueño al cual él dedicó su vida."

sábado, 16 de junio de 2012

Lo espiritual en el Aikido o "haciendo zapatos"


Por Yesid Sierra
Instructor a cargo
Aikido México Kihon Dojo
Tomado de http://kihon-dojo.blogspot.com

Cortesía Howard Yanes


Alguna vez escuché decir a Sugano Sensei que el Aikido era un arte muy espiritual pero que cada quien debía buscar eso por su propia cuenta y con la práctica. Que de eso él no hablaba, entre otras cosas por respeto a las diferentes creencias, religiones y demás. Llevo un buen tiempo yendo al tatami día tras días y encuentro fascinante lo orgánico de este Arte, lo bello, lo efectivo, lo evolucionado. Seguro que si no hubiera “algo más” ya me hubiera cansado. Pienso que ese “algo más” es cierto camino de desarrollo mental, espiritual, personal….o como lo quieran llamar. Pero sin duda el Aikido me da ese “algo más”. Eso que me pone muy, muy feliz, en muchas ocasiones cuando lo hago; eso que de repente me hace caer en cuenta de algo de mi persona; eso que algunas veces me hace sentir muy vulnerable y eso que a veces me hace sentir poderoso…ja ja ja. Siempre lo he dicho, en muchas ocasiones, Aikido es un laboratorio de vida para mí. En el tatami trato de entenderME. Eso es simplemente maravilloso, encontrar la oportunidad de hacer algo con tu cuerpo que ayuda a entenderte como persona.
 
Y aunque sólo quería hacer una pequeña introducción a un texto que me encontré en Internet, ya me extendí mucho. Va el texto tomado de una web de Aiki (http://www.buckscountyaikido.com/aikido-blog.item.48/making-shoes.html). Se llama “Haciendo Zapatos”, se refiere a la espiritualidad y me recuerda lo que un día Sugano Sensei mencionó. Sin más preámbulo.
 
 
 
Haciendo Zapatos

“Alguien me contó una vez que en Francia en la época medieval, si tu querías hacer una especie de viaje espiritual, y tenías suerte, podrías conocer a alguien que quisiera recomendarte a un maestro. Al ir con él, preguntaría: "¿Qué es lo que quieres hacer?".
Tu dirías: "Bueno, yo quiero ser un zapatero." Él respondería: "Hay un zapatero maravilloso en Lyon, quien es alguien muy espiritual. Te voy a enviar a aprender con él. La única regla es que nunca se debe hablar de lo espiritual con él."
Tú trabajas, ayudas y sirves al maestro como aprendiz durante varios años, y llegas a aprender realmente cómo hacer zapatos. Entonces él dice: "Realmente ya sabes cómo hacer un buen calzado. Ahora hay una vacante en una sociedad de Dijon con un hombre muy especial que hace zapatos. Puedo recomendarte a la asociación, pero nunca deberás hablar de lo espiritual con él. Sólo deberás ocuparte de fabricar calzado muy hermoso."
Y así tu vas a Dijon y trabajas durante muchos años, y poco antes de tu muerte, el anciano te dice: "Bueno, pronto el negocio será tuyo. Te has convertido en un excelente zapatero. Ahora, uno de estos días, alguien más joven querrá venir a aprender algo espiritual de ti. “Sólo muéstrale como fabricar zapatos.”

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