El Yumi, el estilizado y poderoso arco japonés
Tomado de:
https://otakusenvenezuela.wordpress.com/2015/07/02/
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Para un país de milenarias tradiciones como Japón pocas cosas probablemente le son ajenas, y una de ellas sin duda son las armas, algunas de las cuales son tan únicas como el país mismo. Cuando hablamos de armas japonesas para muchos solo nos vendría a la cabeza una cosa: la Katana, la espada legendaria del samurái, sin embargo esta famosa espada nipona que tan famosos y legendarios ha hecho a los guerreros que la usaron en el Japón medieval, los Samuráis, no era ni de lejos la única arma utilizada por estos, de hecho al comienzo de la historia de los guerreros samurái, la katana ni siquiera era su arma principal, la verdadera arma de un soldado samurái de élite era su arco, conocido como Yumi.
Por su puesto que actualmente cuando se menciona la palabra samurái lo que primero que sale a relucir es su espada sin la cual para muchos no sería un samurái, pero no fue sino hasta que en Japón reinó cierta paz y estabilidad luego de siglos de guerras entre clanes, que la espada Katana adquirió el nivel de importancia y protagonismo que la cultura popular le ha dado en tiempos más recientes, antes sin embargo durante el medioevo en Japón y cuando los samuráis tenían el estatus de guerreros de origen y formación militar, su arma de reglamento, por llamarla de alguna forma, era el arco y aunque con el correr de los años fue opacado por la espada la verdad es que un guerrero samurái durante la edad media en el Japón feudal no era nada sino contaba con el poderoso y confiable Yumi, de cuyo manejo era un maestro.
Pero antes de hablar del Yumi, lo primero que sería importante señalar es lo que es un arco. Si se busca en un diccionario lo que se definiría de manera literal como el arma llamada “Arco” sería:
“Arma formada por una vara flexible cuyos extremos se hallan unidos por una cuerda muy tirante, y que sirve para lanzar flechas”
A lo largo de la historia el arma llamada Arco fue perfeccionada, diversificada o personalizada según las diversas técnicas desarrolladas por las civilizaciones que la adoptaron tanto como arma para la caza como arma para la guerra, de hecho su función como arma de guerra fue lo que le confirió la gran versatilidad que permitió que a lo largo de la historia fueran desarrollados al menos una decena de tipos diferentes de arcos y se desarrollaran además variaciones de un arma basada en el concepto del arco (las ballestas). Hay 2 tipos de arcos, lo llamados monolíticos o el que está formado por una única pieza de madera o de otro material (un ejemplo de un arco monolítico es el arco largo o “Longbow” inglés) y los llamados compuestos, aquellos formados por varias capas de diferentes materiales (ejemplo de arco compuesto: el arco Mongol).
En Asia el arco fue una de las armas más populares y usadas en la antigüedad, famosos entre los arcos asiáticos son los arcos hunos, mongoles, coreanos y por su puesto el arco japonés o Yumi.
El empleo del Yumi es muy anterior al de la katana y fue precisamente por su uso a caballo, donde el samurái empezó a forjar su leyenda de gran guerrero. Disparar flechas al galope es una maniobra muy complicada que se ve seriamente afectada tanto por la morfología del caballo como por el diseño de la armadura. Estos dos elementos condicionaron notablemente tanto el diseño del arco como la dinámica de tiro, haciendo que el estilo japonés, pese a no ser el más efectivo, sea el de mayor belleza plástica y el que más destreza requiere en cuanto a su uso en arquería montada.
El Yumi, fue un arma de uso exclusivo de los samuráis por siglos, pero fue hacia el año 860 d.C., que se pudo apreciar la mayoría de las características de los samuráis clásicos: jinetes a caballo diestros en el uso del arco, además del empleo de espadas de hoja curva o katana, lo que hay que resaltar de lo anterior es que el antiguo esquema de guerra japonés dotaba a los samuráis de diversas funciones según el arma en el campo de batalla, los samuráis inicialmente se destacaban como caballería, no como infantería, ellos se movían a caballo y atacaban no con sus katanas sino con sus arcos y eran absolutamente letales en este papel, solo cuando llegaba el momento de la lucha cuerpo a cuerpo que podía ser si uno o ambos samuráis perdían su montura o se bajaban de ella voluntariamente era cuando desenfundaban sus espadas.
