Aikido:
El arte marcial más misterioso del Budo
http://aikido-villaconstitucion.weebly.com/el-dojo-y-el-sensei.html
Mientras que el Judo es
conocido en todos los países de la tierra, mientras que el karate y sus
congéneres (tae kwon do, kung fu, vietvodao, Boxeo Thai, Full contact, etc..)
son ampliamente conocidos como el Judo, el arte marcial “Aikido” pasa desapercibido
entre las multitudes de practicantes de artes marciales. No digo que el Aikido
no sea practicado, pero si afirmo que el Aikido no es “comprendido”, no es
“entendido” y es el arte marcial más formidable de todos los tiempos.
Estas son unas palabras
extraídas de la obra de Jay Gluck, “Zen Combat” (Ballantine Books): “Los musculosos policías americanos militares
se mostraron llenos de incredulidad cuando oyeron mí descripción de las proezas
físicas del hombrecillo viejo, así que ascendimos en el ascensor y conduje al
techo plano del edificio donde fue formado un gimnasio, para que pudieran derribarlo.
Pero él, pasando en medio de ellos, siguió su camino riendo.” “...El viejo
hombrecillo era el maestro Ueshiba, de alrededor de 85 años de edad y nos 39
kilos en su cuerpo de 1,47 m. Tiene la barba blanca, rala y sedosa de un
anciano venerable salido de una pintura Ming, y una incesante sonrisa de niño
que es contagiosa. Ellos eran cinco policías militares de los USA, de la CIA.
825ª estacionada en Tokio, que me fueron presentados para una demostración. Su
peso sumado era de más de 455 kilos. Todos habían estudiado judo o karate, y
en varías ejecuciones repetidas del ataque tuvieron la ayuda de media docena de
cinturones negros japoneses de judo y karate y de kendoistas armados con sables
de roble. Nadie tocó al viejo, hasta que él mismo permitió que varios lo
sujetaran colectivamente en la forma que quisieran, y luego escapó de sus
manos, y los derribó a todos simultáneamente. Tomamos películas de gran
velocidad, a 49,5 m. por segundo, e hicimos amplificaciones. Como estaba seguro
que sucedería, las copias no mostraron nada más que un anciano sonriente que se
movía sin preocupación en medio de soldados atacantes que, al parecer, no
tenían noción de la existencia del viejo... indicación que Ueshiba estaba
moviéndose en un plano de tiempo diferente...”.
La interesante y
espectacular obra del escrito Jay Gluck continúa describiendo durante muchas
hojas más, las increíbles facetas del arte Aikido. Yo recomiendo la lectura de
esta obra a todos aquellos amantes verdaderos de las artes marciales.
Pero esta narración al
igual que muchísimas otras de cientos de personas que podrían hablar del gran
maestro Ueshiba nos expresan solamente una etapa final, una suprema habilidad
de un arte y de un hombre que llegó a las más alta expresión de un arte marcial
del auténtico Budo.
He titulado este
artículo el arte marcial más misterioso, porque realmente hay mucho que decir y
explicar detrás del Aikido y de su fundador “O’Sensei Morihei Ueshiba”.
Han pasado 34 años
desde que el Aikido llegó a Occidente, al estado de Hawai. Las primeras
prácticas tuvieron lugar en el verano de 1953 sobre la hierba de un parking del
restaurante Rainbow Garden. Comenzaron con diez estudiantes y el Aikido, al
igual que otras artes marciales, creció rápidamente en la isla de Oahu. Hawai
fue el único lugar del extranjero, es decir fuera de Japón que el gran maestro
se dignó a visitar. Nunca más fue a otro país del mundo a mostrar su arte. Su
hijo y sus discípulos lo hicieron por él.
El Aikido es un
misterioso, secreto, esotérico, “raro”, o diferente arte. Su fundador fue un
hombre muy “diferente” a los demás de su generación. Y su maestro, el maestro
Takeda Sogaku todavía, me atrevo a decir, fue aún más “sorprendente” y “raro”
que el maestro Ueshiba.
