Violencia
y Narcisismo en el Tatami
Por Renato
Filippin
https://simonechierchini.wordpress.com/2011/10/21/violencia-y-narcisismo-en-el-tatami/
Hace
como unos 15 o 20 años leí un artículo escrito por Ellis Amdur que me ayudó a
no sentirme tan solo con la idea de que en el Aikido existen dos tendencias
peligrosas: Por un lado una cierta inclinación hacia la violencia, y por el
otro una sutil forma de narcisismo
---
Me gustaría repetir
aquí la teoría de Ellis Amdur, con la cual estoy completamente de acuerdo, al
traducir algunos de sus trabajos y agregando algunas de mis reflexiones
personales.
“El
Aikido es un arte marcial que es especialmente adecuado para generar maltrato
físico en el tatami”.
Detengámonos un momento
para observar la práctica diaria del Aikido.
De un uke joven y
principiante, se espera que haga las caídas con elegancia y sin resistencia
cuando es proyectado por un nage de mayor edad o más avanzado que él. Por otro
lado aunque nage sea más avanzado o de mayor edad, se le pide que también
reciba ukemi del más joven, con la idea de enseñarle.
Esto puede hacerse como
una forma más eficiente de preparar a los jóvenes aikidokas para asumir formas
y posiciones adecuadas al ejecutar los movimientos de Aikido. Sin embargo
también se puede hacer algo de resistencia, oposición y bloqueos en las
técnicas.
En Aikido, se espera
que un principiante no pueda resistir a una técnica realizada por un nage más
avanzado; pero si el uke principiante tratar de resistir el movimiento, esto
sería visto como una insolencia.
En otras artes
marciales como el judo, por ejemplo, los dos contendientes tratan de
proyectarse utilizando su propia fuerza, técnica, velocidad y experiencia, y
vence el mejor. A medida que avance con la edad, un viejo judoka alcanza un
cierto nivel de respeto, como un viejo guerrero; esto le da la posibilidad de
descansar en sus propios laureles. Cuando un joven judoka empuja demasiado
fuerte al mayor, el anciano puede darse el lujo de decir: Mira hijo, soy
demasiado viejo para juegos como este…
No
muchos aikidokas cuidan de su rendimiento atlético
En Aikido, sin embargo,
muchas personas desarrollan una visión extraña de su conciencia. Creo que esto
sucede porque en Aikido hay personas que han entendido mal el concepto de Ki el
cual es visto como una fuerza especial, casi mística, superior a la fuerza
humana. Es de suponer que esta es la razón por la cual muchos aikidokas no
cuidan de su rendimiento físico.
En muchos sistemas de
entrenamiento, existe una ideología más o menos declarada, según la cual
después de cierto número de años de práctica, no sólo debe lograrse una mayor
habilidad técnica, a la vez que un tipo de poder paranormal. Este aditamento
permitiría superar la natural perdida de energía producida por los años.
Los practicantes son
conscientes de que las técnicas del Aikido se puede realizar únicamente a
través de la cooperación mutua entre nage y uke. Muchos practicantes avanzados
de Aikido, sin embargo, son arrastrados por la ilusión de que proyectar con
fuerza y elegancia a un compañero (que está cooperando) y pensar que ello lo
califica como un hábil maestro. Por supuesto, se olvidan convenientemente de la
deuda que tienen con uke como socio, el trabajo en el interior de la técnica
que hacen que se vean tan “eficaces”, prefiriendo creer que una perfecta
proyección es gracias y solamente, a su capacidad. Sin embargo, bajo la
superficie, son perfectamente conscientes de la situación de interdependencia
mutua. Sin un socio amistoso, su Aikido seria solo una maniobra vacía o un puro
acto de violencia.
Algunas personas odian
este estado de dependencia y viven con miedo de que se descubra que no son
realmente tan poderosas como ellos pretenden hacer creer a los demás. Cuando
estas personas realizan una técnica, si encuentran resistencia o si uke se
mueve de una manera diferente o con otra lógica, no lo piensan dos veces para
causar graves daños a uke, que, una vez dentro de la dinámica del ukemi, ofrece
su cuerpo por completo a la acción de nage.
En este momento vemos
la violencia que acecha en el interior de muchos aikidokas. Basta con mirar a
uno de los muchos Embukai en YouTube: por lo general nage proyecta al uke sobre
la colchoneta con la máxima fuerza y velocidad y cuándo este se encuentra en la
posición más débil. *Nota: Esta posición débil la ofrece uke de manera
voluntaria para dar a su compañero la oportunidad de estudiar; o sea que es un
instrumento de trabajo. En las técnicas de Aikido, uke pone su propio cuerpo a
disposición de nage.
La enorme ambición de
poder y dominación sobre el otro, hace caer a muchos maestros de Aikido, en la
trampa del narcisismo. Me pregunto, ¿cómo es posible que un maestro de Aikido
desarrolle una apariencia de “marionetas marcial”?. Algunos de estos “maestros”
no tienen el valor de practicar ni por un minuto en otras de las artes
marciales de combate…
El
verdadero espíritu del Aikido
Estos individuos crean
gran negatividad alrededor del Aikido, que luego cae sobre el arte que tanto amamos.
Gracias a estas personas, los practicantes de otras disciplinas, están
convencidos de que los aikidokas practican aikido porque no son capaces de
hacer nada más, o peor aún, que no saben hacer nada.
Por otro lado, estos seudo-profesionales de Aikido están tan
lleno de complejos de inferioridad que recurrirían a la cirugía plástica para
parecer más jóvenes, más fuertes, más japoneses, y apenas suben al tatami, se
sirven de la hakama para ocultar su verdadero ego. No es raro que estas
personas hagan una carrera con el curso de los años, llegando a convertirse
inicialmente en responsables de un dojo, y posteriormente escalen a un rango
técnico y administrativo en su “propia asociación”, amplificando aún más, a
causa de la “responsabilidad,” su narcisismo que se manifiesta, como ya he
dicho antes, en violencia sobre el tatami hacia sus estudiantes.
Conclusión
personal
Un practicante de
Aikido hace bien al preguntarse, si el maestro en el dojo donde practica, es un
verdadero maestro de Aikido o si tan sólo es un títere marcial. También hace
muy bien el preguntarse si realmente lo que el profesor dice, también lo vive
en la vida cotidiana, o si aquello que de vez en cuando deja ver, es lo que
realmente no quiere que los demás vean. A los padres de familia les recomiendo
informarse muy bien para evitar que sus hijos terminen en las manos de ciertos
individuos.