Eran los guerreros samurái a caballo los que gozaban de la total confianza del Emperador y se encargaban de la seguridad de las ciudades, así como de sofocar las revueltas que sucediesen. Durante el siglo IX Japón sufrió un grave declive económico a consecuencia de plagas y diversas hambrunas, esto motivó que a principios del siglo X se produjeran numerosos disturbios, desórdenes y rebeliones debido a la situación que se vivía, esto obligó al gobierno a tomar la decisión de conceder amplios poderes a los gobernadores locales para reclutar tropas y actuar contra las crecientes rebeliones conforme a lo que creyeran conveniente, es durante este periodo que se documenta por primera vez la palabra “samurái” (aquellos que sirven) en un contexto meramente militar, los samuráis de hecho fueron en el comienzo los soldados de los ejércitos privados que todos y cada uno de estos señores feudales o daimyō crearon, eran sencillamente una poderosa élite militar.
Durante el siglo XII en Japón se sucedieron numerosos conflictos entre clanes y sus daimyō los cuales se solían resolver en el campo de batalla donde la caballería samurái y los Yumi tuvieron un enorme impacto, en la mayor parte de la historia de los samuráis, el arco japonés fue el arma preferida y sólo se solía recurrir a la espada al descender del caballo y entablar combate cuerpo a cuerpo. Los samuráis solían ser expertos en el “kyūba no michi” (camino del arco y el caballo).
La manufactura de un Yumi
El arco japonés clásico y tradicional está hecho esencialmente de bambú o take, de dos tiras de bambú específicamente, el método tradicional especifica que la calidad del bambú utilizado para un arco Yumi debe ser excepcional, este debe estar seco y para ello se cosechan los mejores árboles durante el invierno, para cada arco se usa un árbol de bambú “kara take”, pero este debe cumplir con unas determinadas características: primero el bambú no debe tener ninguna grieta y la distancia entre los nudos debe ser específica, usualmente esta distancia se determina gracias al uso uso de una plantilla, posteriormente el tronco de bambú elegido es cortado en listones (4 generalmente) y puesto a secar en un ahumadero por un período de 6 meses, pasado este tiempo los listones ya estarían listos para ser trabajados por el artesano.
Se usan 2 o 3 piezas diferentes de madera de bambú para formar el cuerpo del arco, se engrasan y dejan secar al sol durante dos semanas (proceso sujeto a las inclemencias del tiempo), pasan por el fuego de un horno de carbón para limpiarlas y ayudar a deshacerse los aceites, en vista de que cada pieza es diferente el artesano debe decidir el grosor de las mismas para lograr el nivel de flexibilidad que él desea que cada arco posea, fracciones de milímetros pueden influir en la flexibilidad y lleva años comprender como se comporta y se mueve la madera, una vez las piezas tienen el grosor que el artesano quiere se pegan, seguidamente las piezas pegadas que conformarán el cuerpo del arco son atadas en modo entrecruzado con una cuerda entrenzada; esta mantiene las piezas juntas y son la clave para que se logre la curvatura del arco, antes de que seque el pegamento, se introducen entre la cuerda y el arco pequeñas piezas de bambú que se utilizarán para mantener la posición del arco una vez se empiece a doblar, primero suavemente para ir luego doblando un poco más y que el cuerpo del arco adquiera una curvatura que irá aumentando paulatinamente hasta llegar a la curva perfecta según el criterio del artesano.
una vez adquirida dicha curva, se lo pone sobre un bastidor especial para ser encordado (o sea, para que se le coloque la cuerda); originalmente la cuerda o “Tsuru” del arco, parte fundamental del arma, estaba fabricada con fibra vegetal, por lo general de cáñamo, y estaba recubierta de cera natural para aumentar su resistencia y para hacerla más lisa, también a la cuerda se la cubría con una mezcla de resina de pino y aceite llamada “kusune” esto era para fortalecerla. La tensión que producía era máxima y eso hacía que en ocasiones fuese necesaria la ayuda de varios hombres para encordar el arco, hoy en día la cuerda natural ha sido sustituida por un cable de acero o de kevlar que duran el doble o más que la cuerda natural, por cierto que la cuerda solo se cambia o sustituye cuando se rompe, nunca antes pues de hacerlo esto puede afectar el nivel natural de curva del arco y su posterior rendimiento.