Para aquellos que
piensen que exagero no tengo que dar más que algunos ejemplos. Con el maestro
Takeda Sogaku, además de haber estudiado el maestro Ueshiba –fundador del
Aikido-, también estudiaron: Saigo Shiro (cofundador del Kodokan con J. Kano),
Yong Sul Choi (fundador del Hapkido coreano), Doshin So (fundador del Shorinji
Kenpo), Ryuho Okuyama (fundador del Hakkory Ju jutsyu) y aún podría seguir con
una larga lista más de los más famosos artistas marciales que siguieron las
enseñanzas del mismo maestro que tuvo M. Ueshiba.
Pero Ueshiba aunque
siempre siguió a su maestro Takeda Sogaku, aún después de haber fundado el
Aikido, y aún (sic) lo invitó hasta su muerte al dojo de Aikido de Tokio,
realizó unos grandes cambios desde el Aikijujutsu de Takeda hasta su propio
Aikido.
Algunos dicen: “Aikido
es Aikijujutsu sin violencia y con religión.” Hasta cierto punto es real y
hasta cierto punto es completamente falso. El Aikido se compone lógicamente de
una base que Ueshiba heredó de Takeda, y elimina la violencia en las técnicas y
tiene una gran influencia de sentido espiritual y religioso que emana de su
fundador, pero ello no significa tomar una tijeras y “cortar” la técnica del
estilo que acaba con violencia y “pegar” una dosis de “espiritualidad y de
misticismo”. No es así de fácil. Existe una evolución dura, sacrificada, con
compromiso, con estudio, con entrega, con horas de quemar el cuerpo y la mente
en la búsqueda de un ideal de entrega al arte y a la humanidad. El seguir al
líder de la religión Omotokyo (Onisaburo) marcó a Ueshiba. Su compresión del
arte marcial por lo tanto es diferente a la de cualquier otro hombre. Los años
que Ueshiba gasta en su compromiso religioso, fuera correcto o erróneo, le
dejan huella en su corazón y en sus técnicas.
Desde un poderoso arte
de combate antiguo como el arte de la espada, desde el poderoso Aiki ju jutsu,
Ueshiba evoluciona hacia un nuevo arte, hacia su propia técnica, con su propia
filosofía y mensaje. Del antiguo y sofisticado arte de combate del Aiki jujutsu,
compuesto de 2.804 técnicas, al sofisticado arte blando de O’sensei Ueshiba hay
un gran camino que muy pocos conocen, por ello el Aikido de nuestros días no es
aún vivido, sentido y practicado por los hombres.
Si, la historia de Aiki
jujutsu y del Aikido es un misterio, y la historia comienza con las mismas
características que rodean a estos dos estilos. Hacia 1915 Morihei es
presentado, por un periodista –no una presentación oficial, sino casual- al
gran maestro de las artes del Aiki “Takeda Sogaku”. Takeda, de clase alta,
seguía con la tradición de solamente aceptar estudiantes de alto rango. Ricos,
gobernantes, militares, almirantes, dirigentes. Ueshiba era de un nivel social
mucho más bajo. ¿Qué le dijo Ueshiba a Takeda? ¿Qué vio Takeda en aquel hombre,
para aceptarlo y convertirlo en su principal alumno? ¿Qué ocurrió en aquella
posada de Engaru en el año 1915?.
Hoy, muchos Aikidocas,
desconocen la mayoría de secretos, historia, misterios y anécdotas de su arte.
Es una lástima. Otros artistas marciales juzgan a priori al Aikido. Debajo de
los tipos con falda negra hay una de las artes más sofisticadas de la
humanidad.
Pero el gran misterio
del Aikido reside en el corazón. Si el corazón está sucio no se progresa en el
arte. Debe de unirse al movimiento técnico el movimiento del corazón limpio,
del corazón liberado de odios, venganzas, rencillas, egoísmos y malos deseos.
Ello queda expresado en el verso y caligrafía del maestro de Aikido Shirata
Rinjiro: “Aquellos que desean aprender
Aikido, primero deben estudiar su espíritu; si su corazón no es verdadero, El
Camino nunca será alcanzado”.