Un buen arco debe poseer un buen equilibrio, tiene que haber un buen equilibrio entre el brazo o pala superior y el inferior, si este no es el caso no se le consideraría un buen arco, vale decir que NO hay 2 arcos iguales y es costumbre entre los maestros artesanos darles a sus arcos un nombre que los distinga de otros arcos hechos por colegas o rivales, este nombre en el caso de artesanos reconocidos incrementa y mucho el valor de la pieza.
El arco Yumi, es un arco compuesto laminado, y de una gran longitud (2,15 a 2,45 metros) posee una acentuada asimetría debido a que la parte superior del arco es más larga que la inferior. La sección donde se empuña el arco queda, aproximadamente, en la unión del primer tercio inferior con los 2 tercios superiores. El clásico Yumi es un arco elaborado con 2 láminas de bambú exteriores, de estas láminas externas una cubre la cara posterior del arco y la otra la anterior llamada vientre. Entre ambas láminas, va una capa de láminas cuadradas de bambú de un cuarto de pulgada dispuestas en sentido perpendicular y reforzadas por madera dura en los extremos.
Los Yumi japoneses se dividen en 2 tipos: arcos largos (daikyu) y arcos cortos (hankyu), estos últimos usados en la práctica del kyūdō (el tiro con arco japonés). Los arcos utilizados en la época medieval podían variar según la distancia al objetivo, los arcos daikyu al ser los arcos más largos y pesados solían utilizarse para tiros a distancia en tanto los hankyu más cortos y livianos se usaban para tiros más cercanos, eran estos los que se usaban para la arquería montada en batalla.
Lamentablemente hoy en día quedan cada vez menos maestros artesanos de los Yumi (yumishi) en Japón, esto es debido a que ya no se consiguen en las nuevas generaciones de jóvenes el interés necesario para seguir manufacturando los arcos yumi a la usanza tradicional, las nuevas tecnologías y materiales modernos poco a poco están haciendo a un lado la técnica, los materiales naturales y los conocimientos tradicionales del antiguo arte de la fabricación de arcos. Esperemos sin embargo que la tradición no termine muriendo con los últimos yumishi que aún sobreviven en el Japón actual.
El uso del Yumi
El arco tenía que ser levantado a la altura de la cabeza del jinete para poder disparar adecuadamente. La práctica del caballo y el arco dieron lugar al “yabusame” una demostración ritual del arte de la arquería montada japonesa, y la cual es practicada hasta nuestros días. La técnica del uso del arco a caballo necesitaba de mucha práctica, ya que sólo se podía disparar por el lado izquierdo del jinete y se contaba con un ángulo de disparo de 45º. Esto se complicaba en mayor medida si el jinete portaba una armadura, vale mencionar que el samurái debía ser capaz no solo de disparar a pleno galope sino de mantener el equilibrio y la concentración a la vez de ser capaz de controlar al caballo solo con sus piernas.
Cuando el samurái hacía uso del Yumi ya en tierra la técnica para hacerlo era tan estudiada y concienzuda como la de hacerlo a caballo, si se encontraban a distancia del enemigo la formación de arqueros disparaban sus arcos acuclillados o de pie siempre en filas paralelas una detrás de otra; cuando avanzaban hacia el enemigo lo hacían de la misma manera pero alternándose, mientras una fila disparaba la otra recargaba, esto garantizaba que la lluvia de flechas fuera casi interrumpida mientras la formación de arqueros avanzaba más y más hacia sus contrincantes, solo cuando estaban a muy corta distancia o cuando se les acababan las flechas, en el combate cuerpo a cuerpo, usaban el arco a modo de lanza y cargaban contra el enemigo, el arco podía ser usado como un arma aún sin sus flechas.
Con la introducción de las armas de fuego en el siglo XVI el arco perdió su relevancia en el campo de batalla, pero esto por su puesto no significó el final de los samuráis o de su uso del Yumi, el arco japonés siguió siendo empleado a nivel competitivo lo que representó una forma de que los samuráis conservaran sus conocimientos sobre el arte de la arquería con Yumi, quizás las competencias más arduas eran aquellas en las que los arqueros además de dar en el blanco debían competir sin decaer por al menos 24 horas, esto lo que procuraba en los arqueros era el demostrar una gran disciplina y fuerza mental.
El advenimiento del budismo en Japón durante el siglo XII trajo al país sus enseñanzas acerca de la importancia de la concentración a la vez que ofreció un modo de comprender la vida y no temer a la muerte, no fue de extrañar que los samuráis se sintiesen muy atraídos a esta religión y su filosofía, sería inspirándose en las enseñanzas del budismo que la arquería con Yumi tendría una suerte de revelación más allá del campo de batalla, esta revelación sería materializada por el llamado “Kyūdō”, que literalmente significa “camino del arco”, no es más que el arte japonés de la arquería.
En su forma más pura, el kyūdō es practicado como un arte marcial y busca el desarrollo moral y espiritual del individuo. Muchos arqueros lo ven como deporte, pero la meta que los más devotos practicantes esperan alcanzar es “seisha seichu”, (tiro correcto es golpe correcto); lo deseado es la acción única de expansión (“nobiai”) que resulta en un tiro liberado naturalmente. El kyūdō se trata de concentrarse en sí mismo, en tus movimientos y no en el deseo de alcanzar el objetivo e impactar en él, esta es la filosofía de la escuela “Dosha” arquería de templo, dicha filosofía ha dejado a un lado la utilidad por un enfoque espiritual del arte del arquería. Cuando el espíritu y el balance del tiro son correctos, el resultado es que la flecha llega al blanco, el punto es dar en el blanco sin desearlo, pues si en caso contrario solo se piensa en acertar el resultado final siempre será el errar al objetivo, abandonarse a sí mismo completamente en el tiro es el fin espiritual. A este respecto, muchos practicantes creen que la competitividad, la examinación y cualquier oportunidad que coloque al arquero en esta situación es importante; por el contrario, hay otros que evitan las competencias y examinaciones de cualquier clase.
En el kyūdō a diferencia de otras modalidades de arquería nipona como la “Hosha” arquería a pie militar o la “Kisha” arquería montada y ceremonial, no se oyen gritos de guerra por parte de los practicantes al ejecutar sus disparos, lo que se percibe cuando se practica o se presencia el kyūdō es un aire de absoluta serenidad; esta modalidad de la arquería japonesa a diferencia de las demás es practicada tanto por hombres como por mujeres, incluidos ancianos, al menos la mitad de los practicantes en la actualidad en Japón son mujeres, no es de extrañar por tanto que algunos de los mejores arqueros en el kyūdō sean mujeres precisamente.
En vista de que el kyūdō estándar se suele practicar en un campo de 28 metros de largo no tiene necesidad de usar arcos grandes y pesados como los daikyu, en su lugar el arco utilizado en el kyūdō es el hankyu o Yumi corto, la razón de esto es que no se trata de una demostración de fuerza sino una prueba de precisión y control.
El arco hankyu mide poco más de 1,50 mts de largo, es por tanto considerablemente pequeño si se compara con el daikyu que puede alcanzar hasta los 2,45 mts, además los yumi hankyu poseen una estructura diferente que la de los arcos largos. El hankyu es más delgado que el daikyu y su cuerda está unida a la parte del arco que está doblada, mientras que la cuerda en el arco largo está unida al lado opuesto de la curva. El agarre del arco hankyu se encuentra casi en el centro, un poco más bajo del centro, dicho agarre está cubierto por cuero.
Cabe mencionar que los más devotos arqueros de Kyūdō tratan al yumi con profundo respeto, como piezas de gran poder, se le enseña al alumno el dicho que reza que el yumi, tiene dentro de él a parte del alma de la persona que lo hizo. Un estudiante de Kyūdō nunca lo pisará mientras este sobre el suelo (es considerado irrespetuoso), y por supuesto tratarán al yumi como desearían ser tratados ellos mismos (por ejemplo manteniéndolos lejos del calor excesivo o frío, resguardados del exceso de humedad o sequedad y será sostenido erguido). También es considerado irreverente tocar el yumi de otra persona sin su permiso; el yumishi (fabricante de yumi) Kanjuro Shibata afirmaba que tocar un arco ajeno sin el permiso de su dueño era como tocar al cónyuge de otra persona.
Se dice que muchos de los practicantes del Kyūdō solo alcanzan la perfección en la disciplina a muy avanzada edad, entre los 90 e incluso los 100 años de edad (algo factible considerando la gran longevidad que muchos japoneses alcanzan en su vida), eso da una idea del nivel de perfección que la práctica debe conferir a los practicantes más devotos.
Lo que destaca del yumi además de su gran tamaño y curvatura es la técnica empleada para usarlo, el modo de tensarlo y sostenerlo para disparar, a la cuerda del yumi se la tensa con el pulgar y la posición natural de la flecha cuando el arco es tensado para disparar es a la altura de la oreja o incluso más atrás de la oreja, además la forma como se coloca la flecha en el yumi (que por cierto son bastante largas, acorde al tamaño del arco), es diferente al de otros tipos de arco, la flecha se sostiene y pasa al ser disparada sobre el pulgar, este efecto es debido a como la cuerda regresa a su posición de descanso tras el disparo, esta sale por el lado exterior del arco, dicha particularidad tiene como resultado la estabilización de la flecha, además de dispararla con más precisión, esta técnica logra que a diferencia de otros tipos de arcos, como los ingleses, las flechas del yumi no varíen su curso mientras vuelan sino que se mantengan rectas hasta alcanzar el blanco.
La flecha o “Ya” eran tradicionalmente hechas de bambú, emplumadas con 3 plumas ya fuesen de águila o de halcón. Actualmente muchas siguen siendo hechas con bambú hoy en día (aunque hay excepciones) y las plumas son en la actualidad obtenidas de especies que no están amenazadas, como pavos, cisnes o gansos. Cada “ya” tiene un género (las “ya” masculinas se llaman “haya”; las “ya” femeninas son “otoya”); las plumas de las flechas son creadas de los lados alternos del ave, dichas plumas, como ocurre en otras culturas, servían para dar estabilidad durante el vuelo y para ello le impriman un giro que podía ser tanto de derecha a izquierda como de izquierda a derecha, las “hayaya” giran conforme a las manecillas del reloj y las “otoya” del lado contrario. La “haya” es la primera en ser tirada.
El fabricante de flechas (YA-HAKI) también ofrecía una amplia variedad de “Ya”, cuyos vástagos de junco eran de longitudes variables y desde luego muy largos, dada la gran apertura que permiten los arcos Yumi. Los emplumados son bastante largos, en consonancia con el resto de la flecha.
La variedad de puntas de las flecha o “Ya” es amplísima de acuerdo con su función específica. Por ejemplo, para practicar contra un objetivo, era frecuente que se usaran puntas de madera en forma de pera, a fin de proteger las más costosas puntas metálicas. Otras interesantes puntas de flecha eran las silbadoras, supuestamente derivadas de modelos chinos, consiste en una recamara hueca agujereada convenientemente para que al volar la flecha, el aire que circulaba por ella produjese un silbido. Esto las hacía idóneas para las señales acústicas. Con ciertas modificaciones también podían usarse como flechas incendiarias.
El acero templado con una gran calidad era el principal material empleado para las puntas de flecha, las cuales podemos dividir en base a su forma de la siguiente manera:
– Yanagui Ba, o de hoja de sauce
– Togari Ya, o puntiaguda
– Karimata, o bifurcada
– Watakushi, desgarradora.
Los ejemplares de puntas conservados, dan una idea general de la gran variedad de puntas existentes, cada una de las cuales estaba pensada para una finalidad muy concreta dentro del altamente especializado mundo del Japón feudal.
El yumi el arma del samurái por excelencia, pese a ser desplazado por las ramas de fuego en el campo de batalla y opacado por la formidable katana aún es considerado una de las armas más singulares de Japón, igual o superior a otros arcos históricos el Yumi aún conserva mucho del misticismo que lo hizo ser el arma reverenciada que fue y que aún es, su vigencia no solo prevaleció a lo largo de los siglos sino que aún prevalece en la actualidad como un símbolo de poder, control, equilibrio y elegancia. El yumi, el estilizado y poderoso arco japonés.